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ARMAS AL CARAJO

La renuncia a la violencia del Alfaro Vive, un triunfo político de Rodrigo Borja.

10 de abril de 1989

Aunque el actual presidente del Ecuador Rodrigo Borja asumió la dirección del país desde el 1o. de agosto del año, pasado, en medio de ataques virulentos contra el mandatario saliente León Febres Cordero, hay quienes dicen que los ecuatorianos no habían sentido tan de cerca la diferencia entre los dos regímenes antagónicos como el martes de la semana pasada. Ese dia el ministro de Gobierno Andrés Vallejo se presentó ante los medios de comunicación acompañado por el de Trabajo César Verduga y, para sorpresa general, por los dirigentes guerrilleros Pedro Montoya y Marco Troya, vocero y lider máximo del movimiento "Alfaro Vive Carajo", el grupo más antiguo y de mayor trascendencia del Ecuador.

El contraste se notó en forma tan marcada por cuanto el gobierno conservador de Febres Cordero había desplegado toda la capacidad de represión de las Fuerzas Armadas contra el grupo guerrillero, y aunque había logrado importantes victorias militares, no había podido sacar del todo al AVC de circulación. La mayor ofensiva contraguerrillera se presentó en 1986, cuando más de cien integrantes del movimiento subversivo fueron apresados y los principales líderes dados de baja.

La historia del movimiento Alfaro Vive Carajo tiene un singular paralelismo con el M-19, con el que tiene vinculos conocidos. Como en el caso de aquel, el lanzamiento del AVC fue precedido de una campaña publicitaria de expectativa, que hacía que los ecuatorianos se preguntaran qué era lo que se traian entre manos ese grupo de jóvenes que distribuían folletos en las calles y escribían graffitti en las paredes. En un golpe que reflejó a las claras sus vinculaciones con la guerrilla colombiana, a mediados de 1983 robaron las espadas de Eloy Alfaro, general y político que presidió la república entre 1895 y 1901 y entre 1906 y 1911, y que es considerado el paladín del liberalismo radical y el responsable de la constitución de 1906 que proclamó la separación de la Iglesia y el Estado. La vida de Alfaro, que representó en su momento el progresismo en un país dominado por la clase terrateniente, y que murió asesinado, era el símbolo ideal de un movimiento de las características del que ahora anuncia deponer las armas.

Lo que siguió fue una serie ininterrumpida de asaltos a bancos y acciones quijotescas, hasta cuando, en agosto de 1985, dieron su golpe más audaz al secuestrar al hombre de negocios Nahim Isaias, muy allegado al entonces presidente León Febres, en un golpe en el que, según se afirma, participaron guerrilleros del M-19. El episodio terminó en forma sangrienta cuando murieron todos los integrantes del comando insurgente y su rehén. Para muchos, ese punto marcó el comienzo del fin de AVC, pues desencadenó la represión violenta y llevó al grupo a una irlactividad sólo interrumpida eventualmente.

Desde cuando llegó al poder el actual presidente Rodrigo Borja, sus esfuerzos se encaminan a darle una salida política al problema del AVC, y según se dice, se apoyó en consejos de los senadores colombianos Ernesto Samper Pizano y Luis Carlos Galán, quienes en visita reciente al Ecuador, no sólo estuvieron de acuerdo con la actitud del mandatario, sino que incluso le instaron a que llevara el proceso a sus últimas consecuencias, puesto que el problema subversivo en Ecuador estaba aún en niveles manejables.
Lo que sigue,-está en manos de quienes suscribieron los acuerdos. Se hicieron las declaraciones de rigor, en las que el gobierno se comprometió a "avanzar en el diálogo nacional", a "la reactivación de la economía", a la "profundización de la democracia" y a la "consolidación de la paz". Pero no se habló de entrega de armas ni el AVC dejó pasar la oportunidad de reservarse el derecho de "convocar a nuestro pueblo a declararse en rebeldía" si el gobierno incumple los compromisos. Se trata a juicio de muchos observadores, de un acuerdo en el que la buena voluntad tendrá mucho que ver, por lo vago de su contenido. Pero aun en el mejor de los casos, el gobierno todavia no tiene completa su tarea, pues el segundo grupo guerrillero ecuatoriano, el Montoneros Patria Libre, reafirmó su propósito de continuar la lucha armada. -