SEMANA: ¿Se considera el fenómeno de esta competencia por la presidencia en 2026?

ABELARDO DE LA ESPRIELLA: Creo que, desde el principio, hubo una lectura equivocada sobre esta candidatura. Estoy en los primeros lugares, simple y sencillamente, porque esta es una candidatura popular. Hice la alianza, la comunión, con quien había que hacerla, con el pueblo colombiano y conecté. No de otra manera se puede explicar que un tipo sin trayectoria política, sin estructura, que no pertenece a la casta política, que no está financiado por los grandes capitales, esté de primero. La alianza más importante con el pueblo ya la hice y por eso esta candidatura se ha convertido en un verdadero fenómeno electoral.

SEMANA: Hay críticas por la falta de unión de la centroderecha y la derecha y la posibilidad de que lleguen divididos a las elecciones presidenciales en 2026. ¿Qué piensa sobre eso?

A.E.: La mayoría quiere la unión, con ellos a la cabeza, pero esa unión no es posible si no tienes el fervor de la gente, el apoyo del pueblo colombiano. Por más ganas que tengas, por más trayectoria y más pergaminos, no vas a ser la cabeza de esa unión y todo el mundo quiere serla. Muchos de los que hoy dicen que hay que revisar si puedo entrar o no en ciertas coaliciones me buscaron antes y querían mi apoyo y que los aconsejara. Cuando me meto en la contienda y empiezo a marcar a los pocos días, a descollar y a agarrar la delantera, entonces todo el mundo empezó, de una manera u otra, a bloquearme. Yo soy un verdadero demócrata, creo en el mercado libre de la democracia. Al final, el pueblo es el que decide. Entonces, a todo el mundo le gustaba la unión y la democracia hasta que empecé a salir de primero en los sondeos. Y yo lo dije desde el principio: si el fervor popular estaba con alguien más, no tenía ningún problema en apoyar a esa persona. Gracias a Dios y al apoyo de los colombianos, ese fervor hoy está en la candidatura del Tigre y por eso voy de primero en todos los sondeos.

SEMANA: ¿Y qué propone hoy para lograr esa unión? ¿Qué fórmula se le ocurre?

A.E.: Aquí tiene que haber una unión real, práctica y que deponga los intereses y los egos particulares para poner por encima de todo eso los altos intereses de la República, como decían los antiguos romanos. Dejar solo al candidato de izquierda, durante cinco meses, sin que haya un candidato de este lado, es un verdadero despropósito. Ninguna estrategia política que consulte la realidad podría explicar que esperemos hasta marzo para que ese candidato, el heredero de Petro y de la izquierda radical, el señor Iván Cepeda, quede casi seis meses solitario y al ruedo. Nosotros no podemos seguir agobiando al pueblo colombiano con esa incertidumbre, con esta desazón, con la desesperanza que hay, porque no se ve una salida.

Abelardo de La Espriella dice que para las elecciones de 2026 debe haber una unión real y práctica. | Foto: SEMANA

SEMANA: Entonces, ¿qué propone?

A.E.: Yo soy un tipo que viene del mundo privado. No soy político, soy pragmático. La fórmula es muy sencilla: le propongo a todos los que estén del lado de la democracia, de la libertad, de la institucionalidad, que hagamos una encuesta en la que entre todo el que quiera, siempre y cuando no sea alguien que pertenezca al círculo de Petro, que haya trabajado en el Gobierno de Petro o que le haya apoyado decididamente para que llegara a la presidencia. Por supuesto, no vamos a aceptar a congresistas que hayan sido cómplices de Petro en la destrucción del país. Es decir, cabe todo el mundo menos Petro y sus cómplices. Es sencillo: es una encuesta antes del 10 de diciembre para que se pueda conocer el resultado ese día. Y esa encuesta va a permitir varias cosas.

SEMANA: ¿Cuáles?

A.E.: Si hacemos una encuesta, por una parte, le evitamos ese gasto multimillonario al Estado colombiano (el de la consulta en marzo de 2026). Nosotros no podemos criticar al Gobierno y hacer lo mismo que ellos. Esa encuesta evita un gasto multimillonario del erario. Adicionalmente, esa encuesta evita que gente que no tiene posibilidades de llegar a la presidencia, porque no tiene los números, vaya al Congreso de la República. Muchos de esos precandidatos pueden ser muy buenos congresistas para Colombia. Hay gente muy buena, preparada, con trayectoria. Le damos a Colombia esa tranquilidad y aseguramos que no haya una afectación de los mercados en el primer trimestre del próximo año. Toda esta angustia e incertidumbre termina afectando sustancialmente el mercado. Vamos a darle ese regalo de Navidad al pueblo colombiano. Vamos a ponernos de acuerdo en una encuesta con tres firmas colombianas. Por supuesto, que sean encuestas auditables y verificables para que haya garantías para todo el mundo.

SEMANA: ¿Quién financiaría esa encuesta?

A.E.: La pagamos los que vamos a participar.

SEMANA: ¿Y el ganador de esa encuesta va directo a primera vuelta?

A.E.: Claro. Y lo que hacen las demás personas es que adhieren a ese ganador. Ahora dirán que estoy proponiendo esto porque voy de primero en los sondeos. No. Estoy proponiendo esta salida porque es lo que le sirve a Colombia y por una razón elemental: si esperamos cinco meses o más para elegir a un candidato único, el señor Iván Cepeda se va a crecer y probablemente eso no tenga reversa. Si Cepeda se empodera y llega a la presidencia, Colombia se va a perder definitivamente y eso la gente tiene que tenerlo claro. Si hay una persona o algún precandidato que esté del lado de defender la democracia, va a aceptar esta propuesta. Si no quiere y busca ir hasta marzo, está pensando más en sus intereses que en los del país.

SEMANA: ¿Quiénes cree que pueden participar en esa encuesta? Deme algunos nombres.

A.E.: El problema es que como voy de primero se armó el Toconabe (Todos contra Abelardo). Todos me están disparando y hay gente y partidos que han dicho que Abelardo sí puede entrar. Entonces, más bien hago esta convocatoria, a través de SEMANA, por ejemplo, al Centro Democrático. Que allí escojan a un candidato y nos vamos a una encuesta en esa primera semana de diciembre. Si no, que vayan entonces los cuatro precandidatos, el candidato del Partido Conservador, de Cambio Radical, por ejemplo. El doctor Germán Vargas ha dicho que no tiene problema conmigo, lo mismo que el expresidente César Gaviria; entonces, también el Partido Liberal. Enrique Peñalosa dice un día que sí y otro que no. Juan Carlos Pinzón había dicho que más o menos y últimamente dijo que sí; entonces, que venga a esta encuesta y resolvemos esto en diciembre. No voy a invitar a gente que definitivamente no quiere estar conmigo, o las invito, si quieren, pero sé que no van a estar. Vicky Dávila ya dijo: “Con De la Espriella ni a la esquina”. Es válido, estamos en democracia, es lo que ella quiere. Ya Sergio Fajardo dijo: “Con De la Espriella no voy al bate”. Perfecto. Entonces, convoco a los que han dicho que no hay problema conmigo. Conocemos ese resultado el próximo 10 de diciembre y hay plazo hasta el 17 de ese mes para modificar las listas a Senado y Cámara. Muchos de esos precandidatos que no resulten favorecidos pueden ir en esas listas y aportar mucho desde el Congreso de la República.

