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| Foto: Montaje SEMANA

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“Se espera que el primer tren este rodando en el año 2020”: gerente del metro

Andrés Escobar rechazó los recientes cuestionamientos que señalan que la primera línea del metro no puede ser elevada por la fragilidad de los suelos.

22 de abril de 2016

Esta semana el Concejo de Bogotá aprobó en primer debate la creación de la Empresa Metro, que tendrá la tarea de diseñar y construir la primera línea de este sistema masivo para Bogotá.

El 4 de abril la administración de Enrique Peñalosa presentó el diseño de las estaciones que estarían interconectadas con el mobiliario urbano de la capital. Mientras el proceso avanza y las críticas al modelo de metro elevado no cesan, el gerente del proyecto conversó con Semana.com.

Semana.com: ¿En qué va el proceso de la primera línea del metro?

Andres Escobar.: Hay cuatro frentes de trabajo: avanza la consultoría de la empresa SYSTRA, subsidiaria del Metro de París, que tiene la tarea de precisar las alternativas de trazados y longitudes para el tramo oriental. Hará sugerencias de cómo debe ser la arquitectura de la estructura misma del metro, así como cuáles serían las troncales complementarias de Transmilenio más adecuadas, cuáles estaciones de trasbordo directo, y propondrá diferentes localizaciones del nodo final, detalles necesarios para la estructuración de la licitación.

Semana.com: ¿El Distrito tiene garantizado el 30 % el dinero para la construcción del metro?

A. E.: Sí, está garantizado mediante el compromiso de vigencias futuras a 20 años, que se deben convertir en dinero presente para abrir el proceso de selección y contratación de las obras.

Semana.com: ¿De dónde saldrán los recursos?

A. E.: Al Distrito le corresponden 4,4 billones de pesos. Tres fuentes aportará la ciudad para financiar su primera línea de metro: $800.000 millones provenientes del cupo de endeudamiento de la ciudad. $2,64 billones, que corresponden al 50 % del recaudo de sobretasa a la gasolina desde el 2017 y hasta por 20 años. Además, $700.000 millones del pago de dividendos producto de la liberación de reservas de la ETB y la Empresa de Energía de Bogotá, que ya fueron aprobados por las Asambleas de Accionistas.

Semana.com: Para algunos expertos en geotecnia, construir un metro elevado sería riesgoso por la mala calidad de los suelos de Bogotá?

A. E.: En los años 2013 y 2014, el consorcio colombo-español Euroestudios, Idom y Cano Jiménez adelantó una investigación geotécnica, que consistió en la realización de 332 perforaciones o sondeos a 50 m. de profundidad en cada una de las zonas a lo largo de 27 km. El objetivo era conocer al detalle la conformación de los suelos. Estos estudios permitieron tener la certeza de que los mejores suelos están en el tramo 1, desde el Portal Américas y la Avenida Caracas con calle primera, donde está definido el tramo elevado.

La rigidez de la estructura depende de la forma. Aquí no estamos hablando de una altura como la de un rascacielos, estamos hablando de estructuras de máximo 12 metros. En cualquier caso, los riesgos sísmicos son inherentes a la ciudad y no a un sistema constructivo en particular. Incluso un metro subterráneo enfrenta los riesgos sísmicos.

Semana.com: Otro inconveniente, que incluso manifestó antes de salir el exdirector del IDU, es que falle la estructura de un metro elevado tras un movimiento sísmico.  

A. E.: Los estudios existentes permiten determinar qué tecnologías y métodos constructivos disponibles en el mundo debe adoptar Bogotá para las obras del metro elevado, con características sismorresistentes.

Es muy importante señalar que en la misma campaña geotécnica quedó descartada la amenaza por fenómenos como remoción de masa (desprendimientos, hundimientos, avalanchas) y los problemas de licuación (pérdida de firmeza del suelo que da lugar al derrumbe de edificios) para la ciudad de Bogotá.

Semana.com: ¿Es cierto que el costo de los nuevos estudios para el metro alcanza $33.000 millones que se suman a los $135.000 millones que se han invertido desde el año 2008?

A. E.: Los diseños de un proyecto de metro representan alrededor del 2,5 % del costo de la obra, que en el caso del metro para Bogotá equivalen a $345.000 millones. En cualquier caso, los estudios faltantes pueden costar alrededor de $15.000 millones sin incluir las estaciones urbanísticas, el plan de sustitución del arbolado y otros complementarios relacionados con pedagogía y cultura.

Semana.com: ¿Para qué fecha está planteado que el primer tren recorra la primera línea del metro?

A. E.: El proceso licitatorio se debe llevar a cabo en el año 2017, mismo año en que deben iniciar los trabajos. Las obras tomarán cuatro años, es decir, se espera que el primer tren esté rodando en el año 2020. En cualquier caso, en este tipo de proyectos, en la ciudad de Bogotá, es frecuente enfrentar contingencias en el manejo del subsuelo.

Semana.com: Los críticos del metro de Peñalosa aseguran que se va a construir un metro elevado con el mismo dinero ($14 billones) con el que el anterior alcalde lo iba a hacer subterráneo.

A. E.: En octubre del 2014 fueron entregados por parte del Consorcio L1 el presupuesto de obra y demás componentes de la primera línea del metro de Bogotá, el cual se estimó en $14,89 billones bajo tasas de cambio del dólar al 24 de septiembre del 2014. 1 EURO a 2.557 y dólar a 1997. La actualización se realizó con las siguientes tasas de cambio: 1 EURO a 3.800 y un dólar a 3.409

El presupuesto estimado de construcción de la primera línea del metro de Bogotá y sus componentes asociados actualmente supera $17,5 billones, lo cual hizo forzoso explorar alternativas que permitan reducir el costo de la obra y hacer viable el proyecto.

Semana.com: La actual administración insinuó que la primera línea del metro podría ir subterránea por la Avenida Caracas. ¿Mantienen la idea de que sea subterráneo en esta zona?  

A. E.: Este es uno de los temas que estudia la consultoría que adelanta Systra.

Semana.com: ¿Qué nos garantiza que el render que presentó la administración Peñalosa no se sume a otros?

A. E.: Nada. Hay voluntad, pero sólo el tiempo dirá si la iniciativa del alcalde Peñalosa y del presidente Juan Manuel Santos queda en una promesa, como ha sucedido durante más de medio siglo.