La cola de caballo contiene sílice que activa la formación de colágeno, que aporta beneficios para la piel y el cabello. Foto: Getty Images.
La cola de caballo tiene propiedades antiinflamatorias y diuréticas. | Foto: Foto: Getty Images.

Vida Moderna

Así se debe usar la hierba que ayuda a aliviar el dolor de huesos y articular

Mantener una buen salud ósea es vital para el ser humano.

Redacción Vida Moderna
4 de noviembre de 2023

El dolor óseo es menos común que el dolor articular y el dolor muscular, y la fuente de un dolor óseo puede ser clara, como a raíz de una fractura después de un accidente, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

No obstante, hay otras causas como:

  • Cáncer en los huesos (malignidad primaria).
  • Cáncer que se ha diseminado a los huesos (malignidad metastásica).
  • Interrupción del suministro sanguíneo (como en la anemia drepanocítica).
  • Hueso infectado (osteomielitis).
  • Infección.
  • Lesión (traumatismo).
  • Leucemia.

Adicional, muchas enfermedades pueden afectar las articulaciones y, a menudo, causan dolor y provocan rigidez, enrojecimiento e hinchazón y la mayoría de ellas son crónicas, es decir, duran mucho tiempo.

Así las cosas, para evitar los dolores, el portal Mejor con Salud reveló que la cola de caballo es ideal por sus propiedades antiinflamatorias.

Además, el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló que la cola de caballo “es rica en minerales como calcio, fósforo y magnesio que son minerales fundamentales para fortalecer, aumentar la resistencia y mantener la salud de los huesos”.

Asimismo, indicó que “algunos estudios realizados en laboratorios demuestran que la cola de caballo puede inhibir la degradación de los huesos y estimular la formación y regeneración de células óseas, previniendo el desarrollo de enfermedades como osteoporosis, osteopenia o raquitismo, por ejemplo”.

Sobre la misma línea, añadió: “Otros estudios demuestran que, debido al alto concentrado de sílica en su composición, la cola de caballo ayuda a mejorar la formación, densidad y consistencia de los huesos y cartílagos, además de aumentar la síntesis de colágeno y mejorar la absorción de calcio en los huesos”.

Sin embargo, faltan estudios para comprobar lo mencionado y, por tal razón, antes de consumir alguna planta o alimento, lo primero que hay que hacer es consultar al médico tratante o a un nutricionista para que sea este quien guíe el proceso. También, indique qué es lo más adecuado para cada persona, pues las anteriores recomendaciones no son las indicadas para todas las personas, ya que la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.

Por su parte, el Instituto Nacional de Osteoporosis y Enfermedades Óseas Relacionadas que hace parte de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés) reveló algunas recomendaciones para cuidar los huesos y articulaciones:

1. Hacer ejercicio: la OMS sugiere realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas e intensas a lo largo de la semana.

2. Incluir mucho calcio en la dieta. Los adultos entre 19 y 50 años, y los hombres entre 51 y 70 años tienen un consumo diario recomendado de 1.000 miligramos (mg) de calcio por día. La recomendación aumenta a 1.200 mg al día para mujeres mayores de 51 años y para hombres mayores de 71 años.

Además, algunas buenas fuentes de calcio son los productos lácteos, las almendras, el brócoli, la col rizada, el salmón enlatado con huesos, las sardinas y los productos de soja, como el tofu.

3. Incluir vitamina D. El cuerpo necesita vitamina D para absorber el calcio. Para los adultos de entre 19 y 70 años, el consumo diario recomendado de vitamina D es de 600 unidades internacionales y la recomendación aumenta a 800 unidades internacionales para adultos mayores de 71 años.

Entre las buenas fuentes de vitamina D se encuentran los pescados grasos, como el salmón, la trucha, los peces blancos y el atún. También los hongos, los huevos y los alimentos fortificados, como la leche y los cereales, son buenas fuentes de vitamina D. La luz solar también contribuye a la producción de vitamina D en el cuerpo.