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Bogotá

2.600 metros más cerca del "smog"

Bogotá es la tercera ciudad más contaminada de América Latina? y está 'ad portas' de una emergencia ambiental.

12 de febrero de 2006

No sólo los buses, las busetas y los colectivos viejos están asfixiando el tráfico de la ciudad, sino a los bogotanos que todas las mañanas ven cómo el aire limpio y frío proveniente de los páramos y la sabana es reemplazado por una nube negra que cubre la ciudad, especialmente en las horas de mayor tránsito. Aunque desde hace varios años algunas autoridades y expertos han venido advirtiendo el creciente deterioro de la calidad del aire, sólo ahora los bogotanos están tomando conciencia de que cada vez respiran menos oxígeno y más bióxido de azufre, monóxido de carbono y partículas contaminantes, especialmente sobre las 9 de la mañana y las 6 de la tarde, Para el concejal David Luna, Bogotá está en su peor momento de contaminación aunque es curioso que el tema sólo se haya puesto en primera línea por la controversia de la chatarrización de los buses viejos y por la propuesta absurda que hizo el Dama esta semana de aumentar el pico y placa de 6 de la mañana a 6 de la tarde, rechazada de inmediato por el alcalde Luis Eduardo Garzón. Un reciente estudio realizado por la facultad de ingeniería ambiental de la Universidad de los Andes encontró que cada año se arrojan 2.600.000 toneladas de contaminantes al ambiente de la capital. El 78 por ciento de esa carga está originado en su mayoría por los vehículos públicos y privados, y el 22 por ciento restante por la industria y actividades mineras. El estudio demostró que los mayores contaminantes son los buses de servicio público y pesado que circulan en la ciudad, especialmente los que tienen más de 10 años de vida útil, y en menos medida los carros particulares viejos. El deterioro que ha sufrido el aire de la ciudad en los últimos cinco años ubica a Bogotá como la tercera ciudad más contaminada de Latinoamérica, después de Ciudad de México y Santiago de Chile, y en el puesto 37 dentro de las 100 ciudades más contaminadas del mundo, según el Banco Mundial. En 2000 la capital colombiana ocupaba la posición 69. Esta caída en la calidad del aire, que deja a Bogotá por encima de los niveles de contaminación de Nueva York, Londres, Los Ángeles, Madrid o Montreal, están generadas en el aumento del uso del acpm o diesel del transporte público y pesado, y por la falta de controles para frenar la contaminación. Desde hace meses, la representante Gina Parody le ha solicitado al Departamento Administrativo del Medio Ambiente (Dama) decretar el estado de prevención, alerta y emergencia en Bogotá, pero la máxima autoridad ambiental siempre respondió que no había méritos para hacerlo. Frente a esto, Parody le solicitó a la CAR, a finales de agosto, declarar la emergencia. Tras un encuentro con autoridades ambientales y entidades distritales y nacionales, de analizar las cifras de la red de monitoreo de Bogotá y de las tasas de enfermedad y muerte de la Secretaría de Salud, la CAR le envió la semana pasada al Dama una carta en la que dice que hay suficientes razones técnicas y jurídicas para declarar el estado de prevención por contaminación atmosférica en Bogotá. También recomienda declarar como zonas de alta contaminación las localidades de Bosa, Kennedy, Ciudad Bolívar, Fontibón y Puente Aranda. De declararse la alerta amarilla, la administración tendría que tomar, entre otras medidas, tres fundamentales, según Parody. La primera es informarles a los habitantes para que se abstengan de hacer actividades físicas durante ciertas horas. Restringir el tránsito vehicular público y privado en las zonas de vehículos que tengan más de 10 años de vida, y controlar las fuentes fijas de contaminantes como fábricas e industrias. Pero así el Dama declare estas alertas y emergencias, es de difícil cumplimiento y no tendrá mayores efectos sobre el mejoramiento ambiental. Ricardo Montezuma, experto en movilidad, dice que una de las mayores razones de la contaminación es la pésima calidad del acpm (diesel) en Colombia, que puede tener unas 3.000 partículas por millón en el país y 1.000 en Bogotá, un nivel muy elevado si se piensa que en Ciudad de México es de unas 500 partículas y en Chile está por debajo de las 50 partículas por millón. El problema con estas partículas es que además de irritar las vías respiratorias, pueden ser los causantes o detonantes de enfermedades respiratorias. Según la Secretaría de Salud, el año pasado murieron 54 niños por enfermedades respiratorias producidas por contaminación. Por eso se requiere que el gobierno, además de subir el precio de los combustibles cada mes, se preocupe por darles a los colombianos la calidad por la que están pagando, tal y como lo ha advertido el senador Hugo Serrano. La administración Garzón ratificó su decisión de 'chatarrizar' los buses más viejos y en los próximos días anunciará una persecución a muerte de los transportadores piratas, por considerarlos grandes agentes del caos vehicular y de contaminación. Pero la verdad es que se necesita una política seria, integral y a largo plazo, para evitar un mayor deterioro del aire. Se requieren controles vehiculares anuales, como lo ha pedido Garzón, pero estrictos. Se requiere soluciones justas pero urgentes, para sacar de las calles los miles de vehículos viejos particulares con más de 20 años de vida, crear una red de monitoreo moderna en la ciudad y se debe buscar que las autoridades ambientales tengan dientes para controlar a los que más contaminan y los que quieren sacarle un aire de ventaja a la ciudad, porque, de lo contrario, Bogotá se parecerá cada mes más a Santiago o México, no por su progreso, sino por la contaminación.