Yesid Lancheros, director general de SEMANA, en entrevista con Abelardo de la Espriella. | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿El que quede de segundo en esa encuesta puede ser la fórmula vicepresidencial de quien gane?

A.E.: Eso puede ser también parte del acuerdo.

SEMANA: ¿A usted le suena esa idea?

A.E.: Yo no tengo problema si eso es lo que decide la mayoría de los que participemos, soy un demócrata. No vengo aquí a imponer mi criterio. Lo que pasa es que hay una diferencia entre los demás y yo, y es que no aspiro a ser candidato, ya lo soy. A mí me avalan más de 4 millones de firmas, que son fruto del fervor, del patriotismo, sin plata, sin clanes, sin dineros públicos, sin contratos, sin politiqueros de por medio. Entonces, la diferencia mía con muchos que no tienen mucha aceptación, por no decir otra cosa, es que ellos aspiran a ser candidatos. Esto no es un mero trámite jurídico, es un mandato popular y lo voy a hacer respetar. Lo que le conviene a la democracia es que pasemos el año con un candidato de una coalición grande para enfrentar al candidato de la izquierda, que va a ser el señor Iván Cepeda. Olvídense de ese cuento de Roy y de los demás, eso no existe. Esto va a ser entre Cepeda y quien resulte de esta coalición que he planteado.

SEMANA: Si su propuesta no tiene acogida, ¿qué riesgos ve?

A.E.: Riesgos gravísimos. No voy a decir nada que maltrate a nadie que esté aspirando a la presidencia de la república. Voy a tratar de ser lo más diplomático que se pueda, porque uno tiene que respetar también los anhelos y sueños de las personas. Hay gente que lleva muchísimos años queriendo ser presidente de la república. Pero esto no es solamente con el querer, se trata de conectar con el pueblo, porque las alianzas no se hacen en los hoteles, en los conciliábulos de los clubes bogotanos, en las reuniones de los cacaos. No. Esto es una comunión con el pueblo, porque esto es emocional.

El momento que vive Colombia exige un liderazgo que sea simbólico, no un liderazgo técnico. Ahí están equivocados también. Muchos salen y dicen: “Es que yo fui, yo hice, yo hice tal vaina, yo soy el que fue tal funcionario, hice tal cosa de ministro”. El país, el alma de la colombianidad, no está buscando un liderazgo técnico, está buscando un liderazgo simbólico que derrote la narrativa de la izquierda y que interprete esa alma de la colombianidad, que no es otra cosa que la extrema coherencia, la defensa de la patria, de la familia, de la empresa, de la propiedad privada, la lucha contra la corrupción. Las ganas de sacar al país adelante y de mejorar las condiciones a la gente. Hay mucha pobreza, mucha hambre. Y fíjate: el país duró tres años buscando a un líder que trajera esperanza y aquí está el Tigre y me someto a esa posibilidad que planteo para darle tranquilidad al pueblo colombiano. Cualquier politólogo, cualquier estratega, te diría: hombre, tienen que escoger un candidato de coalición ya, porque dejar a Cepeda casi seis meses solo en el ruedo es un gran peligro.

SEMANA: ¿Qué piensa de esas controversias internas en el Centro Democrático para escoger al candidato único del uribismo?

A.E.: Cada quien que resuelva sus líos. Estoy con mi movimiento Defensores de la Patria, y va muy bien. Con la ayuda de Dios y el apoyo de mis compatriotas, en la primera semana de diciembre voy a presentar más de 4 millones de firmas, es un mandato popular que voy a hacer respetar. Si nosotros no hacemos esa encuesta y la gente no se quiere montar en eso, es claro que están en otra cosa, no están preocupados por el país. Cometemos un gran error. Lo que no voy a aceptar es someterme hasta marzo y quedar supeditado a lo que digan los distintos sectores que un día me vetan, y otro me censuran.

SEMANA: Si no se concreta esa encuesta, ¿no participaría, entonces, de una consulta en marzo de 2026?

A.E.: Tengo un mandato popular de más de 4 millones de firmas. Entonces, lo estoy revisando…

SEMANA: ¿Es posible, entonces, en ese escenario, que vaya directo a la primera vuelta?

A.E.: Sigo trabajando, no puedo parar. Entonces, ¿qué? Voy a esperar que se pongan de acuerdo 50, 70 precandidatos que no suman un porcentaje relevante entre todos ellos. Mientras la izquierda sigue avanzando, tengo que ser responsable con el mandato que tengo.

Abelardo de La Espriella dice que el objetivo es salvar a Colombia. | Foto: SEMANA

SEMANA: Le repito la pregunta. Si la encuesta no se concreta, ¿iría solo a primera vuelta?

A.E.: Lo estoy revisando y no lo descarto por una razón elemental: tengo un mandato popular que son 4 millones de firmas. El objetivo es salvar a Colombia, reconstruirla y defender la libertad, la democracia y la institucionalidad.

SEMANA: Ha dicho que busca llegar a la presidencia, entre otras razones, para castigar a Gustavo Petro. ¿Eso qué quiere decir?

A.E.: Siempre he dicho que hay que castigarlo con las armas de la justicia, con la fuerza de las leyes. Lo que han hecho Petro y sus cómplices del régimen le ha hecho muchísimo daño a Colombia. Eso no puede quedar en la impunidad, porque manda un mensaje terrible. Cuando me refiero a castigar, me refiero a hacer justicia y hacer justicia al mejor decir de Ulpiano: darle a cada quien lo que le corresponde. ¿Cómo vamos a avanzar como país si no castigamos el robo descarado de las finanzas públicas, la quiebra de Ecopetrol, la corrupción rampante, la cesión de la soberanía entregándole el Catatumbo al narcoterrorismo y al cartel de los Soles? ¿Cómo avanzamos como sociedad si las fechorías de Benedetti y demás hierbas del pantano quedan en la impunidad? No hay cómo seguir adelante si no dejamos caer la espada de la justicia sobre Petro y sus cómplices en la destrucción de Colombia.

Mira, le han entregado los territorios al narcoterrorismo. En las regiones y en las ciudades han empoderado a las bandas criminales, han sido ensalzados a nivel de señores delincuentes de la peor laya y condición, como lo que ocurrió en el tarimazo en Medellín. Han arruinado al Estado agigantando la nómina, imponiendo impuestos asfixiantes a nuestros empresarios, a los colombianos en general. Han destruido el sistema de salud, se han robado más de 90 billones de pesos, acabaron con el Icetex, con el programa Ser Pilo Paga, han profundizado la brecha social y han desangrado al Estado para tratar de atornillarse al poder. ¿A ti te parece que eso tiene que quedar en la impunidad? Eso debe tener castigo, y Petro tiene que saber que la justicia, no solamente nacional, sino también internacional, va a operar y lo va a castigar como en derecho corresponde, a él y a todos sus cómplices.

