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La mayoría de insectos comestibles también aportan minerales como calcio, hierro y zinc.
Edible mealworms in a wooden spoon | Foto: Getty Images/iStockphoto

Alimentos exóticos

¿Comer insectos es bueno para la salud?

Desde los grillos hasta las típicas hormigas culonas, los insectos hacen parte de la dieta de muchas personas, la pregunta es: ¿aportan algún beneficio?

14 de diciembre de 2022

La entomofagia es la práctica de ingerir insectos como alimento y en algunas culturas -especialmente en África, Asia, Oceanía y América- está bastante normalizado. Históricamente, el tema los insectos siempre ha hecho parte de la dieta de los primates y, tras la evolución, los humanos siguen manteniendo dicha costumbre.

Entre las principales razones de comer insectos se encuentra la facilidad de conseguir este alimento. Las primeras sociedades podían recurrir a los insectos disponibles en épocas donde la caza no era la mejor, tal y como los primates recurren a ellos diariamente en lugar de gastar energía cazando presas más grandes.

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Otra razón es el aporte nutricional que cada insecto tiene, este es el factor por el que muchas culturas siguen incluyendo insectos en su dieta. Por ejemplo, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), 12 gramos de harina de grillo contienen 7 gramos de proteína, lo que equivale al 58,3 % del animal.

En comparación, la carne de pollo contiene 18,8 % de proteína, el hígado vacuno 20% y algunas especies de peces el 20,2 %. Además, según la misma fuente, la mayoría de insectos comestibles también aportan minerales como calcio, hierro y zinc.

Un paso hacia la alimentación sostenible

El tabú sobre la entomofagia ha disminuido en los últimos años, gracias a ello ya es más fácil acceder a los insectos en tiendas o en diferentes establecimientos. Según un estudio y análisis realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge, esto se debe a que en el 2013 la FAO publicó una investigación dedicada especialmente a los beneficios, no solo nutricionales, de comer insectos.

Entre sus beneficios se mencionó que la entomofagia era una respuesta con gran validez para conseguir una nutrición más sostenible. Los insectos, al ser una fuente de proteínas, pueden reemplazar la carne animal y, por consecuencia, se disminuye el impacto que tiene la industria ganadera sobre el medio ambiente.

Según la FAO, la ganadería emite directamente un 14% de los gases invernadero. De este total, un 44% se debe al metano expulsado por las reses, el 41% a la producción de alimento para el ganado y un 10% a la gestión de los estiércoles. Por su parte, la producción de insectos es mucho más eficiente y tiene una menor huella de carbono.

El reporte de la FAO usa como comparación a los grillos, su producción es 12 veces más eficiente que la ganadería. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, los grillos producen hasta un 80% menos de metano que las vacas y de 8 a 12 veces menos amoníaco que los cerdos.

Además, un estudio de la Universidad de Edimburgo concluyó que el cultivo de insectos utiliza alrededor de una octava parte de la tierra en comparación con la carne de res y los insectos necesitan seis veces menos alimento que el ganado. Es decir que la inversión de recursos es menor y, además, el producto consumible resultante es mayor.

¿Cuáles insectos se pueden comer?

Los humanos son la especie que consume más variedad de insectos. De acuerdo con la FAO, los insectos que se ingieren a nivel mundial son los escarabajos, las larvas, las orugas, las hormigas, las abejas, los grillos, las avispas, los alacranes y las cigarras. También se consumen moscas, cucarachas y termitas, pero en menor porcentaje. En total, alrededor del mundo se consumen aproximadamente dos mil especies de insectos.

Todas estas clases de insectos pueden ser consumidos de diferentes maneras. Desde enteros, molidos, en pasta, como extracto de proteína e incluso es posible encontrarlos en dulces y licores.

Dependiendo del país se pueden encontrar diferentes tipos de platos que incluyen insectos. Por ejemplo, en México, uno de los países que más consume insectos según la FAO, se puede encontrar escamoles (larvas de hormiga), gusanos y chapulines (grillos) servidos enchilados, marinados, fritos e incluso como ingrediente principal de tacos.

Cabe resaltar que México no es el único país del continente americano que incluye insectos en su dieta. Por ejemplo, varias comunidades indígenas a lo largo del Amazonas, incluyendo la comunidad Nukak en Colombia, cultivan y consumen larvas durante la temporada de lluvias. A modo de snack, en Ecuador se consumen cucarrones y en Colombia se consiguen las típicas hormigas culonas, esto por nombrar algunos ejemplos.

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En Tailandia, junto a la mayoría de países del sur asiático, es normal encontrar alacranes, saltamontes, grillos, gusanos y otras 200 especies de insectos en la comida callejera. Lo más común es ver pinchos que incluyen una gran variedad de texturas y que son ideales para consumir como un snack rápido y nutritivo.

Teniendo en cuenta toda la anterior información, es más que factible afirmar que los insectos son una alternativa nutritiva para la dieta. Puede que para muchos no se encuentre entre sus principales opciones, sin embargo puede ser una solución interesante para aquellos interesados en mejorar su huella de carbono o que quieran probar nuevos sabores.