Turismo
Así es la construcción de cerámica más grande del mundo, un mágico y colorido destino para no perderse en un viaje por Boyacá
Este destino está a pocos minutos de Villa de Leyva.
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Boyacá es un departamento con una gran oferta de encantos y atractivos para todos los viajeros. Es un destino imperdible cuando se piensa en vacaciones y Villa de Leyva destaca por ser uno de esos lugares mágicos, considerado uno de los más lindos del país.
En este municipio, que hace parte de la Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia, se encuentra un lugar que parece sacado de un cuento, por sus características particulares que lo hacen único y especial para conocer.
Se trata de Casa Terracota, que evoca a las construcciones de los cuentos mágicos infantiles. Sus colores, su paisaje y, en general, toda la arquitectura de la edificación, crea un ambiente único que rompe con lo tradicional y llama la atención de quienes se encuentran de visita por esta región.
El arquitecto y artista colombiano Octavio Mendoza, fue el responsable de darle vida a esta iniciativa que necesitó más de 400 toneladas de barro y 13 años de construcción para volverse realidad, según información del portal oficial de turismo Colombia Travel.

Una de las particularidades de esta construcción es que promueve un estilo de vida novedoso y sostenible con la comunidad y el medio ambiente, y por ello, para la edificación, el artista se apoyó en los cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego, con el fin de crear un diseño en donde el sol es usado como fuente principal de energía para realizar diferentes tareas cotidianas.
Para llegar hasta este lugar, estando en Villa de Leyva, se toma la vía a Santa Sofía en un trayecto que toma aproximadamente 10 minutos, y una vez allí se deben pagar los tiquetes para el ingreso a este lugar que tiene como una de sus características especiales, que es habitable.
Encantos de Villa de Leyva
Según La Red Turística de Pueblos Patrimonio de Colombia, este municipio boyacense es ideal para el descanso, pero también para conocer la historia, la ciencia, el arte, la naturaleza y las tradiciones culturales propias del altiplano cundiboyacense.

Su casco urbano se caracteriza por sus calles empedradas, fachadas blancas adornadas con flores multicolores, ventanales y puertas de madera en sus iglesias, conventos y monasterios. Fue declarado Monumento Nacional en 1954, hoy Bien de Interés Cultural (BIC), por su arquitectura de estilo colonial que se complementa con su enorme plaza principal, sus paisajes y zonas totalmente desérticas propicias para la observación astronómica.
En sus alrededores, los viajeros pueden visitar una granja de avestruces, un parque temático de dinosaurios, vestigios arqueológicos y la muestra diversa de artesanías que vale la pena adquirir para llevar a casa. Esto sumado a su rica gastronomía y la amabilidad de su gente, que recibe de la mejor forma a los turistas.