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"HAPPY - MAN"

El triunfo del boxeador monteriano de 24 años, recupera el prestigio del boxeo colombiano.

9 de septiembre de 1985

Fue una verdadera paliza. El boxeador de pantaloneta negra que estaban viendo en ese momento los colombianos en televisión, descargó durante los cinco primeros rounds de la pelea, una andanada de golpes que llevó tres veces a la lona a su contendor. Era el colombiano Miguel "Happy" Lora, que disputaba el campeonato mundial de los pesos gallo frente al mexicano Daniel Zaragoza, hasta ese momento campeón del mundo.
El muchachito, como se le veía frente al mexicano, daba la impresión de querer acabar de una vez por todas con esa mole que resultó ser Zaragoza y de paso escribir, a punta de golpes, una página más en la historia del boxeo colombiano a nivel internacional. Su rapidez para golpear, traía a la memoria de los colombianos esa máquina de dar golpes que había sido Rodrigo Valdez en sus mejores tiempos. Su movimiento de piernas y la forma de pararse en el cuadrilatero dieron, en los tres primeros asaltos, la seguridad de que estaban peleando dos grandes y que el colombiano le daría que hacer, por lo menos, al campeón mexicano. A pesar de que en el cuarto round ya se vislumbraba el triunfo del "Happy" Lora, cuando le conectó un derechazo en la mandíbula al mexicano y lo tumbó, la clave de su triunfo fue su capacidad para evadir los golpes de su contendor. El "Happy" tiene la cintura más prodigiosa que boxeador colombiano alguno haya tenido. Es capaz de esquivar un golpe que se encuentre a sólo tres centímetros de distancia de su cara, dicen los comentaristas de boxeo.
Sin embargo, a la altura del sexto asalto, surgieron las dudas. El colombiano parecía haber entregado todo lo que tenía en su intento por acabar las cosas rápidamente y el mexicano se recuperaba, después de besar tres veces el piso. Le faltó técnica, decían algunos comentaristas. El mexicano puede recuperarse y no olvidemos que tiene mejor pegada que el colombiano, decían otros. No obstante, así se había planeado. Ahora pelearía inteligentemente explotando su movimiento de cintura para no dejarse pegar y ganaría por puntos. Fueron las recomendaciones de su entrenador, el argentino Amílcar Brussa.
Lo de pelear inteligentemente es una característica reconocida en el medio boxístico al entrenador Brussa, quien, entre otros, ha tenido a su cargo al ex campeón mundial argentino, Carlos Monzón, pero también es una característica que se reclama Lora. Dos días antes del combate, había dicho: "yo voy a ganar porque aunque no soy un pegador nato, soy más inteligente".

UNA HISTORIA FELIZ
Para los que lo conocían no cabía la menor duda. Miguel "Happy" Lora seguiría siendo un hombre feliz, ganara o perdiera el combate por el título mundial el viernes 9 de agosto. Feliz en la cuna, feliz en la infancia feliz en el ring y feliz porque consideraba que el solo hecho de retar al campeón le producía felicidad. Fue su tía Leonor, la que lo vio nacer en Montería, el 12 de abril de 1961, la que contaba hace algunos años a los periodistas por qué lo llamaba "Happy". "Desde que nació estaba sonriendo y siempre, cada vez que me lo encontraba, estaba contento. Le producía felicidad poderse escapar del colegio, para irse al gimnasio que quedaba a escasos 50 metros de su casa y ver los boxeadores que entrenaban y se daban "cipotazos" hasta que uno de los dos quedaba tendido en la lona", recordaba la tía Leonor.
Fue por eso que a los 13 años comenzó a darse "muñequeras" como aficionado y a los 14 contaba con 7 peleas a su favor y una en su contra. A los 16, participó por primera vez en el campeonato nacional de mayores aficionados y logró vencer al entonces campeón, el sanandresano Mario Libiston, en la categoría del peso pluma. En 1979, a los 18 años, se coronó campeón centroamericano y del Caribe frente al dominicano Julio Soto Solano en la categoría supermosca. En 1981 es campeón nacional en Colombia derrotando al cartagenero Miguel Pérez, y en 1983 consigue el titulo de campeón de América frente a su compatriota, el antioqueño Rubén Palacios, completando de esa manera un recorrido por los cuadriláteros que le auguraban un futuro en el renglón de los mejores del mundo.
Hoy el "Happy" esta nuevamente feliz y su felicidad ha llegado a toda Colombia. La gloria que se viviera en octubre de 1972, cuando Pambelé noqueó en Panamá a Pepermint Frazer y conquistó por primera vez para Colombia una corona mundial de boxeo, y que se repitiera efimeramente con los títulos obtenidos por Rodrigo Valdez y los hermanos Prudencio y Ricardo Cardona, ha vuelto a invadir a los colombianos. El título mundial peso gallo que tanto habia buscado Colombia para Bernardo Caraballo, por fin había llegado a los linderos patrios. La magistral cintura de Lora hizo evocar al legendario boxeador argentino, Nicolino Loche. El show como ingrediente final, digno de los grandes, inaugurado por Cassius Clay, se dejó ver en el "Happy", cuando golpeaba a su contendor y de inmediato, como burlándose de él, lo invitaba a que se acercara. Con el triunfo de Lora, se abren las puertas para recuperar un espacio perdido por el boxeo colombiano en los escenarios deportivos desde hace más de cinco años, lapso en el que la cobra Valdez, Mario Miranda, Felipe Orozco y otros boxeadores fracasaron, dejando a sus seguidores con el sinsabor de la derrota y obligándolos a refugiarse en las victorias de los ciclistas colombianos internacionalmente. Lora devuelve, pues, el boxeo al primer plano.