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El ejército de Daenerys Targaryen (Emilia Clarke) y Jon Snow (Kit Harrington) se dirige a pelear contra los Caminantes Blancos, liderados por el enigmático rey de la Noche.

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Game of Thrones: la serie que iba a ser un fracaso y terminó siendo el éxito de la década

Aunque al inicio muchos tenían bajas expectativas sobre sus resultados, la serie de HBO llega este 14 de abril a su última temporada convertida en una de los mejores shows de la historia de la televisión. Así fue cómo la idea de un escritor de ciencia ficción se convirtió en un fenómeno mundial

6 de abril de 2019

El estreno de la última temporada de Game of Thrones ha generado tanta expectativa, que cuando HBO lanzó un avance de dos minutos el 5 de marzo, internet enloqueció. Usuarios de todo el mundo lo compartieron en sus redes, los medios lo publicaron como una noticia de última hora y los más fanáticos llenaron la red con sus teorías y análisis.

Hubo tanto alboroto, que unos días después se supo que habían reproducido el video 81 millones de veces en solo 24 horas. Toda una barbaridad.

Pero a una semana del 14 de abril, la fecha que muchos tienen marcada en el calendario como el comienzo del fin, eso no suena tan descabellado.

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Por algo HBO dedicó un canal exclusivo a transmitir día y noche todos los capítulos de forma ininterrumpida, marcas como Johnnie Walker han sacado ediciones limitadas de sus productos basadas en la serie y los grandes medios del mundo han publicado especiales hablando sobre su final.

Solo en Estados Unidos tiene en promedio unos 30 millones de espectadores por capítulo, incluidos los que los ven en HBO GO

No hay duda de que se trata del evento televisivo del año, pues saldrá en simultánea en 173 países, algo que hasta ahora solo pasaba con eventos deportivos como los Juegos Olímpicos o el Mundial de fútbol.

Y es que desde su estreno, el 17 de abril de 2011, Game of Thrones se convirtió en una de las series más populares de la historia de la televisión, y para algunos en la más exitosa.

Solo en Estados Unidos tiene en promedio unos 30 millones de espectadores por capítulo, incluidos los que los ven en la plataforma de streaming HBO GO. Y la cifra se queda corta teniendo en cuenta los televidentes alrededor del mundo y las descargas ilegales, pues durante los últimos cinco años fue el show más pirateado de la televisión.

Foto: ¿quién ganará el Trono de Hierro? 

Por eso, no es de extrañar que la serie tenga el récord de victorias en la historia de los premios Emmy, con 47 galardones, ni que el canal haya invertido cerca de 15 millones de dólares en cada uno de los últimos seis capítulos.

Es más, en una decisión sin precedentes, HBO decidió retrasar el estreno de esta última temporada por dos años. Eso, que habría matado cualquier otro show, terminó por generar más expectativa. En efecto, los fanáticos quedaron convencidos de que estaban preparando algo impresionante.

Un éxito inesperado

Nada era así al comienzo. Cuando David Benioff y D.B. Wess le propusieron a HBO hacer una serie basada en Canción de hielo y fuego, una saga de libros fantásticos escritos por el estadounidense George R.R. Martin, no había muchas expectativas.

La mezcla de dragones, muertos vivientes, casas nobles, guerra y política no parecía muy prometedora, y algunos incluso la consideraban una mala idea. Y aunque los libros ya eran best-sellers en Estados Unidos y el Reino Unido, llevarlos a la pantalla parecía una locura.

El propio Martin, un autor de relatos de ciencia ficción y guionista de la pantalla chica, había decidido escribirlos para contar algo monumental, el tipo de historia que siempre había tenido en la cabeza, pero que no cabía en el formato audiovisual: llena de mitos y leyendas propias, de árboles genealógicos extensos, de cientos de personajes con conexiones imposibles de rastrear y una trama que se complica y enreda cada vez más.

Foto: George R.R. Martin, el creador de la historia, no ha podido terminar los libros. La serie se le adelantó desde la sexta temporada. 

Pero seguros de que tenían entre manos un tesoro, Wess y Benioff convencieron al escritor de llevar su historia imposible a la televisión, y a HBO, una de las cadenas más prestigiosas del medio, de realizar la aventura.

Wess y Benioff se dieron cuenta de que tenían entre manos algo extraordinario cuando al final de la primera temporada muere el personaje de Ned Stark

No fue fácil: cuando mostraron el piloto del programa, muchos de sus primeros espectadores quedaron decepcionados. Tanto, que les tocó cambiar parte del reparto, modificar el guion y grabarlo nuevamente.

