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La senderista colombiana fue la elegida para representar al país en la Everest Trail Race. | Foto: SEMANA

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Diana Ramírez, la única colombiana que correrá en la prueba del Everest

El Everest Trail Race es la competencia más exigente del deporte conocido como senderismo. Aunque estuvo al borde de la muerte, Diana se recuperó y fue seleccionada para representar al país en esta carrera.

4 de septiembre de 2017

Por: Santiago Valenzuela

Diana Ramírez observa con tranquilidad las secuelas de cuatro fracturas que tiene en la pelvis. Recuerda cuando unos ortopedistas, escépticos, le dijeron “no vas a volver a escalar ni a correr”. En ese diciembre de 2012, su cuerpo se paralizó por un “accidente” de tránsito. Accidente entre comillas porque, como ella cuenta, un carro la arrolló y luego huyó en la Autopista Norte de Bogotá, dejándola tirada sobre el suelo, al lado de su moto Vespa destruida.

Ramírez, de 30 años de edad, se dirigía a Suesca, Cundinamarca, donde practicaría Trail Running, un deporte que consiste en correr bajo condiciones agrestes, como senderos de montañas, bordes de  ríos y bosques. Para ubicarse, los corredores dependen de una brújula. A pesar de que Colombia tiene todas las condiciones naturales para que las personas practiquen este deporte, son pocas las que se atreven a hacerlo. Diana creyó y le apostó al Trail, comenzando en Salento, Quindío, pasando por el el Nevado del Tolima y llegando, en su adultez, a las montañas más altas de Perú y Ecuador.


A finales de 2012,  Diana se estaba preparando para escalar la montaña más alta de Europa: el monte Elbrús, a 5.642 metros sobre el nivel del mar. “El accidente fue el 8 de diciembre de 2012 y yo estaba preparándome para ir a Europa a mediados de 2013. Uno de los médicos me dijo que el 85 por ciento de las personas que sufrían fracturas como las mías morían. Yo nunca creí que no volvería a escalar, leía mucho sobre deporte y me ilustraba mientras estaba en la clínica, sentía que podía llegar”.

El proceso de recuperación con fisioterapia particular e hidroterapia fue un éxito sin precedentes. En junio de 2013 viajó a Rusia y se detuvo faltando tan solo 300 metros antes de llegar a la cumbre de Elbrús. “Las condiciones no eran las mejores”, confiesa Diana. Regresó a Colombia a seguir entrenando, sin ocultar que en los recorridos largos un dolor crónico comienza a aparecer. “El dolor está, pero me acostumbré”, dice. Las palabras se ven reflejadas en acciones concretas. En 2016 escaló la montaña más alta de Ecuador y llegó a la cima de la Cordillera Blanca en Perú.

En Colombia, Diana alcanzó su mayor triunfo cuando ocupó el segundo lugar en la carrera Electro Night Race 2015. Por estos días se prepara y busca financiación para competir en la carrera más exigente del planeta: el Everest Trail Race, en las montañas del Himalaya de Nepal. Son seis días de carrera, a 29.000 metros de desnivel y un total de 160 kilómetros de recorrido. Por sorpresa para ella y otros montañistas reconocidos de América Latina, será la única colombiana que correrá en esta competencia. En los siete años de historia de esta carrera, solamente una mujer colombo-española ha participado.

Diana tendrá que sortear seis etapas, en las que deberá correr entre 25 y 30 kilómetros. Descansar dependerá de los implementos que cargue en su espalda y de la regulación del ritmo físico, lo mismo la ubicación: necesitará una brújula. En esta “maratón” los corredores dependen de sí mismos, de carpas y sleepings que lleven a la montaña. “Quiero ser la segunda colombiana que termine esta carrera. En este momento mi mayor patrocinador es Casa Andina, el lugar donde vivo y que también funciona como hostal”.

Que Diana termine la carrera sería un orgullo para Colombia, pues más allá del podio, como dice Jordi Abad,  director de la competencia, está la solidaridad entre los corredores: “Estamos aquí para compartir y ayudarnos. El esfuerzo se puede hacer en una maratón de cualquier ciudad, pero las sensaciones, el entorno y los sentimientos… compartirlo con amigos, conocer gente nueva, con la que te ríes, lloras… eso es lo que al final nos queda y es lo que hará que sea para todos una experiencia irrepetible”.

Antes de las fracturas, Diana participó en el Gore-Tex Experience Tour de los pirineos españoles. En el Everest Trail Race sabe que le esperan largas distancias, descensos peligrosos, frío, soledad, un peso cada día más difícil de soportar y desamparo físico. El miedo, después de lo que sucedió en 2012, no será motivo para detenerse en el camino.