SEMANA: Ha dicho, incluso, que enviaría a Petro en un avión de la DEA hacia Estados Unidos.

A.E.: Claro, por supuesto. ¿Tú crees que lo de Petro va a quedar en la impunidad para el Gobierno americano? ¿Por qué crees que Petro está tan descuadrado? ¿Por qué crees que Petro está actuando de la manera más errática e inexplicable? Porque él sabe que hay, como decimos en el Caribe colombiano, un “cable pelado grande” en Estados Unidos. Haber entregado el Catatumbo para que allí se haga una zona franca del narcotráfico, haber permitido que lleguemos a 330.000 hectáreas de coca, haber implementado la paz total, que no es sino impunidad total para evitar la extradición de grandes narcoterroristas y delincuentes. ¿Tú crees que a eso no se le va a pasar factura?

Se está conspirando contra el Gobierno norteamericano por una razón elemental: en Colombia se produce el 70 por ciento de la cocaína del mundo, y mucha de esa cocaína termina en Estados Unidos. Eso se volvió un problema de seguridad nacional para Estados Unidos, amén de que hace muchos años se convirtió en un problema de salud pública. Mira lo que está pasando con Venezuela. La guerra frontal contra el narcotráfico. Lo de Petro es grave, y él lo sabe.

SEMANA: ¿Petro va a terminar con un indictment en Estados Unidos?

A.E.: Va a terminar muy enredado allá y acá. Lo que ha hecho Petro no puede quedar en la impunidad. Petro sigue siendo un subversivo, un guerrillero que quiere destruir el orden constitucional, aferrarse al poder y que tiene en el narcoterrorismo a sus mejores socios, como históricamente lo ha tenido la izquierda radical.

SEMANA: A su juicio, ¿quién es Iván Cepeda?

A.E.: Es un símbolo del comunismo extremo, es el heredero de Petro y de lo más recalcitrante, vetusto, manido y peligroso de la izquierda radical. Lo quiero enfrentar a él, porque es que a mí me gustan los retos. Es un tipo formado, frío y representa exactamente todo lo que yo he combatido y con lo que nunca voy a conectar ni conciliar: la destrucción de la economía, el empobrecimiento, la alianza con la narcoguerrilla. Y por eso quiero derrotar a ese símbolo. El país no es bobo. El país ya escogió a otro símbolo de este lado. El país me escogió a mí porque no quiere liderazgos técnicos, está buscando un liderazgo simbólico que represente todo lo contrario de Cepeda. El país no es tonto. Ya saben que Cepeda es el elegido y va a ser quien termine ungido al final como el candidato de Petro y de la izquierda en general.

¿Por qué se llena el Movistar Arena con 16.000 personas y se quedan 3.000 afuera, sin buses, sin tamales, sin plata, sin políticos y sin maquinaria? Porque el pueblo no es tonto como los políticos piensan. Necesitaba ungir a un candidato que fuera un símbolo de este lado para que enfrente a Cepeda. Y eso es lo que los políticos no han sabido leer. Este es un fenómeno popular, por eso la gente me está apoyando. Cepeda es un símbolo, no se puede negar, es un símbolo de lo que no debería ser y de lo que está mal. Y la gente me ha ungido a mí como ese líder que representa ese símbolo que defiende esa extrema coherencia que identifica el alma de la colombianidad y que va a enfrentar a Cepeda como hay que enfrentarlo.

SEMANA: Pero se dice que, en una eventual segunda vuelta entre Abelardo de la Espriella e Iván Cepeda, podría ganar Cepeda.

A.E.: Eso es pura paja. Hace cuatro meses decían: “De la Espriella se lanzó, eso es un parapeto, eso es una morisqueta, eso es una payasada, eso no va para ningún lado”. Luego empezaron a ver el power de las redes. Tas, tas, tas, entonces decían que esto era solo de redes. Luego empezaron a ver cómo me iba en todas las regiones y el lleno total de todos los escenarios y empezaron a decir: “Epa, sí, tiene fuerza. No solamente aire en las redes, también tiene tierra”. Y ahora, como ya se dieron cuenta de que llené el Movistar y que la saqué del estadio, están diciendo ese nuevo invento. Yo tengo mediciones y les gano a todos en una segunda vuelta. Insisto, no están leyendo bien esto. Este es un fenómeno popular, una sincronía en la defensa de unos principios y valores fundacionales. No es un tema de ideología. Estoy defendiendo principios y valores fundacionales que representan el alma de la colombianidad y por eso hice comunión con el pueblo colombiano. Esa es la alianza que verdaderamente me interesa a mí.

Abelardo de la Espriella dice que la unión en torno a las elecciones de 2026 no puede ser de egos ni intereses. | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿Ve fuerte al petrismo, electoralmente hablando?

A.E.: Están vivos. En la consulta sacaron 2,7 millones de votos. Yo tengo 4 millones de firmas sin plata, sin pagarle a nadie, sin estructuras, sin contratos, sin politiqueros. Dicen que la consulta de ellos fue en frío, eso es paja. Tenían politiqueros en todos los departamentos. Aquí en el Atlántico hicieron desastres y se gastaron todos los billetes del mundo. Entonces, evidentemente, la culebra está viva, sigue viva. El petrismo está agonizando, hay que acabar de enterrarlo a través de la derrota de ese símbolo que significa y que representa Iván Cepeda. Pero para eso necesitamos a un candidato de coalición antes de que finalice el año para que Cepeda no se quede solo en el ruedo durante casi seis meses.

SEMANA: ¿Cree que al expresidente Álvaro Uribe le va a gustar esta fórmula de la encuesta que usted plantea en esta entrevista con SEMANA? ¿Ya la consultó con él?

A.E.: No. Esta es una propuesta de mi propia cosecha. No la he consultado con el presidente Uribe; creo que podría gustarle y de alguna manera resolvería muchos de los problemas que tiene en el Centro Democrático. La gente está angustiada. La unión no puede ser en torno a egos o intereses. Dicen: “Quiero ser presidente desde que era chiquito, me decían que yo iba a ser presidente”. O también dicen: “Fui ministro y tengo que ser presidente”. O esta otra: “Tengo todos los pergaminos y todos los estudios del mundo, y soy el más berraco para ser presidente”. No. Esto es con el pueblo; entonces, vámonos a una encuesta.

SEMANA: Hablemos de sus propuestas y empecemos por relaciones internacionales. En el caso de que sea elegido presidente, ¿cómo será su relación con Nicolás Maduro?

A.E.: No habría ninguna relación. Lo he dicho hasta la saciedad: un demócrata no puede tener relación de ninguna clase con tiranos, ni con Maduro, ni con Ortega, ni con el régimen de Díaz-Canel en Cuba y, por supuesto, con ningún otro país en el que no opere correctamente la democracia.

SEMANA: ¿No iría al Palacio de Miraflores, en Caracas?

A.E.: No hay ninguna posibilidad. Confío, y creo que es la voluntad de Dios, en que el régimen de Venezuela se va a caer pronto y esa va a ser la mejor reforma tributaria para Colombia, va a ser el mejor plan de desarrollo. Venezuela se va a convertir en el primer socio comercial de Colombia, vamos a tener que reconstruir ese país. Fíjense ustedes, nosotros salvándonos del comunismo y rescatando de las cenizas a un país que ha sido destruido por cuenta del comunismo. Sería una belleza.

