El aumento del precio de la gasolina el pasado fin de semana, en cerca de 100 pesos, les amargó el puente festivo a muchos colombianos. No solo se descuadraron en las cuentas para el viaje del puente, sino que también se les alterará el presupuesto para el mes y para el fin de año. Este se convirtió en el tercer aumento consecutivo del combustible durante la administración de Iván Duque, que ya suma más de 250 pesos y completa un alza de alrededor del 7,6 por ciento en el precio en Bogotá, en lo corrido del año.
Las cifras muestran que los precios de los combustibles no han frenado este año. La gasolina arrancó 2018 en alrededor de 8.889 pesos por galón y para noviembre alcanzó los 9.560 pesos, el valor más alto en la historia. De hecho, no había alcanzado estos niveles ni siquiera cuando el petróleo estuvo por encima de 120 dólares el barril a nivel internacional, en 2011 y 2012. Las alzas también han golpeado al combustible diésel (ACPM), que en lo corrido del año pasó de 8.186 a 8.916 pesos por galón, un aumento del 8,8 por ciento.
Le sugerimos: Colombia amaneció con el precio de gasolina más caro en su historia
Resulta paradójico que el precio de los combustibles durante los primeros meses de este gobierno haya aumentado en medio de una fuerte caída del precio del petróleo, que pasó de niveles de 85 a 67 dólares por barril en las últimas cuatro semanas. Por eso, muchos colombianos se preguntan por qué cuando el petróleo baja, la gasolina no lo hace al mismo ritmo, pero cuando sube, sí hay fuertes incrementos. O, por lo menos, eso sienten.
Y la paradoja se duplica, pues mientras los consumidores consideran que pagan precios elevados, el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), el mecanismo creado para impedir que las fuertes variaciones internacionales impacten el bolsillo de los colombianos, se convirtió en un verdadero hoyo negro y un gigantesco problema fiscal.

El déficit del FEPC alcanza en la actualidad alrededor de 7 billones de pesos, según cálculos del Ministerio de Minas y Energía (MME). El gobierno creó este fondo en 2007 para, cuando los precios del crudo bajaran, mantener artificialmente alto el precio de la gasolina, con el fin de ahorrar los recursos resultantes y usarlos cuando subiera el crudo para atenuar el alza en el precio del combustible.
Pero para muchos expertos, si bien la fórmula es clara, no se sabe cuándo se aplica y cuándo no, pues algunas veces se ha puesto en marcha con base en decisiones y momentos políticos. Por ejemplo, en 2011 y 2012 –o en los últimos meses del gobierno anterior–, el petróleo subió en forma considerable. Y aunque el fondo debía solo suavizar el efecto, el gobierno decidió no subir de ninguna manera los precios de la gasolina, al parecer por razones políticas. Este tipo de procederes hizo que la plata del fondo acabara rápidamente y ahora vive en un creciente déficit.
Y aunque muchos colombianos se quejan de los altos precios, cifras del Ministerio de Minas muestran que si no existiera el Fondo de Estabilización, el galón de gasolina costaría alrededor de 1.000 pesos más y el del diésel 2.000 pesos más
El Marco Fiscal de Mediano Plazo proyecta que solo para 2018 el FEPC registrará un déficit de 3,9 billones de pesos: “En lo corrido del año en curso tanto el precio de referencia internacional de la gasolina como el del diésel estuvieron por encima de los definidos internamente… lo cual se traduce en mayores compensaciones a favor de los refinadores e importadores de combustibles”. En 2019 se proyecta que el FEPC presente un déficit de 3,4 billones de pesos. Esto, para algunos analistas, muestra que estarían reviviendo los subsidios a los combustibles “por la puerta de atrás” y evidencia que el FEPC se ha convertido en un barril sin fondo.
Y aunque muchos colombianos se quejan de los altos precios, cifras del Ministerio de Minas muestran que si no existiera el Fondo de Estabilización, el galón de gasolina costaría alrededor de 1.000 pesos más y el del diésel 2.000 pesos más.
El gobierno defiende el fondo porque considera que el mecanismo ha servido, históricamente, para darles estabilidad a los precios internos de los combustibles, ya que otros factores influyen en su precio como la tasa de cambio, sobre lo cual no hay control. No obstante, lo cierto es que el fondo se convirtió en un serio problema que nadie ve. Hoy este déficit no se refleja en las cuentas del gobierno central, pues el fondo forma parte del sector descentralizado.
No obstante, tarde o temprano todos los colombianos tendrán que pagar esa deuda. Ante algunas demandas de inexequibilidad del componente que permite el ahorro, se estableció que el déficit del FEPC se cubriera cada año con emisiones de TES. Por esa razón, es una fuente de inestabilidad fiscal creciente y una carga billonaria de deuda para el país.

