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La fruta milagrosa

Aunque todavía sigue confinado a una silla de ruedas y su salud es precaria, una combinación de papaya y levodopa le ha dado nuevos bríos al papa Juan Pablo II.

13 de abril de 2003

La animacion ronda los pasillos del Vaticano. Unos hablan de la "resurrección" del Papa y otros la atribuyen a "la fruta milagrosa". Después de varios años de deterioro físico y anímico, por diversos quebrantos de salud, el papa Juan Pablo II ha mostrado en las últimas semanas una recuperación extraordinaria que tiene asombrado y feliz al Vaticano, cuyos funcionarios celebran el 'milagro de la papaya'.

La artrosis aún lo mantiene atado a una silla de ruedas y el Parkinson le venía causando severos daños, como temblores permanentes, pérdida de la memoria y de la capacidad verbal e incluso la parálisis del brazo derecho, que lo había forzado a bendecir con la mano izquierda. A mediados de 2002, los periódicos italianos describían "el calvario" del Papa, numerosos creyentes acusaban al Vaticano de crueldad por obligar al Pontífice a "agonizar en directo" y uno de sus pocos entrevistadores, el escritor Vittorio Messori, aseguraba que el Parkinson "podía nublar las facultades de crítica y juicio de Juan Pablo II".

"Pero ahora Su Santidad se encuentra en una franca recuperación que nos tiene a todos muy contentos", confirmó a SEMANA Joaquín Navarro-Valls, jefe de prensa y portavoz del Vaticano. Rouco Varela, cardenal de Madrid, tras una reciente visita a Roma, dijo que el Papa le había causado una estupenda impresión "porque ha recuperado sus capacidades comunicativas y su claridad de expresión".

El milagro

La combinación de una fruta tropical con un medicamento antiguo ha sido la clave en la recuperación del Papa, quien volvió a usar la mano derecha para bendecir y ahora ofrece misas y discursos con voz fuerte y clara, no sólo en italiano y latín, sino en español, inglés e incluso en húngaro, como lo hacía en sus mejores años. Su cabeza ya no se le tuerce hacia la derecha hasta casi tocar su hombro, ya no babea y su mano izquierda le tiembla mucho menos.

El 'milagro de la papaya' llegó por casualidad al Vaticano por obra del científico Luc Montagnier, codescubridor del virus del sida, quien sostuvo en junio pasado una entrevista con el Papa para pedirle que reconsiderara su postura hacia el uso de preservativos para combatir el sida y terminó recomendándole una terapia a base de papaya y antioxidantes para disminuir los temblores, el desequilibrio y otras consecuencias de la enfermedad neurodegenerativa que sufre el Pontífice.

Según Montagnier, el Parkinson se debe en parte a la acumulación de radicales libres tóxicos en el organismo, que es necesario contrarrestar con antioxidantes y su receta para el Papa fue un extracto de papayas asiáticas y un medicamento de propiedades similares fabricado en Nueva York. La papaya, descubierta por Colón en América y que en Europa vale 3,5 dólares el kilo, es rica en vitaminas A, B y C, tiene propiedades analgésicas, sirve como relajante, diurético, broncodilatador, anticoagulante y en Costa Rica y México se le conoce como el 'árbol de la buena salud', capaz de curar casi todas las dolencias.

A la papaya se le suma un antiguo medicamento, la levodopa, que es convertida en dopamina dentro del cerebro y contribuye a conducir mejor el mensaje nervioso por las neuronas y a que disminuyan los temblores, las dificultades para hablar y comer y la rigidez facial. En las últimas semanas sus médicos cambiaron la levodopa por pramipexole, medicamento que logra mejores resultados a largo plazo, según informó Navarro-Valls. Además, en medios cercanos al Vaticano se dice que el Papa se ha sometido a dos técnicas quirúrgicas en fase de experimentación: la implantación de electrodos de estimulación dentro del cerebro y un tratamiento con base en células madre que se transforman en neuronas capaces de producir dopamina.

Las terapias del Pontífice se completan con ejercicios de fisioterapia y logopedia, clases de respiración, una gimnasia ocular especial y varias horas diarias de reposo obligado por sus médicos.

Nuevos brios

Con casi 83 años, y gracias a su recuperación, el Papa reactivará sus viajes internacionales con nuevos bríos. Después de más de nueve meses de reposo visitará España el 3 y 4 de mayo, Croacia del 5 al 8 de junio, Bosnia el 22 del mismo mes, en agosto irá a Ulan Bator (capital de Mongolia) y en septiembre tiene previsto ir a Eslovaquia y quizá realice una visita de horas a Estrasburgo.

En la Santa Sede y en Roma todos hablan del Papa, algunos lo califican como "el padre eterno" y ha despertado el entusiasmo con sus vehementes llamados para detener la guerra de Irak. "Es un hecho que este Papa se crece ante la adversidad y, para él, no hay mayor adversidad que la guerra, que vivió de niño en su propia carne. Por eso ha sacado fuerzas de la flaqueza para levantar la bandera de la paz y enfrentarse al mismísimo Bush", dijo un curial español en el Vaticano, quien agregó: "Eso sí, con escasos resultados, porque este es un Papa al que todo el mundo oye pero nadie escucha. Los poderosos le besan el anillo, reconocen que es una gran autoridad moral, pero no le hacen caso alguno. Hasta el católico Aznar, con su gobierno trufado de ministros del Opus y de los Legionarios, le dejó en la estacada".

Juan Pablo II pronto cumplirá 25 años de pontificado, uno de los cinco más largos de la historia de la Iglesia, y su actual recuperación, según algunas fuentes vaticanas, tiene felices "pero muy preocupados" a los cardenales papables que ven esfumarse su oportunidad a medida que transcurren los meses y la salud de Juan Pablo II se fortalece.