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NACIÓN

"Cartagena es un paraíso con visos de infierno": Salvo Basile

SEMANA habló con el “italiano más cartagenero de todos” sobre la crisis política que vive La Heroica, la corrupción, la desigualdad y las posibles salidas a la situación que atraviesa la ciudad.

Omar Carrasquilla*
1 de diciembre de 2017

Napolitano de nacimiento, gestor cultural del séptimo arte y tiene un decalustro relacionado con el cine, el teatro y la televisión.  Sin embargo, desde su llegada en 1968 a Cartagena, en el transcurso de la grabación fílmica de Quemada protagonizada por Marlon Brando, se enamoró e hizo como suya a la ciudad, que hoy en día, defiende y denuncia desde editoriales y columnas, las problemáticas sociopolíticas y económicas que ahogan a la ciudad amurallada.

Italiano de nacimiento, pero carga un documento que legaliza su nacionalidad colombiana, hecho que para él, es un protocolo burocrático baladí como lo ha expresado en múltiples ocasiones.

SEMANA: ¿Actualmente usted se encuentra más identificado con Arroz con coco de Lucho Bermúdez o con el Ragú de Eduardo di Filippo?

Salvo Basile: Te confieso que a veces estoy tan confundido que me quedo con un arroz con Ragú que es delicioso, te prometo.

SEMANA: ¿Qué significa Cartagena de Indias para usted? Y ¿Cuál cree que debe ser el significado de dicha ciudad para el resto del país?

S.B: Cartagena es la ciudad donde me voy a morir y donde me van a enterrar con una pepa de mango entre las piernas. Para mi significa la única y rara posibilidad de vivir en un paraíso con visos de infierno. El resto de colombianos, deben darse cuenta que esta es la cara de Colombia donde hemos recibido con honores a Reyes, Presidentes y Villanos de toda calaña, y no hemos recibido a cambio ni una pizca de todo lo que le entregamos a la nación.

SEMANA: Hace unos años, usted expresó su interés por ser concejal de Cartagena. ¿Buscaba hacerle verdadero uso al documento de nacionalidad o qué le hubiese gustado proponer y alcanzar desde una curul por la ciudad?

S.B:Hubiese querido armar un partido anticorrupción con penas casi mortales y una serie de castigos físicos, para los constructores sin alma que olvidan el hecho que esta es una ciudad patrimonio de la humanidad, y construyen las feuras más espeluznantes a nombre de un desarrollo que no prevé nada, sino unas coladas de cemento sin estética y sin alma.

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SEMANA: ¿De quiénes o de qué grupos cree usted que es la culpa de los problemas políticos, enquistados desde hace años en Cartagena?

S.B: Cuando llegue a Colombia para filmar La Quemada, un revolucionario o de repente el mismo cura Camilo, me dijo que este país lo gobernaban 25 familias, y hoy 50 años después, nada ha cambiado y las familias son las mismas y todo el mundo sabe quiénes son, y nadie hace nada.

SEMANA: ¿Con qué título relacionaría la actual crisis administrativa si de una película se tratase?

S.B: “Le Mani sulla Cittá” de Francesco Rosi (Película de la década del sesenta, que aborda la corrupción y la especulación inmobiliaria en la ciudad de Nápoles, con el beneplácito de la clase política).

SEMANA: En Cartagena, el clientelismo y el nepotismo, se han suscrito como prácticas comunes, típicas y como instituciones informales que la sociedad civil se ha acostumbrado a ver. ¿Por qué la opinión pública, los organismos de control, los veedores y la ciudadanía se han acostumbrado a vivir y dejarse gobernar bajo esta mala praxis?

S.B: Esta es una pregunta que habría que ponerle al país entero, no somos los más corruptos ni somos los primeros.

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SEMANA: En una columna de opinión (No defiendan a Cartagena), usted argumenta que a la Heroica no la acabaron piratas ni ejércitos extranjeros; ahora no la van a acabar cuatro gatos corruptos. ¿No le está restando importancia a la grave ingobernabilidad y corruptela en el sector público cartagenero?

S.B: Ingobernabilidad y corruptela son solo palabrejas, lo que hace falta es ética, filosofía y educación.

SEMANA: El mirador del Cerro de la Popa, punto natural más alto de Cartagena, proporciona una vista paradójica: es posible observar una línea divisoria bastante notoria entre lo que llaman las dos Cartagena. ¿Cómo cree que se puede hacer de Cartagena una ciudad más incluyente?

S.B: Repito: ética, filosofía y educación, mucha educación en todos las dimensiones de nuestra sociedad, desde el hogar y la familia, la educación en los centros educativos y universitarios, educación en nuestro encuentro cotidiano con los otros, educación en las oficinas e instituciones.

SEMANA: Ocho alcaldes en igual número de años, la Fiscalía, encargada de investigar y sindicar a los inacabables casos de corrupción ejecutiva y legislativa en la ciudad, también tiene funcionarios investigados y presos. Desde Bogotá, muchas opiniones se aproximan a argumentar de que Cartagena no aguanta más ¿Considera que la solución para Cartagena es una intervención central de manera integral?

S.B: Nuestra ciudad, nuestros problemas, nuestras soluciones.

*Estudiante de la maestria de periodismo de la Universidad del Rosario y SEMANA.