Economía
Aumento del salario mínimo traería malas noticias para la reducción de la jornada laboral
Según ANIF, a partir de junio de 2026 la jornada máxima será de 42 horas semanales.
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Danna Valeria Figueroa Rueda
Comunicadora social y periodista de la Universidad Pontificia Bolivariana, seccional Bucaramanga. Con experiencia en temas de país, particularmente política, judicial, orden público y justicia.

La negociación del salario mínimo para 2026 llegó a la recta final con posiciones enfrentada: los gremios empresariales presentaron una propuesta técnica del 7,21%, mientras que las centrales obreras pidieron un aumento cercano al 16%.
En paralelo, el centro de estudios ANIF advirtió que un aumento elevado del salario mínimo, combinado con la reducción progresiva de la jornada laboral, puede aumentar el costo por hora trabajada y complicar la formalización de puestos.
El informe técnico sostiene que esa doble presión —más salario y menos horas— obliga a empresas, sobre todo pequeñas y de sectores intensivos en mano de obra, a reorganizar turnos, pagar más horas extras o contratar personal adicional.
La jornada laboral en Colombia se reducirá de manera gradual en los próximos años. Según ANIF, a partir de junio de 2026 la jornada máxima será de 42 horas semanales. Esta disminución implica que, si el salario mínimo se mantiene o aumenta, el valor de la hora trabajada sube automáticamente, lo que incrementa los costos laborales para las empresas.
ANIF advierte que este efecto puede trasladarse a los precios de bienes y servicios en los que la mano de obra representa una parte importante del costo.
Entre los sectores más sensibles se encuentran educación privada, guarderías, servicios médicos privados, peluquerías y trabajadores domésticos, donde los aumentos salariales por encima de la inflación podrían generar presión adicional sobre los precios.
En este contexto, la inflación sigue siendo un factor relevante para las negociaciones del salario mínimo. En noviembre de este año, la variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 5,3 %, mientras que la inflación acumulada en el año alcanzó 4,82 %. Estos datos muestran que los ajustes salariales deben considerar tanto el poder adquisitivo de los trabajadores como el impacto en la economía y los costos empresariales, según los análisis de ANIF.
El centro económico recuerda que, desde 2015, los aumentos del salario mínimo en Colombia han tenido periodos en los que superaron la regla técnica —inflación más productividad— y que en 2022 y 2023 los incrementos estuvieron entre 3 y 5 puntos porcentuales por encima de ese referente.
Para ANIF, mantener aumentos recurrentes por encima de fundamentos económicos amplía la brecha con la realidad productiva y eleva el umbral de entrada a la formalidad.
La combinación de un salario mínimo más alto y menos horas puede resultar especialmente cargada para micro, pequeñas y para sectores de baja productividad.
Para quienes contratan mano de obra poco calificada, el costo adicional por ahora puede traducirse en menores contrataciones formales, más informalidad o ajustes en la plantilla. ANIF subraya que este riesgo es más pronunciado en actividades donde el margen para absorber alzas es estrecho.

