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Claudia de Colombia

Claudia López estaba en lo correcto, tenía el pulso de los expertos y del ciudadano. La prioridad es la salud, sin eso no hay nada.

Alfonso Cuéllar, Alfonso Cuéllar
10 de abril de 2020

Quedaba un mes para las elecciones a la alcaldía de Bogotá. La noticia no podía ser más desalentadora para Claudia López: por primera vez estaba de segunda en las encuestas. La había pasado Carlos Fernando Galán. Parecía un anticipo de lo que pasaría el 26 de octubre de 2019. Era innegable que el momentum estaba con Galán. Claudia López se había dejado tentar y la opinión pública se la estaba cobrando. 

Históricamente, es difícil devolver al momentum, más cuando la falla –el temperamento explosivo– es inherente al candidato o candidata. Hay que ejercer gran control para cambiar la trayectoria. Claudia López lo hizo. Mostró una madurez avanzada y de estadista. Y le funcionó: consiguió más de un millón de votos y se convirtió en la primera alcaldesa de la capital.

 En los siguientes días mostró calidad de liderazgo al reunirse con sus tres rivales y pedirles colaboración. No es una actitud habitual y le dio ventajas como una lideresa abierta.

Ya como alcaldesa tuvo otro gesto: apoyó a Galán como presidente del Concejo y no al candidato de los verdes. Es una decisión valerosa porque los proyectos de acuerdo principales se aprueban en el primer año. Su actitud fue recibida muy bien: 72 por ciento de aprobación en las encuestas. Desde la época de Antanas Mockus, no se veía un arranque tan positivo. 

Pero el hecho con el que ella la sacó del estadio fue con su liderazgo en la crisis de la pandemia. Fue de las primeras que identificó que el virus era permanente y no temporal. Desde que la paciente cero colombiana (venía de Milán) se conoció, Claudia López pidió medidas de aislamiento. 

Todos los días la alcaldesa le exigía políticas al Gobierno nacional, incluso la prohibición de vuelos internacionales que venían de zonas críticas como Italia y España. No hubo reacción. Pero no la impactó; lo importante era mantener vigente la solución e insistir.

Claudia López ha sido minoría antes. Cuando era una académica hace 15 años, sus conclusiones frente a la parapolítica eran controvertidas. Muchos dudaron sobre su investigación. Con el tiempo, gracias en parte a SEMANA, se confirmó la alianza de políticos con paramilitares. Fue su lanzamiento político en un tema peligroso. 

Como senadora se apoderó del discurso anticorrupción y encabezó una consulta sobre esta. Siempre estuvo disponible para los programas de opinión. Entendió que ese era un lugar idóneo para exponer sus ideas. Y con una ñapa: era eficaz y persuasiva. 

Esos atributos le sirvieron en el debate del coronavirus. Hay que mirar más allá de lo cotidiano: es una crisis no vista desde 1918. 

No fue fácil llevar al Gobierno a entenderlo. Un Gobierno cada vez más uribista en su entendimiento de la coyuntura. Uribista modelo 2002 y no 2020. 

Eso quedó claro en la emisión del decreto del 18 de marzo que le daba al presidente poder total sobre el orden público. Se interpretó como una llamada de atención a Claudia López, que había convocado a un simulacro de cuarentena para el fin de semana. La ministra del Interior, Alicia Arango, justificó la regulación: la parálisis en ese momento acabaría al país. Salió mal librada.

Ya el viernes –apenas 48 horas después del decreto–, el presidente Iván Duque anunció un aislamiento preventivo obligatorio.

Claudia López estaba en lo correcto, tenía el pulso de los expertos y del ciudadano. La prioridad es la salud, sin eso no hay nada.

No es popular especialmente entre los empresarios. Pero no cambió; tenía que escoger un camino y lo hizo bien. 

Las encuestas lo demuestran: 82 por ciento de los bogotanos la apoyan en su manejo del coronavirus, más que al Alcalde de Medellín y 20 puntos adelante de Duque. 

Claudia López en los últimos días fue blanco de ataques en las redes, muchos de ellos uribistas. En una entrevista con Yamid Amat, había dicho que el aislamiento era mejor hasta junio. Le cayeron rayos y centellas. La pintaron de ingenua y populista. Ella no se mosquea, trabaja con los datos científicos. Y esa investigación decía que el 13 de abril era muy pronto para levantar la cuarentena. 

Duque dudó. En entrevista con El Tiempo el domingo, habló del aislamiento inteligente como una alternativa. Afortunadamente, el lunes prefirió continuar con lo que está funcionando. En últimas, la estrategia de Claudia López. En 100 días de alcaldesa, ha mostrado temple y decisión. Admirable. n

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