Migración
“Lo dejé todo y me fui”: los impactantes relatos de los colombianos que decidieron irse del país; estas fueron sus razones
Miles de colombianos han tomado la decisión de empacar sus maletas y emprender una vida nueva en el exterior. La cifra es tema de debate nacional, pero las historias de todos muestran lo mismo: el deseo de buscar oportunidades que el país no ofrece.
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“Me sentía sola, pero aprendí a valerme por mí misma”
Darling Coy, Nueva York, Estados Unidos

“Apenas me gradué del colegio, mi abuelo paterno me ofreció la posibilidad de irme a vivir a Estados Unidos y así poder obtener la nacionalidad. Debo reconocer que el inicio fue muy difícil, no tengo una buena relación con mi papá y, por ende, tampoco con su familia, por lo que estar sola con ellos, muy lejos de mi mamá con tan solo 17 años, fue muy duro. Lloraba a diario y me sentía muy sola. Inmediatamente, me puse a trabajar, porque vivir en Nueva York no es económico y no podía quedarme sentada sin hacer nada. A eso se le sumó que no manejaba muy bien el idioma, solo sabía lo poco que había aprendido en el colegio; entonces, hacer amigos y socializar fue otro reto.
Sin embargo, esa experiencia me convirtió en la mujer que soy ahora. Sí, me sentía sola, pero también aprendí a valerme por mí misma. Aprendí a trabajar, a ganarme las cosas y también a hablar inglés. Ha sido una experiencia enriquecedora que, además, me generó el beneficio de obtener la nacionalidad de manera sencilla y abrirme a un mundo de ideas completamente nuevo.
En este momento estoy estudiando en una universidad pública aquí en Nueva York, tengo una pareja estable y algunos ahorros que me servirán si decido volver a Colombia. Por el momento no tengo planes de regresar sino hasta terminar mi carrera, y aun así siento que primero exploraré aquí más oportunidades laborales una vez tenga el título. Sin embargo, no descarto volver, pues hay momentos en los que el llamado de la familia es más fuerte”.
“No volvería a vivir en Colombia jamás”
Lina González, Atlanta, Estados Unidos

“Me fui de mi país porque lo que veía en mi universidad y en mi hogar era que no iba a poder progresar para poder conseguir mis objetivos. Tuve muchos compañeros que lograron graduarse de la ingeniería, pero no conseguían trabajo y cualquier oportunidad era por palanca o por haber estado en una universidad de élite. Todo eso hizo que no tuviera motivación para seguir estudiando, por lo que tuve la posibilidad de irme y sabía que tocaba trabajar de lo que fuera, más sabiendo que me fui de manera ilegal, pero podría tener las posibilidades de acceder a muchas cosas que en Colombia no.
En cuanto a mi experiencia en Estados Unidos, siento que ha sido un caso especial y que a no todo el mundo le pasa. Aquí ven tus ganas de trabajar más que un título o que sepas hacer, no te piden mucho para trabajar, sino que te enseñan. Entonces, me ha ido muy bien, porque la persona que venga con la mentalidad de triunfar lo va a lograr, porque hay muchas oportunidades sin importar mi estatus en el país. Además, hay muchas cosas que en Colombia son lujo y acá son necesidad, como un carro o un buen teléfono.
Y en cuanto a volver, sinceramente, no tengo pensado regresar a Colombia, ¡ni porque me paguen! De pronto a pasear, a conocer lo que no alcancé, a estar con mi familia, pero a vivir no. Espero que Dios me lo permita y me escuche, pero en la medida de lo posible, no volvería a vivir en Colombia jamás”.
“Volver siempre está en las posibilidades”
Manuel Segura, Sídney, Australia

“Me fui del país porque tenía el proyecto de estudiar, de poder seguir formándome profesionalmente y en Colombia es un poco costoso, y si bien en Australia también, tengo la ventaja de que mientras estudio también puedo trabajar. Entonces, además de poder pagar mis estudios, puedo solventar mis gastos personales, esto por la calidad de los ingresos.
Para ser sincero, me ha ido muy bien en Australia, me demoré más o menos un mes en conseguir trabajo, donde si bien hay mucha gente buscando, lo logré y estoy en eso. Además, aquí no es solo tener un empleo, sino es más bien por ratos porque trabajo por horas. Entonces, esto me permite trabajar más horas, sumado a que desde la pandemia se le permite trabajar a los estudiantes en jornada completa, por lo que puedo hacer más dinero. La calidad de vida es muy distinta, las casas son más grandes, los carriles son más amplios y, en general, me ha gustado mucho este país, que me ha recibido muy bien.
La verdad, en este momento no pienso regresar a Colombia, de pronto en unos años sí. Pero ahora pienso perfeccionar el inglés, ingresar a una universidad y hacer una carrera profesional acá, que la puedo usar en este y en diferentes países si no puedo regresar a mi país o quiero emigrar a otro. Por ahora no pienso en regresar, de pronto en unos añitos, pero volver siempre está en las posibilidades en algún momento”.“esa experiencia me convirtió en la mujer que soy ahora. Sí, me sentía sola, pero también aprendí a valerme por mí misma. Aprendí a trabajar y a ganarme las cosas”.
“Entendí que se puede comenzar de cero”
Natalia Marenco, Madrid, España

“Con mi esposo siempre pensamos en salir del país a vivir en Europa. Siempre creímos que hay formas distintas de vivir, con más tranquilidad y menos violencia en el día a día. Queríamos que nuestro hijo entendiera el mundo de otra manera. Sabíamos también que no queríamos irnos a explorar, por lo que debíamos migrar en unas condiciones casi que excepcionales: con un buen trabajo y papeles. Y un día pasó, el destino fue España, y ya con hijo incluido vendimos y regalamos todo en Colombia, desde electrodomésticos hasta libros. Empacamos nueve maletas y llegamos a una ciudad, que todos nos decían y hoy comprobamos que es maravillosa, pero en la que no conocía a nadie y que solo había visto en internet.
Para irnos debimos entender varias cosas: que íbamos a estar solos, sin soporte cercano, sin empleada y sin niñera, que nos tocaría un apartamento más pequeño y que mi búsqueda de trabajo podría demorar. Además que nuestro hijo iba a crecer lejos de sus abuelos, pero comprendiendo el mundo de una manera distinta. También debimos aprender que las cosas son cosas y que se puede comenzar de cero, sin nada material. Y así llegamos, con todas las ilusiones, sin entender mucho todo lo que implicaba cambiar de país, más allá de la soledad y la melancolía. Tuvimos momentos complejos: no entender los trámites, sentir que no nos querían alquilar un piso por ser extranjeros, que nos bloquearan la cuenta hasta que demostráramos que no es dinero de lavado de activos, tener que cocinar, lavar, ordenar, trapear. Entender que mi experiencia profesional poco o nada valía acá en España... Nos enfermamos, el cambio de clima y llegar en invierno fue complejo, desarrollamos alergias y nos dio covid justo en Navidad.
Después de haber llegado, miro para atrás y no cambiaría nuestra decisión. Caminar tranquila por la calle, estar obligada a conocer a personas nuevas, aprender de una cultura distinta, una lógica de vida distinta. Tener sol en el invierno, días hasta las once de la noche en verano. Tuve que reinventarme profesionalmente y hoy trabajo ayudando a otras personas que quieren vivir en España.
Y me siento agradecida porque, a pesar de todo lo desafiante que pudo ser el cambiar de país, somos afortunados y privilegiados de haberlo hecho de manera legal, sin tener que pasar lo que muchas personas colombianas, que se vienen sin papeles, sin trabajo a probar suerte”.