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Los otros indicios del caso Surtifruver

El impactante crimen de Alonso Orjuela, dueño de las famosas tiendas de víveres, está lejos de resolverse. En el expediente hay testimonios y evidencias desconocidas que apuntan a nuevos sospechosos.

3 de febrero de 2018

Hasta hace un par de semanas el asesinato del empresario creador de Surtifruver, Alonso Orjuela Pardo, parecía un caso resuelto. En recientes audiencias la Fiscalía presentó el testimonio del detenido exsocio de la víctima, Mauricio Parra Rodríguez, quien decía haber maquinado el crimen entre las sábanas con Berta Cecilia Rueda, la esposa de Orjuela. Con el testimonio de Parra las autoridades capturaron a la mujer, que aunque se declaró inocente hoy permanece en la cárcel. Al relato de Parra se sumó la confesión de un testigo llamado Francisco Bahamón y algo de evidencia técnica. Todo ello permitía concluir que a Orjuela lo engatusaron con un señuelo seductor, una hermosa mujer llamada Sofi Bogotá (ver fotos), quien lo citó en un punto desolado, al norte de Bogotá, donde lo abalearon el 20 de octubre de 2016.

En síntesis, Parra y Rueda habrían maquinado el crimen para quedarse con la fortuna del exitoso empresario. Pero ahora resulta que el primero se retractó, que el testigo tiene denuncias por extorsión, que las evidencias técnicas no son tan concluyentes y –lo más inquietante– que en el expediente abultados testimonios e indicios apuntan a otra tesis: la de un crimen pasional.

“De forma voluntaria, libre de todo apremio y sin presión alguna, me retracto de todas las declaraciones efectuadas en el proceso de negociación con la Fiscalía General de la Nación”, reza la breve comunicación que hizo llegar Parra por medio de sus abogados al juzgado que lo procesa por el crimen de Orjuela. Migración detuvo a Parra, de 51 años, el 3 de septiembre cuando se aprestaba a tomar un vuelo a México en compañía de una de sus hijas, una joven de 20 años estudiante de medicina que también fue aprehendida. El principal sospechoso de planear el crimen ahora asegura que aceptó autoincriminarse con la expectativa de que su hija quedara libre y fuera del proceso, pero que tras reflexionar decidió retractarse.

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Parra ha puesto, además, en conocimiento de la Justicia varios hechos documentados que podrían darle un giro al caso. El primero es una denuncia por extorsión contra Francisco Bahamón, un desmovilizado de las Farc que dentro del expediente aparece como testigo para respaldar su ‘confesión’ inicial. Lo más interesante de este punto son las fechas. El 24 de julio de 2017 Bahamón acudió a la Fiscalía para acusar a Parra de haberle ofrecido 20 millones de pesos por asesinar a Orjuela. Pero no se ha dicho que Bahamón buscó y visitó insistentemente al empresario Parra, en las semanas anteriores, para exigirle 500 millones de pesos a cambio de no enredarlo en procesos penales. Para probar la extorsión Parra presentó a la Fiscalía varios elementos: mensajes de Facebook enviados por Bahamón, fotos y videos de sus visitas intimidatorias y hasta el recibo de un pago por 15 millones de pesos que aceptó darle, presa del temor, según se lee en la denuncia. El empresario también presenta varios testigos, entre los que está el ex fiscal general Mario Iguarán, a quien contrató para que lo asesorara y representara en el proceso por extorsión. Todo eso ocurrió antes de que Bahamón fuera a la Fiscalía para señalar a Parra y que este fuera capturado.

El fiscal que investiga el crimen de Orjuela también soporta su acusación contra Parra con un análisis link del teléfono de este. De esa evidencia concluye que la ubicación del teléfono de Parra en varios momentos coincide con la del teléfono de Sofi Bogotá. Pero la verdad es que esa evidencia abarca un radio de 4 kilómetros, y que dentro de esa área también aparecen otras personas del entorno de Orjuela, incluso en momentos clave, como cuando se perpetró el crimen.

A todo ello se suma una pista recurrente. El expediente contiene testimonios de familiares, amigos, conocidos e incluso amantes de Orjuela que advierten que este era un mujeriego empedernido y que por eso tenía serios problemas. Quienes lo conocían refieren insistentemente que sostenía una relación con una mujer casada con un millonario esmeraldero muy peligroso. “Alonso me contaba que el esposo la tenía muy vigilada, muy controlada”, dice uno de esos testimonios. SEMANA conoce la identidad de la mujer en cuestión y de su esposo, pero se abstiene de publicarlo.

Lo más inquietante es que la noche en que el empresario murió había pasado cinco horas con esa mujer. Ella misma lo confesó ante la Fiscalía. “La última vez que me vi con Alonso fue el día de su muerte (…) nos encontramos y salimos para el motel al que siempre íbamos”. Pocas horas después de ese encuentro, Orjuela, de 45 años, pereció baleado en la penumbra de la calle 178 con autopista Norte. Los forenses determinaron que le propinaron tres disparos: uno en la cabeza, otro en el pecho y el tercero en el pene. Este último impacto es típico de los crímenes pasionales. El asesino dejó ese mensaje, ya sea porque se trató de un homicidio motivado sexualmente o porque eso quiso hacer creer.

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Una de las hermanas de Orjuela habló a la Fiscalía con mucho detalle de la amante de su hermano. En su relato oficial aseguró que “era casada. Escuché un rumor que decía que ella le mandaba fotos desnuda a Alonso y él también, y que el marido de ella que tiene mucha plata los había pillado”. Otra persona muy cercana a la víctima declaró: “Él me contó que hacía como seis meses el esposo de ella había visto unas fotos comprometedoras y que por eso dejaron de verse”. Efectivamente, en el celular de Orjuela se encontraron fotos íntimas de esa mujer (y de otras tantas) con quien Alonso compartió su último día.

El teléfono de la víctima también tenía imágenes sensuales de quien se presentaba como Sofi Bogotá. Esta mujer apareció en la vida de Alonso 20 días antes de su asesinato, vía chat. Al celular del empresario llegó un mensaje que decía “Amor, confírmame si recibiste el dinero por favor”. La imagen del perfil mostraba una mujer despampanante y el mensaje, tácitamente, indicaba que además era solvente. El creador de Surtifruver mordió el anzuelo de inmediato. La mujer dijo haberse equivocado al registrar el número de su novio y al mismo tiempo fue dando largas a un flirteo virtual. Alonso esperaba, por fin, conocer a Sofi, la noche del 20 de octubre de 2016. Tras dejar el motel y pasar por su casa fue al lugar en que esta lo citó, pero solo encontró la muerte. Es evidente que Sofi Bogotá sirvió de señuelo para llevarlo ante sus verdugos. Dos hombres y una mujer perpetraron el crimen, según lo registraron, a la distancia, cámaras de seguridad del lugar.

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La gran pregunta sigue siendo quiénes accionaron el gatillo, pero, sobre todo, quién o quiénes están detrás de los autores materiales. Hasta ahora la Fiscalía se inclina por concluir que se trató de un crimen motivado por razones económicas, pero muchos otros indicios apuntan a la tesis de un crimen pasional. Y como dicen los criminalistas, el diablo está en los indicios.