María Fernanda Suárez, ministra de Minas y Energía, tendrá que lidiar con este espinoso tema.
¿Por qué tan caro?
Además del aumento en los precios internacionales, los combustibles tienen otro gran problema en la enorme gran carga tributaria que deben soportar. Los impuestos representan hoy alrededor del 30 por ciento del precio total de la gasolina, que carga con impuestos nacionales y territoriales bastante onerosos como el impuesto nacional al consumo y la sobretasa. Como si fuera poco, la última reforma tributaria no solo revivió el IVA general, sino que creó un nuevo IVA al margen mayorista y un nuevo impuesto al carbono. Es decir, la fórmula tiene hoy cinco impuestos diferentes.
El proyecto de reforma tributaria presentado hace unas semanas con el título de Ley de Financiamiento establece un IVA a los biocombustibles (hay que recordar que la gasolina por ley debe tener un 10 por ciento de etanol), lo que implica que el precio podría subir 120 pesos adicionales.
En los países que tienen la carga tributaria y subsidios más altos, como Chile y Brasil, los precios de la gasolina superan por mucho a los de aquellos países donde hay menos impuestos, como Estados Unidos o El Salvador. Pero según el Ministerio de Minas, el combustible en Colombia tiene un precio más bajo que el promedio de precios del continente americano.
Para reducir el déficit del fondo y que este hoyo negro no siga creciendo, el gobierno debe dejar que el precio de la gasolina aumente, algo que políticamente resulta muy complicado
Lo cierto es que el país tiene hoy los precios históricamente más altos, pues los subsidios son algo menores, hay una mayor carga tributaria, el petróleo ha bajado, pero sigue en niveles altos y la tasa de cambio supera los 3.200 pesos. En otras palabras, la gasolina debería estar aún más cara en Colombia hoy.
Julio César Vera, experto en estos temas, aplaude el compromiso del gobierno de intentar aplicar la fórmula. Pero afirma que falta mayor transparencia y claridad sobre el estado actual del fondo y cómo está frente a los precios internacionales, porque los consumidores y jugadores del mercado deben tener señales de precios predecibles. Además, afirma que hay que pasar de un escenario de “paridad exportación” a uno de paridad de precios de importación.
Otros proponen liberalizar el mercado de los combustibles como en Estados Unidos, donde los precios de la gasolina se mueven al ritmo del petróleo. Sin embargo, Vera afirma que esto no se puede hacer sin autoridades muy fuertes de vigilancia y control.
Con este tema coincide Henry Ruiz, director de Fendipetrol –el gremio de los distribuidores minoristas de combustible–, para quien no es posible hacer esto en un mercado con una competencia tan desigual y jugadores tan grandes. Al igual que muchos expertos, Ruiz cree que llegó la hora de revisar la fórmula del cálculo de la gasolina, el ingreso al productor, los márgenes y hasta el componente tributario. Los camioneros, por ejemplo, han pedido ajustar el precio menos veces al año.
El nuevo dilema oscila entre lo responsable y lo popular. Para reducir el déficit del fondo y que este hoyo negro no siga creciendo, el gobierno debe dejar que el precio de la gasolina aumente, algo que políticamente resulta muy complicado. ¿Cuál será la estrategia del gobierno en este frente? Para muchos hay que sincerar las cuentas de la gasolina en el país y ser más transparentes. Porque no se pueden seguir anunciando los aumentos cuando hay partidos de la Selección Colombia o durante los puentes festivos, como ha sucedido. n
Cuestión de cálculo

Así se llega al precio de galón de gasolina.
La fórmula del precio de la gasolina remunera a todos los agentes de la cadena. Por esto suma el ingreso al productor, el biodiésel, el transporte y los márgenes de distribución (mayorista y minorista). No obstante, su alta carga tributaria encarece el precio al consumidor final.
El ingreso al productor es el valor que el gobierno le paga al proveedor y/o refinador, es decir, a Ecopetrol, y usa el precio de referencia de la gasolina en el mercado internacional y la tasa de cambio, bajo la metodología de “paridad de exportación”.
Además, como la gasolina en el país tiene una mezcla de etanol (10 por ciento) también se le paga al productor de biocombustible. En transporte hay tarifas por su conducción en poliductos, el del alcohol y el de la planta de abasto a la estación de servicio. También hay una tarifa de marcación para evitar el contrabando. Los costos de transporte representan casi 5 por ciento del precio de la gasolina, pero obviamente dependen de la distancia. Por eso, la gasolina es más cara en Popayán y Tunja, y más barata en Bucaramanga, Barranquilla o Cartagena. Hay márgenes que remuneran la actividad del mayorista y la del distribuidor minorista, que pesan el 12 por ciento del precio total.Los impuestos representan casi una tercera parte del precio de la gasolina. El impuesto nacional a la gasolina y la sobretasa que es un gravamen que va para los municipios. En el caso de Bogotá, la sobretasa esta alrededor de los 1.142 pesos por galón. No obstante, la última reforma tributaria no solo revivió el IVA general, sino el impuesto al carbono y el IVA al margen mayorista.