SEMANA: ¿Cómo va a caer el régimen de Maduro?

A.E.: Mira lo que está haciendo el presidente Trump. Es que el mundo tampoco ha sabido leer eso. Ese despliegue militar no va a quedar en nada. Ahí van a empezar a pasar cosas muy interesantes. Porque, te insisto, el narcotráfico, la trata de personas, los migrantes ilegales, todo eso se volvió un problema de seguridad nacional para Estados Unidos y ya lo están corrigiendo, haciendo lo que hay que hacer. Eso que está haciendo el presidente Trump lo he propuesto hace mucho rato. Lancha que salga (con droga), que un avión la hunda y punto. Y se acabó. Así se acaba con eso, con decisión, ardentía y carácter.

Abelardo de la Espriella asegura que no le va a volver a contestar a Vicky Dávila. | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿Está de acuerdo con que Trump retire a Maduro del poder a la fuerza?

A.E.: Por supuesto. Hace unos años escribí un libro que se llama Muerte al tirano. Allí doy las razones políticas, sociales, morales, éticas y religiosas de por qué es válido darle muerte a un tirano que sojuzga a su pueblo. El libro concluye que la única manera en que Maduro salga del poder es a través de la fuerza de un ejército internacional, en este caso el de Estados Unidos.

SEMANA: A propósito de Venezuela, la precandidata presidencial Vicky Dávila ha dicho que usted es indigno para ser presidente de Colombia y ha puesto de presente su rol como abogado de Álex Saab. ¿Qué le responde a ella?

A.E.: Creo que es la última vez que le voy a responder a Vicky. Ya no tiene sentido, he tratado por todos los medios de sentarme con ella. Tuvimos una amistad de 20 años y nunca me hizo un reclamo. Fui a su matrimonio con José Amiro, fui abogado de él, ella me consultaba, estuvo aquí en Barranquilla, en el bautizo de mis hijos, hacíamos karaoke en su casa, en la mía. Empezamos juntos en Radiosucesos RCN. La conozco hace más de 20 años, y la política apareció y ella empezó a cuestionarme. Eso es válido en democracia.

Ella verá lo que hace, pero no puedo aceptar que me siga haciendo juicios morales por mi ejercicio de abogado y no solamente en el caso de Álex Saab, a quien invité en su momento para que cooperara con Estados Unidos, cosa que no quiso hacer.

Después de más de 20 años de ejercicio profesional, no tengo ni una sanción disciplinaria, ni una sanción penal. En consecuencia, actué conforme a derecho. Entonces, si ya los jueces se pronunciaron, ¿qué le hace pensar a Vicky que ella tiene más autoridad que los jueces de la república?

Dicho lo anterior, a mí nunca me había ido tan mal con una mujer, porque les he dicho a todas: “Sentémonos, vamos a tomar un cafecito”. Ya entendí, no quiere nada conmigo. No la vuelvo a invitar a un café. Ella tiene el derecho a pensar lo que quiera. Lo que me resulta supremamente extraño es que durante 20 años de amistad nunca hubo un señalamiento, un reclamo, y ella sabe que nunca le pedí nada indebido, que siempre la respeté, la quise mucho y siempre la valoré, pero ya entendí. Está bien. Hasta aquí llegamos.

Yo no puedo pasarme la vida respondiéndole cosas a ella que los jueces ya han determinado. Fíjate, en algún momento me acusó de que yo había entregado a Saab y que había negociado con el Gobierno de Estados Unidos. Entonces, le puse un trino: “Querida Vicky, mira, si quieres vamos juntos al Departamento de Justicia. Si es así como tú dices, yo renuncio a la candidatura. Y si no es así, tú ni siquiera tienes que pedir excusas”. Todavía estoy esperando que me diga cuándo vamos a Washington. Entonces, no me puedo pasar la vida respondiéndole a Vicky cuando lo que está en juego es la democracia, la libertad y la institucionalidad. Dejo algo claro: no la considero mi enemiga, como no considero enemigo a ninguno de los otros precandidatos. Considero como enemigo al señor Petro y a su heredero, el señor Cepeda, y a los cómplices que han secundado a Petro en la destrucción de Colombia. Pare de contar.

Si a mí me quieren aplicar un rasero moral o ético, traído de los cabellos, como el hecho de haber sido el abogado del uno o del otro, entonces vamos a sentarnos todos en una mesa y revisamos la trayectoria de cada quien, la familiar, quién financia a cada uno y cómo es que están haciendo para librar esta batalla. Mucha de esa gente que dice “De la Espriella no entra aquí” han sido funcionarios investigados por corrupción.

Nunca he cogido un peso de la plata pública, nunca he tenido contratos. No tengo una sola investigación, ni penal ni disciplinaria. Entonces, ahora el malo soy yo, simple y sencillamente porque voy de primero y todos me tiran piedras. Ahí lo que hay es un interés político, y el pueblo no es bobo, no es tonto y lo sabe.

SEMANA: Ha dicho que en caso de llegar a la presidencia retiraría a Colombia de Naciones Unidas. ¿Cómo piensa hacer eso?

A.E.: Facilito, no se manda (representación diplomática). La ONU y la OEA son directorios políticos de la izquierda que no han servido para nada. Ahí está Venezuela, 25 años en una tiranía. Ahí está Cuba, casi 70 años. Ahí lleva Nicaragua más de 15 años. ¿De qué han servido la ONU y la OEA? Son una cantidad de burócratas y gastamos plata que no tenemos. Eso hay que cerrarlo. ¿Para qué vamos a tener representación allá? Y también hay que revisar la participación de Colombia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

Abelardo de la Espriella considera que el Estado no puede darse el lujo de ser un gran empleador. | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿Retiraría a Colombia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)?

A.E.: Pero, por supuesto, esa es otra farsa. ¿Eso para qué ha servido? Para apoyar a la izquierda y para perseguir a los miembros de nuestra fuerza pública y a quienes no conectamos con las ideas de la izquierda. Tan sencillo como eso.

SEMANA: Es decir, Colombia por fuera de la ONU, de la OEA y de la CIDH, en un eventual Gobierno suyo.

A.E.: Hay que revisar todo eso porque no le ha traído ningún beneficio a Colombia, le ha traído es gasto. Parte de la reducción del Estado que hay que implementar implica necesariamente acabar con esas embajadas que no sirven para un carajo. Tenemos que recortar el Estado en un 40 por ciento. Si recortamos el Estado, automáticamente puedo bajar impuestos, los más repelentes, solo por darte dos: el 4 x 1.000 y el de la gasolina. El 52 por ciento de un valor del galón de gasolina corresponde a impuestos. Si recorto el Estado, puedo empezar a bajar esos impuestos.

No crean que Petro y este régimen no saben lo que hace. Ellos quieren destruir el aparato productivo para poner a la gente a depender del Estado. Entonces, si nosotros activamos la explotación de hidrocarburos y la explotación mineral con responsabilidad ambiental y prendemos la máquina de la infraestructura y de la vivienda, empezamos a salir adelante con un Estado austero, más pequeño, que sea funcional y que le resuelva los problemas a la gente.

