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Abrapalabra nació hace 24 años, Martha Ojeda trabajaba para Norma y se dio cuenta que Bucaramanga no tenía una librería, decidió emprender. | Foto: Cortesía

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“Espero solidaridad, los libreros dan un servicio a la humanidad”: Abrapalabra

La librería de mayor tradición de Bucaramanga pasa por una transición en plena cuarentena, fue vendida a Lerner. SEMANA habló con su fundadora, Martha Ojeda, sobre el proceso y los retos de la pandemia para los libreros.

Astrid Suárez
6 de junio de 2020

La librería insigne de Bucaramanga se llama Abrapalabra, un nombre que se le ocurrió a su fundadora, Martha Ojeda, mientras le leía los cuentos a sus hijos pequeños hace 24 años. La librería pasa por una metamorfosis en plena cuarentena, fue vendida a Librería Lerner, así que su fundadora se está despidiendo de “su hijo”, como lo llama. SEMANA habló con ella sobre la transición y los efectos de la pandemia para los libreros.

SEMANA: ¿Cómo ha sido la transición de la venta de Abrapalabra a Lerner, que justo coincidió con el inicio de la cuarentena?

Martha Ojeda (M.O.): Para Abrapalabra fue un orgullo quedar en las manos de Lerner, tenemos muchas cosas en común. Ellos iniciaban el 1 de abril unas adecuaciones, porque van a poner nuevos muebles con mayor capacidad, un café y después habrá una inauguración; pero justo llegó la cuarentena y quedó todo congelado, porque el grupo de Lerner no ha podido viajar para hacer el montaje, están prácticamente encerrados en Bogotá. Iba a ser una continuidad, no pensamos que hubiera días de cierre, pero coincidió. Ellos están vendiendo en línea, los lectores pueden comprar y el libro les llega a la casa, pero hay mucha gente que le gusta ir a la librería, pasearse por los anaqueles y elegir; esperemos que se dé pronto.

SEMANA: En Bucaramanga no hay muchas librerías, ¿cómo hicieron para sobrevivir 24 años?

M.O.: Hay que tener siempre una visión comercial y, lógicamente, pensar que es una empresa que necesita recursos para sostenerse. Debemos tener fondos muy amplios para sostenernos, hay que ser muy cuidadosos con los gastos y muy juiciosos en los pagos, algo que nos ha distinguido. Cualquier editorial puede dar las mejores referencias.

SEMANA: ¿La cuarentena ha sido una oportunidad para que la gente lea más?

M.O.: Creo que sí, son hábitos que la gente va tomando. Eso lo veremos más adelante con cifras. Espero que así sea, espero que los datos nos demuestren que no hay mal que por bien no venga.

SEMANA: Usted ha visto la evolución de los bumangueses en estos 24 años, ¿ahora leen más?

M.O.: Sí, muchísimo, jóvenes, profesionales, amas de casa. Hay casos en los que los papás los llevaban bebés a la librería y hoy en día son profesionales, y así no estén en la ciudad nos escriben y nos dicen que lo que más añoran es venir a la librería; para ellos es encantador.

SEMANA: Las librerías en Colombia han pasado por momentos difíciles por la pandemia, ¿cómo ve el panorama para el sector?

M.O.: Ya se empezaron a reactivar, creo que va a ser positivo para las librerías, hay que mantener el entusiasmo. Considero que se va a apreciar mucho más el trabajo de las librerías, hay muchísima gente que ha tomado más gusto por la lectura en este tiempo; entonces, va a tener más ganas de ir. La gente aprendió a tomarse un descanso, a no tener que estar corriendo entre el trabajo y la casa. Muchas personas me llaman y me preguntan cuándo abren la librería, me dicen que extrañan ir. Noto que hay más solidaridad con los comerciantes, saben que el que se mantenga después de esta cuarentena hay que apoyarlo, y eso espero porque todos los libreros tienen una misión de vida, es un servicio a la humanidad dar conocimiento y cultura.

SEMANA: ¿Cómo les fue con el auge de los libros digitales?

M.O.: Es una realidad, sigue habiendo una fuerte tendencia a los libros digitales, pero no ha disminuido las ventas de libros físicos, sobre todo los de literatura, ficción y los infantiles. A la gente le gusta tener su libro, pese a que tenga el digital sobre otras áreas. No sentimos unos cambios grandes.

SEMANA: Ahora que deja Abrapalabra, ¿cuáles son sus planes?

M.O.: Todavía queda mucho trabajo por hacer con la librería, para la entrega, como el manejo de inventario, proveedores y cartera. Es un proceso largo. Más adelante vamos viendo. Siempre estaré conectada con libros, pero ya quizá no en el sentido de trabajar vendiéndolos, sino de sacar el tiempo para mí, para poder leer, ojalá ir a Abrapalabra y tomarme todo el tiempo para comprar libros. El negocio que tuve por casi 25 años requería mucho tiempo para la parte administrativa, contable, de personal; era un trabajo casi sin descanso, no voy a decir que absorbente, porque lo disfrutaba. Pero ahora quiero leer con mayor tranquilidad.

SEMANA: ¿Tiene nostalgia de desprenderse de Abrapalabra?

M.O.: Un poquito, claro, es casi como un hijo, pero también siento la satisfacción del deber cumplido, ya se hizo toda una historia maravillosa y se está dejando en buenas manos. Espero que ahora le vaya muy bien, que sea más exitosa.