Tecnología
Delincuentes podrían utilizar este simple mensaje para engañar a sus víctimas y cometer millonarias estafas
Solo bastan unos minutos para que los delincuentes obtengan contraseñas, códigos de verificación o números de cuenta.
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Las estafas se han transformado en una amenaza constante en el mundo digital, afectando a miles de usuarios que confían en los canales electrónicos para manejar su dinero. Se aprovechan de la facilidad con la que pueden imitar a instituciones financieras reconocidas, utilizando logotipos, direcciones falsas y mensajes cuidadosamente redactados para generar confianza y obtener acceso a información personal.
En muchos casos, los estafadores logran vulnerar la seguridad del usuario con simples mensajes de alerta o notificaciones falsas que parecen auténticas, obteniendo ganancias millonarias, pues suplantar la identidad de un banco o de una plataforma de pagos resulta cada vez más sencillo para cometer actos delictivos.

Bastan unos minutos para que los delincuentes obtengan contraseñas, códigos de verificación o números de cuenta. En este contexto, la ingeniería social se convierte en su herramienta principal, ya que explota el miedo, la urgencia y la confianza de las víctimas para manipularlas y hacer que actúen sin dudar.
Recientemente, el sitio web Eleconomista.com dio a conocer un mensaje que estaría siendo utilizado por delincuentes para hacer caer a sus víctimas. Se trata de un engaño tan convincente que podría llegar a dejar cuentas bancarias completamente vacías.
El mensaje fraudulento que se encuentra en la mira de las autoridades y los usuarios que pertenecen a alguna entidad financiera es: “(Nombre del banco) A partir de ahora, no puedes utilizar tu tarjeta, tienes que actualizar el nuevo sistema de seguridad web. (link engañoso adjunto)”.
El riesgo principal radica en la verosimilitud del engaño: los mensajes se cuelan entre las notificaciones habituales del banco y utilizan los mismos canales de contacto, lo que dificulta distinguirlos con los métodos tradicionales. Al mimetizar remitentes, formatos y tonos institucionales, la estafa se integra en la cadena de comunicaciones del usuario y pasa desapercibida hasta que ya es demasiado tarde.

Además, dado que la tarjeta es hoy el medio de pago más usado, muchas personas terminan siguiendo el enlace y suministrando sus credenciales y datos personales —nombre, dirección e incluso documento de identidad— sin sospechar.
Con esa información en manos de los estafadores, bastan minutos para autorizar transferencias, activar métodos de pago o vaciar cuentas, lo que convierte un simple clic en una pérdida económica inmediata.
¿Cómo evitar ser víctima de los delincuentes?
La recomendación principal de los expertos es actuar con prudencia y sentido común. Ante cualquier mensaje sospechoso, lo mejor es no responder ni interactuar con él. Además, los errores ortográficos o frases poco formales suelen ser una clara señal de fraude, ya que ninguna entidad bancaria se comunica de ese modo.
Por su parte, los bancos jamás solicitan contraseñas ni datos de tarjetas por SMS o correo electrónico, por lo que cualquier intento de hacerlo debe levantar sospechas. Antes de confiar, es importante verificar el remitente, teniendo presente que los estafadores pueden camuflarse tras direcciones aparentemente legítimas.
Y, sobre todo, evite hacer clic en enlaces incluidos en mensajes dudosos; esa simple precaución puede marcar la diferencia entre proteger su dinero o perderlo en segundos.