Los ‘kilos de más’ están condicionados por diferentes aspectos que varían entre un organismo y otro, siendo vital la cantidad de ejercicio, así como el tipo de comida que se ingiere. Sin embargo, los especialistas aconsejan priorizar estos dos puntos a la hora de mantener el balance en el peso.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) recalcan que el ambiente, la genética y hasta los comportamientos de sueño tienen incidencia en el sobrepeso y obesidad. No obstante, no se trata de factores determinantes en su totalidad, sino que pueden estar mediados por otros.
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“Los genes no siempre predicen el futuro de la salud (...). En algunos casos, múltiples genes pueden aumentar la predisposición de una persona a tener obesidad, pero se requiere también la presencia de factores externos, como exceso de comida o escasa actividad física”, explican los CDC en su página oficial.
Padecer algunas patologías y, en ese sentido, el consumo de algunos medicamentos pueden tener como efecto secundario la acumulación de grasa y, en consecuencia, ser proclives a patologías adicionales.
Hábitos proclives en el sobrepeso
La doctora de Medicina Interna, María del Carmen Vericat, aclaró a El Mundo que el 70 % de los hábitos son determinantes en cómo se refleja el paso de los años. La especialista explicó que a medida que se envejece es usual dejar atrás actividades regulares que podrían haber sido una constante antes de los 30 años.
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Otros expertos consultados por el medio español aseguran que una mayor pasividad en la etapa ‘media’ de la vida es lo que influye para engordar y a esto se suma la manera en que los compromisos laborales desplazan la actividad física.
Por ejemplo, el hecho de superponer los dispositivos electrónicos, comidas y bebidas sobre la lectura y ejercicio son muestra de ello.
¿Más edad, menor ejercicio?
El entrenador personal, Josué Tarí, mencionó (citado por El Mundo) una analogía que en la práctica es más que perceptible y es cuando los gastos superan los ahorros: “la reducción de la actividad física y el aumento de la ingesta de comida son dos caras de la misma manera”. Lo anterior refiere a que “cuánto más mayores somos, más necesitaríamos entrenar, pero lo hacemos menos”.
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Por su lado, el portal Gastrolab Web destaca la vida sedentaria (incrementada en algunos casos después de la pandemia de coronavirus), no medir el consumo de harinas, azúcares y grasas como otros hábitos que se deberían evitar. A estos se adiciona la baja ingesta de vegetales y frutas.
Otro error que asocia esa plataforma con la edad y el sobrepeso es comer cuando no falta mucho tiempo antes de irse a dormir o una mayor proporción de alimentos en la cena.
¿Cómo mantener el peso equilibrado?
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades subrayan la importancia de que no falte en la mesa una variedad de nutrientes que el cuerpo terminará agradeciendo, más cuando los años ‘pasan factura’. El organismo sanitario recomienda fijar un plan de alimentación balanceado donde estén los lácteos, cereales, frutas, verduras, proteínas.
Además, los CDC aseguran que es preferible evitar las grasas trans, saturadas, la comida con alto contenido en sodio y los azúcares añadidos. En cuanto a las frutas, la autoridad en salud destaca el kiwi, el mango y la piña. Sobre las carnes hace hincapié en una preparación al horno o la parrilla.
Si limitar los azúcares agregados representa un desafío, los CDC aconsejan reemplazar las bebidas que los contengan por agua y no pasar desapercibidas las etiquetas al hacer mercado. De esa forma, se puede ser ‘más consciente’ de lo que se lleva a la mesa.