Niño comiendo
Antes de dar un suplemento vitamínico a los niños hay que indagar la razón por la que no comen. | Foto: Getty Images

Vida Moderna

¿Qué vitamina abre el apetito en los niños?

Generalmente, los niños le huyen a la hora del almuerzo o la cena entre los 5 y 8 años.

13 de abril de 2022

Para los padres generalmente se presenta una lucha al darles de comer a sus hijos, pues a algunos les llega la edad en que no quieren sentarse a la mesa y representa todo un reto lograr que terminen la comida que está servida en el plato.

Al respecto puede suceder que los encargados hayan probado uno y mil métodos para lograr que los menores permanezcan atentos a la hora de las comidas y no empiecen a evadirla sacando cientos de excusas ante los alimentos.

Sin embargo, los expertos han dado un parte sobre las posibles causas de esta conducta y han hecho diferentes recomendaciones para abrir el apetito en los hijos y así evitar que la hora de la comida se convierta en una pelea constante, ya que esto se vuelve contraproducente en el organismo y la mente de los niños.

Según Clínica Las Condes de Chile, “que un niño no quiera comer se puede deber a distintas causas, tales como físicas o emocionales-psicológicas. Una frustración, un estado ansioso o un cambio concreto en la vida del niño puede provocar que no quiera comer. Si esto es temporal, hay que dejar que la situación se normalice por sí sola”.

La hora de las comidas debe ser agradable para los niños, no una pelea.

“Cuanto más estrategias se usen para lograr el objetivo, peor. Y esto es, simplemente, porque los menores se dan cuenta de que están generando mucha atención, que es lo que buscan”, señaló la psicóloga de Clínica, María Ignacia Burr.

Sin embargo, es probable que se presenten anorexias de causa psicógena, con formas simples y transitorias, como las que aparecen tras el destete, el nacimiento de un nuevo hermano, la entrada en la guardería o la interrupción del contacto con la madre, y formas más complejas como la denominada anorexia esencial de la infancia, que puede llegar a afectar a uno de cada tres niños menores de ocho años, así lo registra Elsevier.

Añade que una circunstancia específica como la interrupción de la lactancia materna, asegura, puede precipitar el desencadenamiento de una anorexia infantil crónica. El menor puede presentar este tipo de anorexia esencial cuando registra dificultad persistente para comer adecuadamente y se le dificulta en gran manera subir de peso.

En el desarrollo de los menores se produce un aumento de las necesidades proteicas por el crecimiento de los músculos y otros tejidos. El aumento de peso es entre 2 y 2,5 kg/año. El crecimiento es de aproximadamente 12 cm el segundo año, 8 a 9 cm en el tercero y 5 a 7 cm después de esta edad. Al finalizar el tercer año, tanto las niñas como los niños alcanzan el 50% de su estatura adulta.

Los suplementos que se prescriben más frecuentemente son los de vitaminas A, C y D, que se encuentran en alimentos como espinacas, tomates, y productos lácteos como queso y leche fortificada (se debe escoger opciones lácteas sin grasa o bajas en grasa). Además de cereales para el desayuno fortificados, frutas y verduras de color naranja y amarillo como zanahorias, patatas dulces, mangos y melón o brócoli, según Medlineplus.

Añade que la vitamina A ayuda a mantener sanos los dientes, de igual manera los tejidos blandos y óseos, membranas mucosas y piel. Esta vitamina es conocida como retinol, ya que produce los pigmentos en la retina de los ojos, además favorece a una buena visión.