Ambiente
El páramo de Ocetá, un ejemplo de preservación concertada en zonas de protección ambiental
Ubicado entre los municipios de Monguí y Mongüa, en el departamento de Boyacá, este ecosistema alberga una inmensa riqueza natural de especies de animales y plantas que mitigan los efectos del cambio climático. La comunidad llegó a acuerdos para protegerlo y fomentar un turismo regulado, pues es considerado el páramo más bello del mundo.
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El departamento de Boyacá alberga en su territorio la mayoría de páramos de Colombia, entre ellos el de Ocetá, considerado por organizaciones ecologistas y expertos el más lindo del mundo. Este territorio de 191 hectáreas es habitado por comunidades que conviven con el complejo de páramos, rico en flora y fauna, y objeto de estudio de biólogos y científicos de varias disciplinas, a temperaturas por debajo de los 15°C.
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Juan Emiro Carvajal, quien lidera el trabajo de un grupo de científicos de la Universidad Pedagógica Tecnológica de Colombia (Uptc) en el territorio, cuenta que “el páramo tiene muchas zonas blandas donde nacen los ríos y lagunas altoandinas formadas por el derretimiento de antiguos glaciares”.
Los numerosos frailejones que crecen en este lugar resultan vitales para el departamento y sus alrededores, debido a que abastecen la fuente hídrica que baja desde Boyacá hacia el Orinoco. Sin ellos, habitantes de dos regiones del país podrían ver disminuida la cantidad de agua de la que hoy gozan para el consumo diario en sus hogares. “Por ahora este nacimiento abastece a todos los sectores veredales de Monguí y Mongüa directamente del páramo”, explica Carvajal.
Los académicos de la Uptc se han dedicado a revisar la biodiversidad de la zona, realizar encuentros de saberes con los pobladores y verificar el estado de la fauna y flora con el fin de contribuir desde el conocimiento al cuidado del páramo. Ocetá se ha convertido en un ejemplo de preservación concertada en zonas de protección ambiental. Aquí confluyen productores locales, pobladores dedicados a la ganadería a baja escala y a los cultivos de papa, biólogos, guías turísticos y voceros de instituciones que han llegado a acuerdos sociales para mantener la zona en el mejor estado posible.
Solo cinco países en el mundo cuentan con páramos en sus territorios. Colombia es una tierra privilegiada con el 50 por ciento de estos ecosistemas en sus departamentos. En ellos habitan especies de fauna y flora únicas. En el páramo de Ocetá, por ejemplo, además de los frailejones crecen las orquídeas y es hogar de animales como el venado cola blanca y el zorro perruno. Herman Amaya Téllez, director general de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá), explica que estos grupos prestan bienes y servicios ambientales como “la captación de CO2, la regulación del clima y la mitigación de los efectos del cambio climático”.
Debido a esas condiciones ecosistémicas, Corpoboyacá delimitó el área protegida Circunsí - Ocetá en el año 2008 con el propósito de proteger los ecosistemas de bosque, lagunas y páramo. Alcibiades Escarraga, biólogo de la corporación, detalla que “la subdirección de Ecosistemas y Gestión Ambiental de la corporación trabaja en el ecoturismo como una estrategia de conservación y desarrollo sostenible para las comunidades rurales que habitan cerca a las áreas protegidas y ecosistemas estratégicos en su jurisdicción. Es el caso del Páramo de Ocetá”.
El más lindo del mundo
En una expedición en 2020 profesionales del Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt cuantificaron el número, el tipo y el nombre de las especies que se encuentran en la zona. Sandra Galeano, investigadora adjunta, afirma que en Ocetá “hay variedades de mamíferos como murciélagos y ratones, y se tienen registros de osos andinos, venados, ranas, lagartijas y serpientes”. Además explica que Monguí es uno de los 10 pueblos más hermosos de Colombia y ese título probablemente dio lugar a catalogar a Ocetá como el páramo más bello del planeta.
La Laguna Negra es uno de sus principales atractivos turísticos. Su color se debe a los sedimentos que la conforman, pero en realidad el agua es cristalina. Hasta este cuerpo de agua, rodeado de cascadas, llegan aves y patos nativos. Empresas turísticas de Mongüa ofrecen el servicio de transporte e incluyen recorridos guiados desde el municipio al páramo. Otra alternativa es recorrerlo caminando desde Monguí. Durante el trayecto se observan formaciones rocosas de más de 15 metros de altura que crean una especie de callejones o caminos que los pobladores conocen como Ciudad Perdida.
El Instituto Humboldt, Corpoboyacá e investigadores de la Uptc coinciden en que esta zona ha vivido un largo proceso para reorganizar el turismo alrededor de la riqueza natural del páramo de Ocetá.
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