SEMANA: ¿Pero recortar el 40 por ciento del Estado colombiano, casi la mitad, no es mucho?

A.E.: El Estado colombiano tiene más de 700.000 funcionarios y contratistas que le sobran.

SEMANA: ¿Cuántos empleos se perderían?

A.E.: El Estado no se puede dar el lujo de ser el principal empleador. Tenemos que hacer más pequeño al Estado para que sea más funcional. ¿Sabe por qué no funciona el Estado colombiano? Porque es muy grande y porque gasta mucho, muchísimo. Si nosotros lo recortamos, bajamos impuestos. Y si bajamos impuestos, dejamos de asfixiar a la gente. Y si dejamos de asfixiar a la gente, los privados empiezan a producir más.

SEMANA: ¿Qué recortaría? ¿Qué ministerios eliminaría?

A.E.: Hay 19 ministerios. Con nueve o diez es suficiente. Pero fíjate: hay funciones del Ministerio del Interior que están en Defensa y viceversa. Esto es como un arroz con mango. Otro ejemplo, la Dimar, que es la Dirección Marítima, queda en Bogotá, donde no hay mar. Cormagdalena queda en Bogotá, por donde no pasa el río Magdalena. El Estado colombiano es disfuncional porque es gigantesco, es un monstruo burocrático. Si lo recortamos, lo vamos a hacer más funcional y más efectivo.

SEMANA: Necesitaría del apoyo del Congreso para ese recorte del Estado.

A.E.: Claro, por supuesto. Es que aquí hay que hacer una gran coalición patriótica y confío en que al Centro Democrático le vaya muy bien en las elecciones parlamentarias. Lo mismo que a Salvación Nacional, a Cambio Radical…

SEMANA: ¿Confía en que el Congreso le daría vía libre para esa cirugía al Estado?

A.E.: Hay que sentarse a organizar la casa porque este es un Gobierno de transición que va a reconstruir a Colombia. Esto va a quedar acabado. Me decían por ahí que me van a dejar la olla raspada. No, Benedetti se lleva hasta la olla. Con eso te digo todo.

SEMANA: ¿Les daría representación política a los partidos en su gabinete?

A.E.: Aquí caben todos menos Petro y sus cómplices. Hay partidos que han estado firmes con la defensa de la democracia. Nadie que haya ayudado a Petro tiene cabida en mi Gobierno. Si los congresistas, independientemente del partido, han obrado decentemente, no tienen procesos de corrupción y son personas honorables, pues uno que tiene que armar una coalición que consulte la realidad política del país. No voy a decir que soy la única realidad política. Aquí muchos partidos están vivos. No hay que tenerle miedo a ese cuento de los políticos. Los malos son los políticos malos, pero evidentemente hay políticos buenos. Ahora bien, este es un movimiento ciudadano y lo que quiero es plantear nuevos liderazgos desde las regiones para cambiar el orden. Esto es un cambio de orden y se necesita sangre nueva. Pero en una democracia cabemos todos si defendemos los mismos principios y valores fundacionales.

SEMANA: ¿Mantendría subsidios como Jóvenes en Acción, Familias en Acción y Adulto Mayor?

A.E.: Claro. No el que les dan a los bandidos para que no delincan. El problema no son los subsidios, sino cómo están repartidos. Eso hay que reorganizarlo y dárselos a la gente que en realidad los necesita. Por ejemplo, hay un tema gravísimo y son las madres cabezas de familia que tienen hijos con discapacidad física. Imagínate cómo sale esa mujer de la casa. Eso hay que revisarlo y organizarlo. La ventaja es que soy empresario. Como decía el presidente Ospina Pérez, no soy un mercader de ilusiones, soy un empresario de realidades. Y he venido a hacer realidad la reconstrucción de Colombia. Fíjate tú que, en el sector privado, si eres malo, vas pa fuera. Dicho de otra manera, el señor que hoy malgobierna Colombia en el sector privado no habría demorado los 18 días de prueba que determina la ley. En cambio, en el sector público llegó a presidente de la república. Entonces, ves a una gente que nunca en su vida ha creado riqueza, que nunca ha pagado una nómina, que nunca ha montado una compañía, administrando la empresa más importante de un país que es el Estado colombiano. Necesitamos más empresarios en la política y menos políticos.

SEMANA: ¿Aumentará los impuestos?

A.E.: No, bajo ninguna circunstancia. Nuestro subsuelo está preñado de toda serie y suerte de riquezas por obra y gracia de Dios. Es como ir a buscar un sobregiro al banco cuando tú tienes una caja fuerte llena de billetes en tu casa. Si se viene lo de Venezuela, y confío en Dios que eso sea así, vamos a tener un renacer económico para Colombia, vamos a tener que reconstruir a Venezuela del desastre en que la deja el chavismo.

SEMANA: Si llega a la presidencia, ¿piensa sacar adelante una reforma pensional distinta a la que está en discusión en la Corte Constitucional y que impulsó Petro?

A.E.: Lo más importante que hay que asegurar en una reforma pensional es que ningún Gobierno les meta mano al ahorro de los colombianos.

Abelardo de la Espriella dice que no conversa con bandidos y por ello en su gobierno no habrá procesos de paz. | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿Le gusta la reforma pensional de Petro?

A.E.: Obviamente, no. Eso hay que revisarlo. Parto de la base de que todo lo que se ha hecho en este Gobierno es nocivo y terriblemente malo para el país y los ahorradores.

SEMANA: Si llega a la Casa de Nariño, ¿qué va a hacer para impedir que Colombia sufra un apagón? ¿Subsidiaría las tarifas de energía?

A.E.: Como costeño tengo la obligación moral e ineludible de resolver el problema de la tarifa de energía en el Caribe colombiano. Aquí el aire acondicionado no es un lujo, es una necesidad y para eso ha faltado voluntad política. Lo he dicho en el Caribe, en todos los departamentos del Caribe a los que he ido: como hijo de esta tierra, voy a resolver el problema de las tarifas.

SEMANA: ¿Las subsidiaría?

A.E.: Claro, hay que revisarlo, por supuesto. Hay que subsidiar ciertas tarifas para la gente de más escasos recursos y ver cómo se nivela eso frente a las tarifas de otras regiones del país. Hay que buscar una fórmula que nos permita equilibrar la balanza. Todo el mundo sabe cuáles son los problemas de Colombia y cuáles son las soluciones. El país está sobrediagnosticado. El ingrediente más importante es el valor para hacer las cosas, la ardentía, la decisión, el talante. Yo lo tengo. El apagón está a la vuelta de la esquina. El país tiene que saber que la crisis energética ha sido generada por el Gobierno de Gustavo Petro. En ningún otro Gobierno teníamos déficit. Se ha presentado aquí porque Petro se ha atravesado a todos los proyectos de generación que se han propuesto en los últimos tres años y eso hay que retomarlo para evitar el apagón.

SEMANA: En materia de cultivos ilícitos, la Corte Constitucional ha limitado la aspersión aérea con glifosato. ¿Cómo hará para restablecerla?

