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"Mattos hizo de su puño y letra ajustes al auto de medidas cautelares": testigo Durán

La Fiscalía agota los trámites para solicitar una orden de captura internacional. Un antiguo abogado de confianza se convirtió en el principal delator contra el empresario que habría comprado a la justicia colombiana para salir favorecido en el megapleito. SEMANA revela su declaración.

3 de octubre de 2018

Aún después de haber quedado en evidencia, el empresario Carlos Mattos sigue intentando hacerle el quite a la justicia. Fueron necesarios dos meses de dilaciones por un supuesto mal de salud, para que la justicia pudiera avanzar en el trámite de una orden de captura internacional en su contra. Refugiado en España, Mattos se negó a comparecer una vez más ante un juez, que le imputó los delitos de cohecho propio, acceso abusivo a sistema informático agravado, daño informático agravado y utilización ilícita de equipos transmisores y receptores; ahora, definirá si dicta medida de aseguramiento en su contra.

SEMANA conoció la declaración completa rendida por el abogado Luis Gabriel Durán Acuña, quien pasó de ser su abogado de confianza a su delator. Detenido en la cárcel La Modelo, su versión ya llevó a la cárcel al abogado y excandidato a la Alcaldía de Bogotá Álex Vernot, por el supuesto ofrecimiento de 2 millones de dólares a cambio de su silencio. Ahora, es la principal evidencia, entre muchos otros declarantes, de que Mattos torció a la justicia para salir indemnizado por la casa matriz de Hyundai en Corea en 35 millones de dólares.

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La declaración de Durán contra Mattos comienza a finales del 2015, cuando el millonario empresario le habría informado de la conformación de un grupo de abogados para que lo representaran ante la decisión de Hyundai Motor Company de quitarle la representación de Hyundai en Colombia. Para ello armó dos equipos y le pidió a Durán que los acompañara de cerca porque, igual, desconfiaba de todos.

“Estuvo buscando quién o quiénes podían colaborarle para el direccionamiento del reparto de las demandas que había preparado en ese momento”, aseguró Durán, quien hasta hace meses era un reputado abogado de la Universidad Externado. En marzo del 2016, Mattos lo habría convocado a la primera reunión en su penthouse. Se trató de un desayuno en la calle 87 con carrera 10 de Bogotá al que llegó acompañado con el juez civil 6 de Circuito de Bogotá, Reinaldo Huertas. A él le había correspondido el conocimiento de la demanda formulada por Hyundai Colombia -representada por Mattos- contra la coreana Hyundai Motor Company.

Sentados en una mesa servida para tres, Mattos le habría preguntado al juez Huertas si era posible decretar una medida cautelar que impidiera que una marca diferente a Hyundai Colombia distribuyera los vehículos en el país. Esta petición la hizo con la solicitud de las medidas cautelares en mano, las cuales -dice Durán- habrían sido formuladas por un abogado de apellido Gamboa (que sería Juan Ignacio Gamboa), pero elaboradas por la oficina de abogados de Ignácio Jaramillo.

"El juez respondió que estaba facultado por la Ley y se comprometió a decretar la primera medida cautelar solicitada o en su defecto la segundas. Mattos dijo que solo aceptaría que se decretaran la primera medida cautelar solicitada y luego de algunas risas manifestó que le pagaría al juez 500 millones de pesos”, reveló Durán en su declaración. El pacto se selló con que dicho dinero sería desembolsado en dos entregas: una de 200 y otra de 300 millones pesos, y que Mattos cubriría los gastos del sustanciador del juzgado.

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Días mas tarde, el testigo asegura que vuelve a ser llamado a una reunión que se llevó a cabo en la iglesia del parque el Virrey. A este lugar, Mattos habría llegado acompañado de Dagoberto Rodríguez, oficial mayor del juzgado 6 civil del Circuito. En dicho encuentro, el funcionario judicial le mostró a Mattos un borrador del auto que después sería firmado por el juez; con lapicero en mano, Mattos le hizo ajustes de su puño y letra para que él mismo pudiera entender el contenido del auto, aunque no para corregir el sentido del mismo.

