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Pandemia

¿El covid fue manipulado por los chinos?

La polémica del origen del coronavirus se encendió por cuenta de dos científicos para quienes hay evidencia suficiente de que este fue creado en un laboratorio.

12 de junio de 2021

Desde el comienzo de la pandemia, un interrogante ha quedado sin respuesta: el origen del SARS-CoV-2, virus que produce la covid-19. En este año largo de crisis sanitaria han surgido diversas teorías, entre las cuales está la que señala que habría sido un proceso natural, en el que el virus saltó de los murciélagos a un reservorio animal (que aún no se ha identificado) y de ahí, al hombre. En el otro extremo están quienes afirman que es un arma biológica hecha en China para controlar el mundo. Y una tercera hipótesis afirma que, natural o no, el virus se fugó accidentalmente del laboratorio de Wuhan.

Como ninguna de ellas cuenta con suficiente evidencia, los científicos se han inclinado por apoyar la idea de su origen natural: el virus mutó en un mamífero, posiblemente el pangolín, y se volvió capaz de atacar a los seres humanos.

Recientemente, el debate se encendió de nuevo por cuenta de dos expertos que, según explican en una columna en el diario The Wall Street Journal, hay prueba científica para afirmar que hubo manipulación genética de este virus. Ellos son Stephen Quay, CEO de la compañía biofarmacéutica Atossa Therapeutics Inc; y Richard Muller, profesor de física de la Universidad de California en Berkeley. Su tesis es que el coronavirus fue hecho en un laboratorio chino, y la prueba reside en su secuencia genómica.

A manera de ejemplo, existen seis palabras distintas para el aminoácido arginina, que es el más usado por los científicos para potenciar el virus en el laboratorio, un proceso que llaman ganancia de función.

Si un experto quiere hacer ganancia de función puede aumentar enormemente la letalidad de un coronavirus con solo pegar una secuencia especial en su genoma en una ubicación privilegiada. Este procedimiento no deja rastro de manipulación, pero altera la proteína espicular del virus (la que usa para entrar a la célula), lo que provoca que inyecte más material genético en la célula.

Según los autores, desde 1992 ha habido por lo menos 11 experimentos separados que han agregado una secuencia especial a la misma ubicación. El resultado final siempre ha sido un virus más potente.

Para hacer ganar potencia a un virus, los científicos han usado la secuencia doble cgg a fin de producir arginina. Explican los especialistas que esta es más conveniente porque los investigadores ya saben insertarla y, a diferencia de las otras opciones, deja una señal que permite rastrearla.

En los virus que mutan de manera natural no hay esa doble cgg porque esta se suprimiría espontáneamente. “Pero no cuando ese cambio se da en el laboratorio”, señalan Quay y Muller. Fue esta secuencia exacta la que apareció en la secuencia genética del SARS-CoV-2. “Sí, podría haber sucedido al azar, a través de mutaciones.

¿Pero creen eso? Como mínimo, este hecho –que el coronavirus, con todas sus posibilidades aleatorias, tomó la combinación rara y antinatural utilizada por los investigadores humanos– implica que la teoría principal de su origen debe ser un escape de laboratorio”, enfatizan los expertos. Aún más: argumentan que “esa combinación nunca ha sido vista en forma natural en otro tipo de coronavirus, ni en SARS ni en MERS, ambos primos del nuevo virus”.El ensayo solo viene a suscitar más dudas en el misterioso tema.

La semana pasada, un controvertido estudio aseguró que científicos chinos serían responsables de crear el SARS-CoV-2 en el laboratorio de Wuhan, y que luego de hacerlo trataron de cubrir las huellas con una versión del virus manipulada por ingeniería genética para hacer parecer que venía de los murciélagos.

laboratorio wuhan
Un controvertido estudio aseguró que científicos chinos serían responsables de crear el SARS-CoV-2 en el laboratorio de Wuhan, y que luego de hacerlo trataron de cubrir las huellas con una versión del virus manipulada por ingeniería genética para hacer parecer que venía de los murciélagos. | Foto: Xinhua News Agency/Getty Images

Otro artículo agitó previamente las olas. Se trata de un trabajo escrito por el profesor Angus Dalgleish, oncólogo de la Universidad de St. George, Londres, y el doctor Birger Sørensen, virólogo noruego y presidente de la compañía farmacéutica Immunor.

Mientras analizaban muestras de covid-19 el año pasado, en un intento por crear una vacuna, descubrieron “huellas dactilares únicas” en el virus que, dicen, “solo podrían haber surgido de la manipulación en un laboratorio”. Según estos expertos, hubo “destrucción deliberada, ocultamiento y contaminación de datos” en el laboratorio chino, y señalaron como prueba adicional el silenciamiento y la desaparición de científicos que hablaron sobre el tema en ese país.

A eso se suma un reporte –también publicado por The Wall Street Journal– en el que, de acuerdo con informes de inteligencia de Estados Unidos, varios empleados del Instituto de Virología de Wuhan, que ha desarrollado investigaciones con tipos de coronavirus de murciélagos potencialmente peligrosos para los humanos, tuvieron que ser hospitalizados con una enfermedad respiratoria muy similar a la covid-19 en noviembre de 2019. Y, como si fuera poco, Anthony Fauci, cabeza del Instituto Nacional de Enfermedades Alérgicas e Infecciosas de Estados Unidos, quien estaba convencido del origen natural del virus, declaró en mayo que ya no lo estaba.

Tras la visita de funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a China para indagar sobre el asunto, la entidad confirmó la teoría del origen natural del virus. Pero, ante la renuencia del Gobierno de ese país a colaborar, sumado a estos incidentes, muchos científicos se han unido a la petición de adelantar una investigación independiente para disipar las dudas. Incluso el presidente Joe Biden ordenó a las agencias de inteligencia una indagación más exhaustiva sobre el origen del virus y si fue creado por humanos.

De hecho, algunos se preguntan si la teoría de la fuga del laboratorio es más convincente que la natural. La respuesta es incierta; la evidencia no ha cambiado desde hace un año. La microbióloga Rossana Segreto, de la Universidad de Innsbruck en Austria, expone que hay casi un consenso de que el SARS-CoV-2 tuvo un origen natural en un animal salvaje, y que todo lo demás es solo un intento de provocar pánico en el mundo.

Explica que la historia y la ciencia sugieren que ese salto es la vía más lógica, y no la de la fuga del laboratorio. Sin embargo, otros 18 distinguidos científicos, que ya no están tan seguros de eso, escribieron recientemente en la revista Science una carta titulada ‘Investiguen los orígenes de la covid-19’, en la que argumentan que, con la poca información disponible, ambas teorías son viables.Uno de los firmantes fue el experto de la Universidad de Stanford David Relman, quien dice que la hipótesis de la fuga debe ser analizada a fondo, aunque sea solamente para desmitificarla, y argumenta que “aún quedan científicos que están un poco cerrados a asumir que esto solo pudo tener un origen natural”.

Por ahora, la teoría que menos seguidores tiene es la que señala que China creó intencionalmente un arma biológica, pues no tiene sentido que con ella hubiera afectado a su propia población. Pero los especialistas más cautos no descartan la posibilidad de que un virus potenciado en el laboratorio saliera de manera accidental.

Por ello, esta hipótesis debe ubicarse sobre la misma mesa que la del origen natural. Están aquellos que creen que el tema permanecerá como uno de los misterios del siglo. Así, la humanidad nunca sabría qué causó esta pandemia.