A.E.: Con bioherbicidas, valen tres veces más que el glifosato, son más efectivos y se pueden aplicar con drones. En eso, el Gobierno de Estados Unidos es fundamental y nos tiene que financiar. Con esos bioherbicidas, sin violar la decisión de la Corte, empezamos a fumigar en una alianza estrecha con Estados Unidos e Israel. Estoy decidido a fumigar las más de 330.000 hectáreas de coca, que son la fuente de todas las formas de violencia. Si no acabamos con eso, siempre va a haber violencia, porque la coca es la fuente primigenia de todas las formas de violencia. Es una pirámide delincuencial en la que la cabeza es el narcotráfico, y de ahí hacia abajo viene la minería ilegal, el tráfico de armas, la extorsión, todos los grandes crímenes. Incluso, recientemente, el abigeato se disparó como nunca antes. Todas las formas de violencia tienen su origen en los cultivos de coca y por eso hay que acabarlos y fumigarlos desde el primer día.

SEMANA: En el pasado, el expresidente Álvaro Uribe apoyó diálogos de paz con el ELN. Si es presidente, ¿va a dialogar con esa organización criminal?

A.E.: No. ¿Qué ha demostrado la experiencia empírica? Los procesos de paz han salido mal en Colombia; verbigracia, ahí está el proceso de paz con las Farc. Quien crea en esos procesos está muy equivocado. Hace unos años era entendible que mucha gente creyera en la paz, incluso hasta antes de que se aprobara el acuerdo que arrodilló la institucionalidad a favor del narcoterrorismo de las Farc. Cuando salió el acuerdo, nos opusimos muchísimo porque fue una concesión a la criminalidad y el proceso de lavado de activos más grande de la historia de Colombia, patrocinado por Juan Manuel Santos y el secretariado de las Farc. Todos esos procesos han salido mal, al revés. En consecuencia, lo que corresponde aplicar es la pax romana, que es la paz que se impone con la fuerza de las armas y las leyes de la República.

SEMANA: ¿Le pondrá punto final a cualquier diálogo de paz?

A.E.: Total, cero conversación con bandidos. El bandido que no se someta tiene que ser dado de baja. Y, si se somete, tiene que ser encarcelado en un lugar lo suficientemente duro y fuerte como para que pague con creces su deuda con la justicia. Ojalá un lugar en la mitad de la nada, en donde no entre ni siquiera la señal de la santa cruz, para que no puedan extorsionar desde allá. El 72 por ciento de las extorsiones en Colombia salen de las mal llamadas cárceles colombianas, que en realidad son universidades del crimen. Necesitamos megacárceles. Mira la línea con las cárceles, la tiró el presidente Bukele. La línea de lo que hay que hacer en la economía la tiró el presidente Milei. Y la línea de la lucha o la contrarrevolución cultural, social y política la está tirando el presidente Trump.

SEMANA: Es decir, ¿usted sería una mezcla entre Trump, Milei y Bukele?

A.E.: No. Estoy diciendo que hay que aplicar las cosas que han funcionado.

Abelardo de la Espriella dice que le gusta el liderazgo sobrio de Nayib Bukele. | Foto: SEMANA

SEMANA: Pero mucha gente dice que usted quiere emular a Bukele, a Milei o a Trump.

A.E.: No quiero emular a nadie. Soy así, original, y por eso le gusto a la gente y conecto con el pueblo. Las fotocopias siempre son grises. Ni siquiera las de color salen buenas.

SEMANA: Pero, de ellos tres, ¿con cuál se siente más identificado?

A.E.: A mí me gusta mucho el liderazgo sobrio del presidente Bukele y la determinación del presidente Trump. Pero aquí tuvimos el primer libertario, lo tuvimos en Colombia.

SEMANA: ¿Quién fue?

A.E.: Álvaro Uribe Vélez, los tres huevitos. Yo tengo cuatro. El presidente Uribe tiene la seguridad democrática, que es seguridad física y jurídica, la confianza inversionista y la inversión social. Y el cuarto mío es la recuperación del sistema de salud. El primer libertario fue Álvaro Uribe Vélez y a la gente se le olvida esa vaina. Uribe es un grandes ligas y siempre va a estar inscrito con tinta indeleble en la historia de Colombia como el hombre y el político más importante que ha parido nuestra nación.

SEMANA: ¿Es partidario de eliminar la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP)?

A.E.: La JEP va para afuera. Es un directorio político disfrazado de tribunal que pretende ganar, a través de fallos amañados, la guerra que no les pudo ganar a nuestros héroes del Ejército y la Policía en el monte. Dicho de otra manera, la JEP se instituyó para lavarles la cara, las manos y los pies a la guerrilla, al narcoterrorismo, y perseguir a los héroes de la patria, que han puesto el pecho por nosotros. Les quiero devolver esa plata al bolsillo de los colombianos, eliminando la JEP, que, además, es fruto de la violación de la voluntad del constituyente primario, de la voluntad popular, porque se desconoció el plebiscito en el que la mayoría de colombianos votamos “no” a los espurios acuerdos de las Farc.

SEMANA: ¿Cómo ve el rol del expresidente Juan Manuel Santos en esta campaña a la presidencia? Está cada vez más activo.

A.E.: A mí me parece del carajo que Santos salga, porque él cree que la gente es boba. Solamente en la mente de Santos y de su familia cercana cabe que una cosa que apoye Santos puede salir bien. Es decir, todo el país sabe que Santos está promoviendo a unos candidatos de él y que eso no le conviene al país. Si hay un tipo que le ha hecho daño a Colombia es Juan Manuel Santos. Entonces, celebro que salga y que crea que aporta algo, cuando en realidad queda en evidencia que está tramando algo y que está asustado. El Tartufo está asustado y tiene por qué estarlo, porque no hay ninguna posibilidad, en lo que a mí concierne, que me siente con ese señor a conciliar nada. Nunca me voy a sentar con quienes le han hecho daño a Colombia, bajo ninguna circunstancia.

SEMANA: ¿Quiénes serían sus ministros? ¿Cómo los escogería?

A.E.: Soy un tipo sin complejos e inseguridades. Dios me ha dado algo de inteligencia y el suficiente discernimiento para entender que debo rodearme de gente más inteligente que yo. Y hay gente maravillosa que puede prestar un gran servicio al país. Pura leña gruesa, como dice Poncho Zuleta. Halcones, tigres de Bengala. Hay muchísimos. Y hay hombres y mujeres muy importantes.

SEMANA: ¿Por ejemplo?

A.E.: Álvaro Uribe Vélez.

SEMANA: Pero él ya dijo que no sería fórmula vicepresidencial.

A.E.: Pero puede ser ministro.

SEMANA: Pero Uribe será candidato al Senado.

A.E.: Pero ¿y si no sale?

SEMANA: ¿Ministro de qué cartera?

A.E.: ¿Tú te imaginas al presidente Uribe como ministro de Defensa? Por favor, tenemos al Messi de la política en la banca. Vamos a sacarlo. Hay otro grande, que es Enrique Gómez Martínez. Están los precandidatos del Centro Democrático, hay gente muy buena.