Iain Glen, quien interpreta a Ser Jorah Mormont, lo recordó en una entrevista con The Times: “Había nerviosismo y muchas caras preocupadas. Todo era nuevo: los actores, la dirección de arte, el vestuario. Estábamos entrando en lo desconocido”.

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Ahí apostaron por una mezcla de estrellas reconocidas, como Sean Bean (Ned Stark), y novatos, como Kit Harington (Jon Snow) y Emilia Clarke (Daenerys Targaryen). Y funcionó: el canal aprobó el piloto y dos años después la serie salió al aire.

El primer episodio tuvo 2 millones de espectadores, una cifra nada despreciable que cada domingo fue aumentando más y más. Wess y Benioff se dieron cuenta de que tenían entre manos algo extraordinario cuando al final de la primera temporada muere el personaje de Ned Stark. “Parecía como si internet hubiera estallado, nos llegaban muchísimos ‘e-mails’ en los que nos preguntaban: ‘¡¿Qué hicieron?!’”, recuerdan.

A partir de entonces vino un fenómeno difícil de explicar, pues al contrario de lo que pasa con la mayoría de las series, Game of Thrones solo crecía. Con cada nueva temporada, la audiencia se multiplicaba alrededor del mundo, la emoción de la trama aumentaba y el show se hacía cada vez más monumental.

Rompiendo moldes

¿Pero qué explica el éxito de la serie? En parte que más allá de la magia, los dragones y los muertos vivientes, temas fantasiosos que muchas veces espantan a cierto tipo de espectadores, la trama se centra en el juego político, las intrigas, las traiciones y en personajes muy bien construidos.

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La historia en sí misma atrae: siete reinos gobernados por un gran rey se enfrentan a una especie de guerra civil cuando las familias nobles entran en un juego de alianzas y batallas para hacerse con el trono. Entre tanto, claro, hay dragones, hechiceros, inviernos que pueden durar décadas y un ejército de seres espectrales que amenazan con acabarlo todo.

Ayuda que la trama, en parte, tiene sus bases en la historia real y en sucesos que ocurrieron en el siglo XV. Sobre todo en la llamada Guerra de las Rosas, que enfrentó a la casa Lancaster y a la casa York por el trono de Inglaterra.

Algunos encuentran similitudes entre Cersei Lannister y Ana Bolena o entre La boda roja y La cena negra, un evento real ocurrido en Escocia en 1440

Así, muchos dicen que los Lannister están basados en los Lancaster, que los Stark representan a los York, que los Targaryen son los Plantagenet, que Westeros -como se llama el continente en el que están ubicados los siete reinos- es el Reino Unido y que Esoos, donde están ubicados los esclavos o las otras ciudades de la historia, es Europa continental.

Foto: Peter Dinklage, Tyrion Lannister en la serie, ya gana 1,1 millones de dólares por episodio.

Algunos incluso encuentran similitudes entre Cersei Lannister y Ana Bolena, también acusada de tener relaciones sexuales con su hermano, o entre la famosa boda roja de la serie y la cena negra, un evento real ocurrido en Escocia en 1440.

Pero más allá de esos elementos, su gran éxito radica en que rompió todas las reglas de lo que debería hacer una serie para asegurar el éxito. El hecho de matar al protagonista justo al final de la primera temporada mandó un mensaje a los televidentes: ningún personaje está a salvo y nadie sabe en realidad qué va a pasar. Así, el televidente se acostumbró a que cualquier cosa puede pasar.

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Ese elemento de sorpresa aumentó cuando la serie sobrepasó a los libros. George R.R. Martin, quien planea contar la historia en siete volúmenes, ha escrito cinco y no ha podido terminar los dos faltantes. Por eso desde la sexta temporada la trama de la serie va adelante.

Y ahora muchos de los que antes sabían qué iba a pasar porque lo habían leído, se sorprenden con las revelaciones de cada nuevo capítulo, lo que ha aumentado la expectativa sobre el final.

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Tanto, que los actores y miembros de la producción firmaron cláusulas y contratos bastante rigurosos que les impiden filtrar cualquier detalle a la prensa.

Lo malo de tanta expectativa es que seguramente, sea cual fuere el final, no todos quedarán contentos. Pero la serie entró a la historia, y nada ni nadie le podrá quitar ese logro.