Ciencia
¿Por qué la señal Wow! podría tener relación con el cometa 3I/ATLAS? La coincidencia que alarma a los astrónomos
En 1977 un astrónomo registró una extraña señal de radio, y tras casi 50 años después, un cometa interestelar apareció en el mismo punto del cielo que tiene en alerta a los astrónomos.
Siga las noticias de SEMANA en Google Discover y manténgase informado

Algunos sucesos astronómicos parecen configurados por el propio universo para desafiar toda lógica científica. Una de ellas comenzó en Ohio, en 1977, cuando el radiotelescopio Big Ear detectó una señal de radio tan potente y precisa que dejó atónito al astrónomo Jerry Ehman, quien escribió “¡WOW!” al margen del registro.
Aquella transmisión, que duró apenas 72 segundos y jamás volvió a repetirse, provenía de la constelación de Sagitario, justo en la dirección donde los científicos esperaban hallar algo fuera de lo común. Lo más desconcertante fue su frecuencia: 1420 MHz, la del hidrógeno, una banda que solo se usa con fines científicos.
Ehman resumió años más tarde su experiencia con una frase que marcaría la historia de la astronomía: “No puedo decir que fue de una civilización extraterrestre… pero tampoco puedo decir que no lo fue”.
Desde entonces, la señal Wow! se convirtió en un enigma cautivador del proyecto SETI. Durante décadas, los investigadores apuntaron sus radiotelescopios a la misma región del cielo, empleando tecnología más avanzada y periodos de observación más prolongados. Sin embargo, no volvió a detectarse nada.

Casi medio siglo después, el misterio pareció cobrar nueva vida. El 1 de julio de 2025, el sistema ATLAS, ubicado en Chile, identificó un cuerpo proveniente del espacio interestelar, en la misma región donde nació el mito de la señal Wow!. Se trata del cometa 3I/ATLAS, un visitante similar a los célebres Oumuamua (2017) y Borisov (2019). Su velocidad inusual, su trayectoria hiperbólica y los indicios sobre su composición confirmaban que no pertenecía al Sistema Solar.
Ante esto, el astrofísico Avi Loeb, profesor de Harvard, decidió analizar los datos desde una perspectiva estadística. Tras cálculos, determinó que en agosto de 1977 el cometa 3I/Atlas se encontraba a tan solo tres días luz de la Tierra, con una diferencia de apenas cuatro grados en ascensión recta y ocho en declinación respecto a la ubicación original de la señal Wow!.

Según sus estimaciones, la probabilidad de que esa coincidencia fuera puramente casual era de apenas un 0,6 %. Loeb incluso calculó que, si el cometa hubiera sido el origen de la transmisión, habría necesitado emitir entre 0,5 y 2 gigavatios de potencia, una cifra comparable a la de una planta nuclear terrestre.
Además, el registro de 1977 mostraba que la señal Wow! se detectó a una frecuencia de 1420,4556 MHz, con un leve corrimiento hacia el azul, lo que indicaba que la fuente se movía en dirección a la Tierra a unos 10 kilómetros por segundo. Esa velocidad coincidía exactamente con el desplazamiento del cometa 3I/ATLAS en su trayectoria hacia el Sol.
Sin embargo, uno de los aspectos más sorprendentes del cometa 3I/ATLAS es su comportamiento anómalo. Las observaciones más recientes revelan que el objeto, que en un principio mostraba una inusual “anticola”, ha comenzado a formar una cola tradicional, un cambio que contradice el comportamiento físico típico de este tipo de cuerpos celestes.
“Parece un cometa. Hace cosas de cometas... Pero también hace cosas que ningún cometa debería hacer”, precisó con asombró y resignación Tom Statler, de la NASA.


