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América Latina pesca oportunidades en río revuelto

Las consecuencias de una guerra comercial aún son impredecibles. Mientras tanto, varios países del cono sur capitalizan las oportunidades de inversión y comercio con China. ¿Es hora de que Colombia mire a Oriente?

7 de abril de 2018

Caos, confusión y la caída de los principales mercados de valores alrededor del mundo han generado durante las tres últimas semanas las escaramuzas lanzadas por Estados Unidos en materia comercial. El presidente Donald Trump dio el primer campanazo de alerta al anunciar aranceles a productos como acero y aluminio, pues solo excluyó a algunos de sus aliados como Canadá, México, Brasil, Chile y Argentina.

A finales de marzo llegó una nueva ola de terror a los mercados, cuando Estados Unidos formalizó su decisión de gravar 1.300 productos procedentes de China por un valor equivalente a unos 50.000 millones de dólares, para disminuir a la fuerza el abultado déficit comercial. El coloso asiático respondió con un aumento en los impuestos a 128 productos procedentes de Estados Unidos, como frutas, frutos secos, vinos y carne de cerdo, por unos 3.000 millones de dólares.

El 5 de abril, cuando se reveló la cifra del déficit comercial de Estados Unidos a febrero, que alcanzó niveles escandalosos de 57.600 millones de dólares –que no se veía desde octubre de 2008–, China decidió presentar ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) una queja que da inicio a una controversia formal. Trump respondió al amenazar con otro aumento de aranceles hasta por 100.000 millones de dólares.

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En medio del desorden comercial provocado por estas amenazas, el gobierno de Washington no ha respondido a la petición de Colombia para que la excluya de los mayores aranceles por tener vigente un tratado de libre comercio. Por eso, hay quienes se preguntan si no es hora de empezar a buscar nuevas oportunidades en el mercado asiático.

Estas voces crecen en momentos en que varios países de América Latina registran una fuerte dinámica en comercio e inversión con China y, sobre todo, han recibido un trato mucho más amistoso.

Si bien la guerra comercial de los colosos tendrá ganadores y perdedores, Colombia puede sacar provecho de este momento. Carlos Alberto Maya, presidente de Pork Colombia, gremio que representa a los porcicultores, asegura que debido al incremento de los aranceles al cerdo norteamericano adoptado por China, es muy probable que se alteren los precios internacionales y se genere una tendencia a la baja. Eso podría desestabilizar la producción mundial y afectaría al país.

Sin embargo, hay una buena noticia: China tendrá que buscar más proveedores y en este sentido los empresarios colombianos esperan nuevos negocios y que se agilicen algunos procesos como la admisibilidad de la carne de cerdo colombiana en ese país. “Recordemos que China ofrece oportunidades enormes para muchos cortes de carne que en Colombia casi no tienen valor. Esto equivale a más del 25 por ciento del peso del producto nacional”, asegura Maya.

Ese sector no sería el único beneficiado. También los avicultores y los productores de alimentos y frutas, particularmente, podrían aprovechar la oportunidad de abastecer el mercado asiático debido a las restricciones impuestas a Estados Unidos.

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Por fuera del tema comercial también hay enormes oportunidades, asegura el exministro de Comercio Carlos Ronderos Torres, debido a la ambiciosa apuesta de China por América Latina. Durante la pasada cumbre de China y América Latina se supo que este país planea invertir en este quinquenio unos 150.000 millones de dólares ya no solo en recursos naturales e infraestructura, sectores preferidos desde 2010, sino también en negocios industriales y los que tengan un componente importante de innovación.

En Colombia, China tiene una de las inversiones más bajas de América Latina. Según cifras de ProColombia, con base en datos del Banco de la República, entre 2000 y 2017 el acumulado de flujo de inversión procedente de China apenas llegaba a 211,4 millones de dólares, que lo ubica en el puesto 33 entre los países que invierten en Colombia. Sin embargo, estas cifras podrían crecer, ya que algunas inversiones provienen de filiales chinas ubicadas en terceros países.

Colosos del vecindario

En el comercio, como en el fútbol, el que no hace los goles los ve hacer. De hecho, la relación de Colombia con China ha estado marcada por las críticas a una balanza comercial deficitaria y constantes preocupaciones por el contrabando y el dumping. En cambio, en los demás países de América Latina la inversión y el comercio muestran un escenario mucho más halagador. En materia de inversión, el Banco Mundial aseguró a finales del año pasado que América Latina recibió 113.662 millones de dólares en inversiones.

Con una larga tradición de negocios con Oriente, Ronderos destaca que, por ejemplo, Brasil le vende a China unos 40.000 millones de dólares y ese país es el principal destino de sus exportaciones, compuestas principalmente por granos y otros productos agrícolas.

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Igual ocurre en Chile, que vende a la nación asiática, su principal mercado, cerca de 18.000 millones de dólares, especialmente maderas y otros productos agrícolas. Igual ocurre en Perú, que exporta 9.000 millones de dólares a China. También México tiene con China una relación fuerte, pues este país, después de sus socios del Nafta, es el principal mercado de sus productos.

Además, la inversión extranjera china ha irrigado abundantemente a varios países latinoamericanos. Datos de Ronderos indican que desde 2003 ese país ha invertido 60.000 millones de dólares en Brasil; 18.000 millones, en Perú y alrededor de 6.000 millones, en México. “Cada vez estas inversiones se han venido diversificando y se incrementan las de servicios, industria y energías renovables. Nuestros vecinos nos llevan una enorme ventaja”, asegura el exministro.

Buena parte de este flujo de comercio e inversión se deriva de los acuerdos comerciales firmados, como en el caso de Chile y Perú, con un país que para muchos es el principal jugador en este siglo. Por ejemplo, recientemente China Southern Power Grid compró el 27,7 por ciento de Transelec, la principal empresa de transmisión eléctrica de Chile, por un precio estimado en 1.300 millones de dólares. En Brasil, las compañías chinas realizaron fusiones y adquisiciones que alcanzaron el año pasado unos 10.840 millones de dólares e incluyeron unos 17 proyectos, de acuerdo con el portal de noticias Xinhua.

Si bien nadie puede celebrar la crisis comercial desatada entre las dos principales potencias económicas del mundo, lo cierto es que en ese río revuelto otros actores del comercio y la inversión en el planeta pueden pescar con éxito. Una oportunidad que no da más espera.