Con las correcciones de Mattos, el auto fue firmado y las medidas cautelares se decretaron, con lo que se activó una presión financiera a los coreanos, que no podían vender la marca a través de ninguna otra firma que no fuera la de Mattos. Ante el éxito de la decisión Mattos habría convocado al juez Huertas, a Dagoberto Rodríguez y a Durán a su apartamento y les entregó a cada uno la suma de dinero prometida.  

El efecto de esta decisión fue inmediato. La medida cautelar desató recursos legales, tutelas, investigaciones de la Fiscalía, la atención de los medios de comunicación. Y este protagonismo habría sido aprovechado por el juez y el oficial mayor para pedirle a Mattos una reestructuración del acuerdo acuerdo incial. En una nueva cita, esta vez en el apartamento de Durán (calle 83 con autopista Norte), los funcionarios judiciales le dicen a Mattos que se están exponiendo mediáticamente razón por la cual Mattos accede a pagarles 100 millones de pesos al mes: 60 para el juez y 40 para el oficial Rodríguez.

“Un par de días más tarde Carlos Mattos me llama para informarme que me mandaba la cuota de ese mes con un escolta conductor Juan Carlos, quien efectivamente me los entregó y convoqué en momentos diferentes al juez y a Dagoberto para entregarles a cada cual la porción de dinero. Esta actividad fue realizada por mí en varias oportunidades”, confesó Durán.

La declaración de Durán confirma lo que otros testigos ya habían manifestado. Dagoberto Rodríguez ya había confesado y relatado las reuniones. Este caso particular, que ya completa una decena de detenidos, se caracteriza porque una importante mayoría ha aceptado los cargos de la Fiscalía y varios se encuentran en procesos de negociación. Un caso muy particular es el de Durán porque, aunque aceptó los cargos, se convirtió en ventilador sin más condicionamientos que la rebaja a la que tiene derecho por ley. 

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Durán admite que en varias ocasiones sintió la desconfianza de Mattos, del juez y de Rodríguez frente a la entrega completa del dinero; incluso, en una ocasión el juez y el oficial del despacho le manifestaron que era necesaria una nueva reunión con Mattos porque el dinero que estaba enviando no era suficiente frente a los riesgos que estaban corriendo. Por ello, asegura que llevó en su apartamento una nueva reunión en el segundo semestre del 2016 con el fin de que todos tuvieran claro cuánto se había entregado.

“Carlos Mattos había enviado 1.100 millones de pesos al juez y al sustanciador en la proporción del 60% al primero y el 40% al segundo”. Despejada la duda, los funcionarios judiciales exigieron más dinero. “Luego de quejas y lloriqueos de Carlos Mattos por la imposibilidad de darles más dinero se comprometió que al final del proceso y dependiendo de lo que recibiera de indemnización les ajustaría la suma enviada a un mayor valor, sin que precisara el monto”.

En los días posteriores, los funcionarios judiciales presionaron para que Mattos les pagara el 1 por ciento de la indemnización que recibiera. En otro de los encuentros, el juez le pidió a Mattos que contratara a su hijo como piloto, a lo que respondió que bajo ninguna circunstancia, pero que sí podía recomendarlo con personas que tuvieran aviones particulares. Según Durán, presenció cuando Mattos hizo contacto con dos o tres amigos para hacerles la recomendación.

Aunque las evidencias contra Mattos son contudentes, la Fiscalía podría tener otra carta bajo la manga. Mattos le habría pedido a Durán que para prevenir que los funcionarios judiciales se salieran de lo acordado, tomara fotografías de los tres. Estas fueron en efecto tomadas pero después eliminadas del celular de Durán, no obstante, este lo entregó para que la Fiscalía intente su recuperación. El testigo también revela la celebración de una reunión en Medellín a la que también llegaron Huertas y Rodríguez a un lujoso apartamento ubicado a pocos metros del edificio Space. 

Según la declaración de Durán, existió otra demanda que había sido repartida el año anterior al juez 9 civil de circuito. En este caso, el testigo señala que el documento fue suscrito ante notario por el abogado Gamboa y Mattos de manera personal llevó el documento a la oficina judicial ubicada en la carrera 10 con calle 13. Precisa que en este caso el reparto no se direccionó previamente y que no recuerda qué pasó con esa demanda, si fue rechazada o admitida.