Del movimiento económico que genera el Carnaval de Barranquilla se benefician anualmente, de forma directa, al menos 3.176 personas que hacen parte de los equipos de producción y logística.
Del movimiento económico que genera el Carnaval de Barranquilla se benefician anualmente, de forma directa, al menos 3.176 personas que hacen parte de los equipos de producción y logística. | Foto: Carlos Julio Martínez

Especial ferias y fiestas

Así se preparan artesanos y artistas para el regreso a la presencialidad de las celebraciones de fin de año

Con esfuerzo, creatividad y sacrificio sobrevivieron al confinamiento y ahora se preparan para sorprender nuevamente al público con su talento.

19 de diciembre de 2021

Viviana Vargas es caleña y desde hace 15 años vive de bailar. Hoy hace alarde de su pasión en Delirio, el reconocido show de salsa en Cali que durante la famosa feria que distingue a la ciudad, ofrecerá una edición especial de su espectáculo. A mediados de año, la agrupación se presentó en el Paseo de la Aurora, un parque de entretenimiento familiar de las artes escénicas en el Distrito. Para Viviana fue un retorno particularmente atípico. “Saludar niños y perros no era parte de nuestra dinámica”, confiesa. Este diciembre retornan a la tradicional Carpa durante los cinco días de la feria, con el show grande y largo del que todos tienen referencia.

“Visiten Cali, la sucursal del cielo, capital mundial de la salsa... ¡esta ciudad es una chimba!”, es lo que alcanza a decir Vargas cuando se le consulta sobre por qué este es uno de los destinos recomendados para despedir el año. A ella particularmente la reactivación, además del componente económico, le entusiasma porque la gente va a volver a reconectarse con el arte. Vargas fue una de las artistas que se negó a rendirse durante la pandemia. Durante los confinamientos creó una comunidad deportiva y cursos de salsa virtual. A la fecha ha vendido más de 1.600 en diferentes partes del mundo.

Martha Jaramillo, gerente del Restaurante Ringlete de Cali, reconoce la importancia del retorno de las actividades culturales para la economía de la ciudad. Por la pandemia y el paro les tocó cerrar dos meses. Hoy celebra el regreso, pero hace énfasis en la importancia del autocuidado para la continuidad de la reactivación de todos los sectores.

Después de un largo aislamiento en sus fincas en el municipio  de Santa Elena, Antioquia, los silleteros volvieron al desfile presencial este 2021.
Después de un largo aislamiento en sus fincas en el municipio de Santa Elena, Antioquia, los silleteros volvieron al desfile presencial este 2021. | Foto: Gabriel Aponte

QUÉ VIVA EL CARNAVAL

José Francisco Llanos Ojeda elabora máscaras en papel maché desde 1970, en su taller Selva Africana, ubicado en el municipio Galapa, Atlántico. Es toda una tradición que los turistas lleguen hasta este lugar para tomarse fotos con sus creaciones mientras él cuenta anécdotas del carnaval. Durante la pandemia la dinámica cambió y las ventas bajaron. Sin embargo, este maestro artesano, quien emplea a sus dos hijos y a otras seis personas, tiene puestas las esperanzas en la edición presencial del carnaval en 2022. “El Carnaval de Barranquilla es gozo, música, arte y por supuesto empleo”, asegura.

Llanos también encontró en la crisis sanitaria una oportunidad. “La pandemia nos empujó a adaptarnos, empezamos a vender por internet. Un amigo nos ayudó a tomar fotos para publicarlas en redes sociales. Pero nuestra principal vitrina es el carnaval”. Desde ya José Francisco trabaja en un tributo a la vida para las fiestas del Rey Momo y en un homenaje a los amigos artistas, artesanos y cultores que fallecieron. Del movimiento económico que genera el Carnaval de Barranquilla se benefician anualmente, de forma directa, al menos 3.176 personas que hacen parte de los equipos de producción y logística; 9.458 artesanos y vestuaristas; 163 formadores y talleristas y 9.726 músicos. Adicionalmente, 32.000 personas reciben beneficios indirectos por actividades conexas con la agenda festiva.

Derly Artunduaga Almario es una reconocida diseñadora de los trajes típicos del Sanjuanero. En su caso, la pandemia afloró su creatividad porque además de fortalecer la oferta de sus productos por internet y redes sociales, la empujó a replantear el trabajo en su atelier. Hoy alterna la confección de faldas de bambuco con prendas femeninas de uso cotidiano para dama, intervenidas con detalles folclóricos. “Para muchas familias opitas las fiestas de San Juan y San Pedro constituyen una gran parte de la economía de sus hogares. En mi taller representan el 70 por ciento de los ingresos del año”, detalla Artunduaga sobre las tradicionales festividades que se celebran en el departamento del Huila, a mediados de año. Esta empresa cultural, que ya tiene 29 años, impacta a toda su familia: mamá, hermanas, además de un grupo de 10 a 12 mujeres cabeza de hogar que allí laboran.

La Secretaría de Cultura y Turismo del Huila invirtió este año 1.475 millones de pesos de la estampilla Procultura en el Reinado Nacional del Bambuco, y 66 millones adicionales fueron gestionados con el Ministerio de Cultura para dinamizar la economía del sector cultural con la entrega de incentivos a los gestores culturales y artistas, un espaldarazo para un evento que a pesar de las adversidades logró celebrar su edición número 60.

En Medellín, Ana Lucía Atehortúa, una apreciada y reconocida silletera tradicional del corregimiento de Santa Elena, pudo volver a desfilar con su silleta en la Feria de las Flores de 2021, un evento que este año tuvo una etapa de elección preliminar en las veredas, donde se seleccionaron los silleteros que con tapabocas y menos público participaron en el tradicional desfile, luego de un largo aislamiento en su finca. Para 2022 se mantiene firme en su tarea de seguir cultivando, “porque esto es lo que sabemos hacer y no nos podemos dejar morir de hambre”, concluye.