SEMANA: ¿Ha pensado en su fórmula vicepresidencial?

A.E.: No. Además, creo que soy el único que se está gozando la campaña, que se está divirtiendo, que permite que la campaña lleve su ritmo, que no presiona nada. Como decimos en el Caribe, me la estoy vacilando. Yo dejo que cada día traiga su afán.

SEMANA: Pero me imagino que debe estar pensando en eso. ¿Debe ser una mujer?

A.E.: No necesariamente. ¿Por qué?

SEMANA: ¿Debe ser una persona que haya tenido experiencia en el Estado?

A.E.: No. Tiene que ser una persona que comparta los mismos principios y valores fundacionales y que esté dispuesto o dispuesta a hacerse moler por Colombia para salvarla y reconstruirla. Como no hago cálculos politiqueros, los cálculos míos son a nivel de principios y valores fundacionales de la extrema coherencia.

Abelardo de la Espriella dice que él es el único que paga su campaña. | Foto: SEMANA

SEMANA: ¿Qué va a hacer frente al consumo de drogas y la dosis mínima?

A.E.: Soy un enemigo acérrimo de las drogas, a Colombia le han hecho mucho daño. Sobre eso hay unas decisiones judiciales y hay que revisarlas. Pero tenemos que tener claro que si hay una tragedia grande para el pueblo colombiano ha sido el narcotráfico y la droga, y lo más lamentable es que dejamos de ser productores para volvernos consumidores. Lo que sí puede tener claro el país es que soy un enemigo de la droga en todas sus presentaciones y manifestaciones. Lo puedo decir con la frente en alto: a mis 47 nunca consumí ningún tipo de droga. Lo más fuerte que he probado en mi vida ha sido Dolex forte.

SEMANA: ¿Sí?

A.E.: Sí, eso es lo más fuerte que he probado. Nosotros tenemos que retornar al sentido común. Nos arrebataron el sentido común y no nos dimos cuenta. ¿Cómo es eso que se le puede hacer cambio de sexo o se empiece a hablar de cambio de sexo con una criatura desde los 6 años? ¿Cómo es eso de la ideología de género en los colegios públicos y privados con una criatura que no sabe qué es lo que quiere con la vida? ¿Cómo es eso que nos volvimos el país más abortista del mundo? Nos dejamos arrebatar el sentido común y una minoría del 5 por ciento quiere arrinconar a una mayoría del 95 por ciento, que quiere un país seguro, sano, próspero, sin drogas, con futuro en libertad y con democracia.

SEMANA: En materia de aborto, ¿cuál es su postura?

A.E.: Inicialmente, la Corte Constitucional había tomado una decisión que de alguna manera equilibraba las distintas posturas. Se hablaba de las causales de una criatura fruto de una violación, la malformidad del feto y el riesgo de muerte para la madre. Incluso a mí, en lo personal, eso no me cuadraba de a mucho. ¿Pero qué ha hecho recientemente la Corte Constitucional? Una abominación. Permitir el aborto de una criatura de seis meses mientras prohíbe las peleas de gallos y las corridas de toros. Vale más la vida de un gallo y de un toro que la de una criatura. Eso es una monstruosidad. Eso está así. Así está decidido. Pero eso puede ser objeto de un debate en su momento, porque a mí me parece que es un verdadero despropósito. Y una decisión como esas nos convierte en el país de América Latina más abortista, lo cual me resulta abominable. Un país que resulta siendo el más abortista del continente o de Hispanoamérica no tiene futuro.

SEMANA: ¿Qué propondría en ese sentido?

A.E.: Hay que revisarlo y concertarlo. Lo que te quiero decir es que soy un defensor de la vida y siempre lo voy a hacer.

SEMANA: Hablemos de las consultas previas y su impacto en los proyectos de infraestructura, pues en muchas ocasiones se han convertido en un obstáculo. ¿Las acabaría?

A.E.: Las consultas previas y las licencias ambientales se han convertido en palos en la rueda para el desarrollo de Colombia, muchas veces con intereses ocultos, corrupción y decisiones que no consultan las necesidades del país y de los distintos sectores. Eso hay que revisarlo.

SEMANA: ¿Cuál es su postura en temas ambientales?

A.E.: No hay algo que afecte más al medioambiente que la minería ilegal. Voy de frente contra eso. Ahora bien, tenemos que buscar un equilibrio entre la necesidad de explotar nuestros recursos y la obligación de ser responsables con el medioambiente. Por ejemplo, todo el mundo habla de fracking en Colombia, pero nadie sabe qué es. El fracking es una obra civil. Si tú la haces bien, como un edificio o un puente, no va a hacer daño. Si nosotros llevamos nuestra producción de setecientos y pico mil barriles a 1,2 millones por día, vamos a disparar la economía automáticamente, porque ese es el primer renglón de la economía. Entonces, puedo bajar los impuestos. Aquí hay que explotar los recursos naturales y minerales a lo que dé, con respeto ambiental. Insisto, es como pedir un sobregiro cuando tienes una caja fuerte llena de plata en tu casa y quedas endeudado con el banco.

SEMANA: ¿Estaría de acuerdo con modificar la forma como eligen al fiscal general, al procurador y al contralor general?

A.E.: Hay otras prioridades más importantes. La justicia necesita una reforma, pero una que le permita al ciudadano de a pie tener acceso a la justicia. Las instituciones son lo que la gente cree que son, y hoy la percepción o la creencia del pueblo colombiano en torno a la justicia es que es injusta. Entonces, hay que hacer que el ciudadano tenga acceso a la administración de justicia, que sea efectiva, asertiva y que produzca resultados. Por ejemplo, ¿cuánta gente que es capturada en flagrancia termina en nada porque todo se cae cuando van ante un juez? Eso hay que revisarlo. Es decir, tenemos que tener una justicia lo suficientemente organizada y efectiva como para que nos permita luchar contra el crimen organizado de manera decidida. No hay otra forma, porque la fuerza pública puede hacer su trabajo. Y si los jueces no hacen bien el suyo, ese delincuente termina en la calle y la percepción hacia afuera es que no hay justicia. Me contaba recientemente un policía que una persona de su barrio trató de violar a su hija. Él lo sorprendió, casi lo mata, lo metieron preso y a los tres días lo soltaron, y el tipo desde la otra calle le hace caras al policía todo el día. ¿Cómo crees tú que va a terminar eso? Eso no puede terminar bien. Mucha de esa gente termina en la calle porque no se hace una correcta judicialización.

SEMANA: Hasta ahora, ¿cuánto ha invertido en su aspiración a la presidencia?

A.E.: Al único que le preguntan eso es a mí, ¿verdad? Pero, fíjate, el único que paga su campaña soy yo. Los demás están financiados. Ese es otro llamado para los empresarios. El 95 por ciento de los precandidatos están financiados por empresarios. El único que se financia con sus propios recursos soy yo. Y, paradójicamente, al único que le preguntan cuánto se ha gastado es a mí. Pero no pasa nada. Vamos pa esa. Monté un proyecto a través del cual he hecho autosostenible la campaña. Como esas cuentas hay que entregarlas, el país las va a conocer y se van a sorprender de lo austera que ha sido. ¿Sabes por qué? Porque hay fervor, pasión, esperanza. Mira, hay 200 vallas en todo el país y no he pagado una sola. La gente va, imprime su valla, baja el drive de nuestra página, hace su valla, marca sus camisetas, hace sus stickers.

