Durante casi tres semanas, el Gobierno de Donald Trump ha mantenido la máxima presión contra el régimen de Nicolás Maduro y los carteles del narcotráfico provenientes de Venezuela. Aunque muchas voces habían dicho que el mandatario estadounidense solo quería dar un alarde de su poder, el martes se constató que no era así: en una demostración de sus intenciones, atacó una lancha rápida con 11 supuestos narcotraficantes venezolanos que al parecer transportaban droga hacia Estados Unidos.

Con esta operación, el mandatario se decidió a atacar a una organización narcotraficante con todo su poder militar, algo inédito en la política antidrogas del país norteamericano, que siempre había optado por intentar capturar con vida a dichos criminales para luego juzgarlos en suelo estadounidense. Pero esta decisión también mostró los pesos que se están dando en Washington, pues una facción de la administración triunfó al convencer al mandatario de ejecutar acciones contra esas organizaciones.

La Casa Blanca vive una verdadera pugna entre aquellos que quieren que se siga presionando a los carteles de droga y al régimen de Nicolás Maduro, mientras que otros buscan soluciones más pragmáticas, a pesar de que ambos bandos detestan a Maduro. Las diferencias radican en su naturaleza política: mientras unos quieren que Estados Unidos sea garante de seguridad y lucha contra el narcotráfico al arremeter contra el régimen venezolano, otros aseguran que la situación en el vecino país no es problema de Washington.

Marco Rubio, secretario de Estado y quien le habla al oído a Donald Trump en materia geopolítica, es quien lidera el bando de los intervencionistas. Él, por sus orígenes cubanos, siempre ha sido una voz crítica hacia las dictaduras del continente como Cuba, Nicaragua y Venezuela. En tanto, del otro lado, hay figuras como el secretario del Tesoro, Scott Bessent, que piensan en el control y la presión económica que puede tener el país hacia la dictadura venezolana.

Nicolás Maduro, dictador venezolano. | Foto: AFP or licensors

A pesar de la fuerza que tiene Rubio, la facción más moderada ha logrado anotarse algunas victorias desde el regreso de Donald Trump al poder. Por ejemplo, las primeras interacciones del Gobierno con el régimen de Maduro fueron mediante el enviado especial Richard Grenell, quien incluso fue hasta Caracas a negociar la liberación de ciudadanos estadounidenses encarcelados.

Además, cabe recordar que Estados Unidos brindó un salvavidas al régimen de Nicolás Maduro al extender la licencia de la petrolera Chevron, la cual en principio había revocado para conseguir apoyo de congresistas latinoamericanos en la Cámara de Representantes para aprobar sus planes económicos. Pero hace un mes volvió a dar su visto bueno en un acuerdo que podría representar la producción de más de 200.000 barriles diarios, que podrían representar hasta el 30 por ciento del PIB venezolano.

Medios estadounidenses han reportado la ruptura en la Casa Blanca por cuenta del caso venezolano desde que comenzó el mandato de Donald Trump. Por ejemplo, The New York Times habló acerca de las distantes relaciones entre Marco Rubio y Richard Grenell por cuenta del trato que consideran que se debería dar al régimen venezolano.

Marco Rubio es uno de los antagonistas más grandes del régimen de Nicolás Maduro.

“Gran parte de su desacuerdo se ha centrado en Venezuela. Rubio, cubanoamericano, ha sido uno de los principales opositores a cualquier concesión a Maduro, cuya elección Estados Unidos considera ilegal, desde su época como senador por Florida. Grenell, con la aprobación de Trump, se ha posicionado como un negociador con el líder venezolano y argumentó que si Estados Unidos no se apropia del petróleo venezolano, China lo hará”, manifestó el medio neoyorquino.

Laura Loomer, una periodista muy cercana a Donald Trump, se mostró en desacuerdo de una invasión a Venezuela y criticó abiertamente a los medios de comunicación por hacer eco de esta idea. “En este momento, Fox News está entrevistando a María Corina Machado, echando gasolina al fuego y presionando para un cambio de régimen a expensas del pueblo estadounidense”, dijo la mujer, que también aseguró que era un error llevar a Estados Unidos a un conflicto en la región por posibles represalias de China.

En otros medios, como WLRN, sugieren que no se desplieguen tropas en Venezuela, por miedo a un escenario similar al de Irak. Consideran que se envíe un ataque dirigido hacia el régimen de Maduro. “Ordenar el ataque quirúrgico, al estilo de un dron, un enfoque que constituye la diferencia entre, por ejemplo, eliminar la cabeza de la Guardia Revolucionaria de Irán, como hizo Estados Unidos en 2020, y enviar a los marines a Teherán”, dice en un editorial.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump. | Foto: 2025 Getty Images

Es solo el inicio

Más allá de cualquier disputa, la realidad es que la política del Gobierno Trump en este momento es la de atacar a los carteles de droga. Los 11 supuestos narcotraficantes que cayeron en el bote que fue bombardeado eran, a juicio de la Casa Blanca, parte del Tren de Aragua, grupo criminal que Washington califica como una organización terrorista, al igual que el Cartel de los Soles. De este último, Estados Unidos señala a Maduro de liderarlo, junto a su séquito, con Vladimir Padrino y Diosdado Cabello.

Según los funcionarios más cercanos al presidente, esto es solo el inicio. “No van a poder seguir actuando con impunidad, que no simplemente van a perder una carga. Eso no va a pasar. Este presidente no lo va a permitir. Él ha sido claro. Es una promesa que le hizo al pueblo norteamericano, lo eligieron por esa promesa y va a cumplir con esa promesa”, dijo Marco Rubio durante una rueda de prensa, en la que manifestó que seguirán arremetiendo contra el Cartel de los Soles y el Tren de Aragua.

Otra de las voces aliadas a Rubio es la del secretario de Defensa, Pete Hegseth, quien también mostró la decisión de Washington de arremeter contra Maduro y los grupos narcotraficantes venezolanos. “La única persona a la que debería tener miedo es Nicolás Maduro, quien está funcionando como un capo de un narco-Estado, no fue elegido y es buscado por la cantidad de 50 millones de dólares por los Estados Unidos”, dijo el funcionario.

Nicolás Maduro y Donald Trump | Foto: AFP / Getty Images

Con esto en mente, es poco probable que Estados Unidos baje las tensiones actuales contra Caracas: por el contrario, seguirá en su cruzada contra el narcotráfico, aunque desde la prensa estadounidense se considere muy poco probable que Trump autorice una invasión a suelo venezolano. Pero al mantener las operaciones en el Caribe, envía un mensaje hacia el régimen venezolano, más teniendo en cuenta que el mayor tráfico de cocaína hacia Norteamérica llega por el Pacífico, lejos de la flota militar.

Este jueves, Rubio estuvo visitando Ecuador, donde respaldó la lucha contra el narcotráfico en la región y reiteró la postura de Estados Unidos de tratar a Maduro como un dictador y un jefe de una organización terrorista.

El exministro de Defensa colombiano, Diego Molano, considera que también es un mensaje para los países que se muestren a favor del régimen venezolano. “Lo que tiene implicaciones para Colombia es que, por supuesto, Colombia se está quedando fuera de esa alianza. No solo porque ha dicho que el Cartel de los Soles no existe, sino porque tomó decisiones de movilizar tropas para hacer patrullaje conjunto con el régimen, enviando una señal equívoca de que Colombia más bien está protegiendo al régimen y no se alinea con los intereses de Estados Unidos”, puntualizó a SEMANA.