Estados Unidos
Caos en New Jersey: oso negro entra a un Dollar General, muerde a mujer de 90 años y termina sacrificado
El inusual incidente abrió un debate sobre la convivencia entre humanos y fauna silvestre, así como la gestión de medidas preventivas en zonas urbanas.
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Un oso negro de aproximadamente 79 kilogramos irrumpió este martes en la sucursal de Dollar General ubicada en Vernon Township, New Jersey, y atacó a una mujer de 90 años mientras otros clientes observaban con asombro.
Testigos relatan que el animal merodeaba extrañamente por la zona de Route 94 desde la tarde, actuando de modo errático, sin temor visible a los humanos ni intención de huir. Según reportó CBS News, el comportamiento era claramente inusual para esta especie, que normalmente evita el contacto con personas.
El incidente comenzó cerca de la 1:30 p. m., cuando vecinos reportaron la presencia del oso alrededor del supermercado. Se lo vio saltando vallas, inspeccionando basureros abiertos y comportándose de manera desorientada.
La policía acudió al lugar y utilizó balas de goma en un intento de dispersarlo, pero el animal regresó poco después y atacó a un perro, además de perseguir a trabajadores de un negocio cercano. Finalmente ingresó al Dollar General, donde mordió a una anciana en una pierna. Aunque la lesión fue catalogada como menor, la víctima tuvo que ser trasladada a un hospital local para curaciones y observación.
Dentro de la tienda, un cliente identificado como Sean Clarkin intervino de forma decisiva. Armado únicamente de valentía y sangre fría, se abrió paso entre los pasillos para guiar al oso hacia la salida. Relató que intentó parecer más grande y usar su voz para intimidarlo, mientras los presentes se refugiaban entre estantes y cajas.
Tras varios minutos de tensión, logró sacar al animal al estacionamiento, donde personal de Pesca y Vida Silvestre de Nueva Jersey tomó control de la situación. Las autoridades rastrearon al oso hasta una propiedad cercana, donde finalmente fue sacrificado tras determinar que representaba una amenaza directa para la comunidad.
El protocolo aplicado corresponde a la categoría 1 del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de New Jersey, que autoriza la eutanasia de osos considerados peligrosos. La decisión fue tomada bajo criterios de seguridad pública, ya que el animal había mostrado conductas agresivas, incluido el ataque a un perro y la mordedura a la mujer.
Restos del oso fueron enviados a laboratorio para pruebas de rabia, cuyos resultados estarán disponibles en los próximos días. Mientras tanto, expertos recuerdan que al enfrentar un oso lo recomendable es retroceder lentamente, hacer ruido y nunca acercarse al animal.

Este episodio revive el debate sobre la convivencia entre poblaciones humanas y osos negros en áreas donde el hábitat natural ha sido fragmentado por la urbanización. Datos del Departamento de Protección Ambiental de New Jersey (NJ DEP) muestran que los reportes de avistamientos de osos aumentaron entre un 15 y un 20 % en los últimos cinco años.
La combinación de residuos mal gestionados, expansión de zonas residenciales y escasez estacional de alimentos silvestres ha empujado a estos animales a explorar barrios suburbanos con mayor frecuencia.
Además, organizaciones ambientalistas han planteado la necesidad de reforzar programas de educación comunitaria sobre la coexistencia con fauna silvestre. Campañas de concientización, instalación de contenedores de basura a prueba de osos y la creación de corredores biológicos son algunas de las medidas que ya se aplican en estados como Colorado y Alaska, donde la presencia de estos animales es más común.
En Nueva Jersey, sin embargo, aún se discute si estas políticas deberían implementarse de forma masiva, dado el incremento de encuentros peligrosos en áreas suburbanas.
Por otra parte, la tragedia también ha generado un debate ético sobre el sacrificio del osos. Algunos vecinos consideran que las autoridades actuaron de manera correcta, protegiendo la vida humana ante todo. Otros, en contraste, cuestionan la falta de alternativas para reubicar al animal en un santuario o espacio controlado, antes de llegar a la eutanasia.
El Departamento de Pesca y Vida Silvestre defendió su decisión afirmando que el oso había demostrado un comportamiento agresivo y anormal, lo que lo convertía en una amenaza inmediata para la comunidad.