SEMANA: ¿De dónde surgió la idea de que usted es un tigre?

A.E.: De la gente que empezó a decir: ese es el tigre, ese es el tigre. Y en las redes sociales empezó a crecer esa ola del tigre. Y nos dimos cuenta en la campaña de que era un hit del carajo, porque hacía muchísimos años no se comparaba un candidato presidencial en Colombia con un animal, y con un animal de ese nivel y de esa fuerza. Fíjate tú esto: el último presidente costeño lo tuvimos hace 131 años, fue Rafael Núñez. Hay un libro muy interesante del doctor Indalecio Liévano sobre Núñez, que era costeño como yo. A él le inventaron todas las barbaridades habidas y por haber, como me las han inventado a mí. Borges decía que solamente hay una cosa mejor que leer y es releer. Entonces, empecé a releerme otra vez ese libro, y lo que han dicho de mí es nada en comparación…

SEMANA: ¿De lo que decían de él?

A.E.: Le inventaron unas cosas terribles, no lo bajaban de ladrón… Al presidente Núñez lo trataron casi tan mal como a mí. Y releyendo ese libro, encuentro que le decían el Tigre del Cabrero (en referencia al barrio de Cartagena donde vivió). Yo no me acordaba de eso. Entonces, fíjate tú, costeño, vilipendiado y atacado, y hoy recordado por la historia como uno de los hombres y presidentes más importantes de Colombia, el gran creador y gestor de la Constitución de 1886. Y, además, le decían el Tigre, como a mí, pero de El Cabrero, porque despachaba desde El Cabrero, en Cartagena. Él no despachaba desde Bogotá. El tigre es fuerte, decidido, defiende y lo hace bien. Y cuando ataca es mortal.

SEMANA: ¿Y el saludo de “firmes por la patria”? ¿De dónde surgió?

A.E.: A mí siempre me ha gustado. En unos videos que yo hacía desde Italia, siempre decía ¡firme por la patria! Varios amigos me llamaban y me decían: “Oye, eso no va a gustar porque es muy fuerte, muy militar”. Les dije: “Oye, pero no hay cosa que represente más el alma de la colombianidad, es decir, la extrema coherencia, que la defensa de la patria. Por eso tenemos que estar firmes por la patria”.

Entonces, cuando lanzamos la campaña para recoger firmas, acuñamos esa frase de firme por la patria y le pegué el saludo, y no te imaginas el éxito que ha sido. Yo llego a cualquier lugar, y niños, mujeres, ancianos, jóvenes me hacen el saludo militar con calle de honor. Es decir, estamos retomando símbolos que nos hacen sentir orgullosos, que exacerban ese nacionalismo, que es absolutamente necesario para sacar el país adelante, que llevan a otro nivel el patriotismo, que es el antídoto contra todos los defectos.

A mí me dijeron que la política sacaba lo peor de los seres humanos. Yo soy la prueba viviente de lo contrario: la política ha sacado lo mejor. Estoy más sereno que nunca, más tranquilo que nunca. Duermo mejor que nunca, más relajado que nunca. Estoy más responsable y disciplinado que nunca en lo que digo, cómo lo digo y, sobre todo, con la claridad absoluta de que no puedo anteponer esos ataques personales que me hacen a mí a los altos intereses de Colombia. Entonces, el patriotismo es el mejor antídoto, porque a mí ni rabia me da cuando me atacan.

Abelardo de la Espriella tiene 4 hijos. | Foto: SEMANA

SEMANA: Pero algo lo habrá amargado, ¿no?

A.E.: No, cuando tienes claro que el enemigo no es quien te ataca de este lado, sino Petro y su heredero, que se quieren quedar en el poder.

SEMANA: ¿Sus hijos qué le dicen?

A.E.: Tengo cuatro hijos, dos mujeres y dos hombres. Los hombres son tranquilos, relajados, puro Netflix, Nintendo, fútbol, viven en un planeta propio. Mi hija mayor, Lucía, se preocupa, se asusta. Le da miedo el tema de la seguridad. A mi chiquitita, Francesca, fue la única a la que cuadré en el Movistar porque no quería salir a la tarima. Me tocó darle un Bon Bon Bum, no fue un tamal; fue un Bon Bon Bum y un Supercoco. Mi familia se preocupa por la seguridad. Pero yo no podía seguir viéndome al espejo y hablarles a mis hijos de honor, de dignidad, de patriotismo, de civismo, de responsabilidad, si le daba la espalda a mi país en sus horas más oscuras, y por eso estoy aquí. La palabra empuja, pero el ejemplo arrastra. Ellos están pillando y se han dado cuenta de todo el sacrificio que estoy haciendo. Estoy arriesgando mi vida, mi patrimonio. A diferencia de los otros candidatos, me financio solo. Lo cierto es que soy capaz de arriesgar todo eso por el profundo amor que le tengo a Colombia. Puede ser un gran legado para mis hijos, que sabrán siempre que su padre dio lo mejor de sí para llevar a Colombia a través de la senda del progreso, el desarrollo, el futuro, la libertad y la seguridad.

SEMANA: Su esposa, Ana Lucía Pineda, es hoy una protagonista de la campaña. ¿Qué rol desempeñaría eventualmente en la presidencia?

A.E.: No estoy sorprendido, porque conozco las capacidades de mi mujer, es mi arma secreta, es lo mejor de mí. Dios y la providencia tuvieron una cortesía especial conmigo al darme a Ana Lucía como esposa. Es una madre excepcional y un ser humano encantador, inteligente; pero, además, es divertida, fresca, relajada, auténtica. Cuando la vi en el Movistar Arena, ante 16.000 personas, hablando por primera vez en público, había un aura que la rodeaba y una energía maravillosa. Espero que Dios me permita ser un gran presidente para Colombia. Estoy seguro de que Ana Lucía sería la mejor primera dama.

SEMANA: ¿Haría una labor social?

A.E.: Por supuesto, como corresponde.

SEMANA: ¿Qué le dice su mamá?

A.E.: Está nerviosa, pero está contenta.

SEMANA: ¿Qué consejo le ha dado en medio de esta campaña?

A.E.: Que me cuide, el problema aquí es la seguridad. La seguridad, muchas veces, no depende de uno. Tú te cuidas, pero los ataques vienen de afuera. Esa es su mayor preocupación.

SEMANA: ¿Y qué le dice su padre?

A.E.: Le cuento una anécdota. Cuando yo tenía unos 2 años, fuimos a dar un pésame. Y, entonces, la gente empezó a decir: con cuidado, ese perro muerde al niño. Había un perrito mediano por ahí. De pronto oyeron al perro gritando y voltearon y yo estaba mordiendo al perro.

SEMANA: ¿Usted mordió al perro?

A.E.: Claro, fui yo quien mordió al perro. Mi padre dice: “A partir de ese momento, supe que tú estabas para grandes cosas”.