MÚSICA

Canciones de cuna para adultos

El cantautor uruguayo Jorge Drexler, de visita esta semana en Colombia, presenta en su disco 'Amar la trama' imágenes relajadas para tiempos agitados.

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Juan Carlos Garay
3 de julio de 2010, 12:00 a. m.

En el nuevo disco de Jorge Drexler hay una presencia constante: una banda de saxos y trompetas que parecieran traer ecos de los desfiles callejeros de Nueva Orleans, pero que a Drexler (que lleva 15 años viviendo en España) le sugieren más bien las bandas valencianas. Como sea, estos instrumentos le regalan a las canciones un nuevo brillo, un elemento humano que contrasta con los sonidos electrónicos de sus anteriores trabajos y que, particularmente, lo distancian de la tristeza de aquel álbum que publicó en 2006 con el título 12 segundos de oscuridad.

¿Y el tema? Una reivindicación de la sencillez y del detalle, una invitación a mirar la vida como si fuera una película de Éric Rohmer. No digamos que este nuevo disco dispara alegría, pero las canciones son más relajadas, más hedonistas, y el cantautor ha encontrado una definición de melancolía que parece satisfacerlo: "Es una tristeza alivianada de su peso por una salida luminosa".

¿Qué pasó en estos cuatro años para que sus canciones cambiaran así de rumbo? "No me gusta hablar de mi vida personal -dice Drexler- y a la vez solo escribo de cosas que me tocan muy de cerca, entonces al final las canciones se vuelven muy reveladoras y yo cada vez más hermético". Como quien dice, la respuesta está en el mismo disco, solo hay que saber escucharlo.

Tal vez Amar la trama es el álbum más homogéneo que ha hecho Jorge Drexler. Entre dulces fanfarrias de metales aparecen cantos que no se toman demasiado en serio, como la exaltación de los escotes vistos desde lo alto de un balcón, o el análisis sobre la importancia de la nieve en la bola de nieve. En suma, un llamado a la desaparición de las urgencias, que es el estado ideal, no necesariamente alcanzado: "Uno escribe una canción diciendo que hay que amar la trama más que el desenlace, y la gente piensa que uno vive en estado zen. Pero eso no es cierto; esa canción es una nana. Uno no escribe una canción de cuna si el niño ya está dormido, sino para que se duerma. Y yo escribo nanas para adultos, canciones para centrarse".