Medellín, algo huele mal en el Hospital General

El Hospital General de Medellín es la institución pública de salud más grande de la capital antioqueña y una de las más importantes del país. A diario atiende a cientos de pacientes de muchas partes de Colombia gracias a su gigantesca infraestructura, a sus especiales, a sus 442 camas y a los más de 350.000 millones de pesos de presupuesto que maneja al año. Sin embargo, la institución está en medio de una crisis, y no del sistema de salud.

El alcalde de la ciudad, la junta directiva, los trabajadores, el Concejo Municipal y muchos sectores quieren que el director del hospital, Jesús Eugenio Bustamante, renuncie al cargo en el que está hace más de un año. Pero Bustamante no quiere ceder y, por el contrario, se ha atornillado cada vez más. Dice que su puesto tiene periodo fijo y que llegó a él por méritos, por lo que ha anunciado que se quedará hasta que cumpla su tiempo.

Tanto la Alcaldía como reconocidos políticos, líderes y ciudadanos han señalado desde hace meses que Bustamante, además de sus actuaciones personales polémicas, ha politizado la institución y la ha usado como si fuera su empresa privada. A esto se suma la reciente caída de la calidad del hospital, que pasó de 3,8 puntos en 2016 a 2,9 en 2017. Según el alcalde Federico Gutiérrez, la crisis responde a que ya las entidades de vigilancia y control han abierto varias investigaciones en curso por el incremento significativo de litigios y demandas, “vacancia prolongada de cargos directivos, controversias en la contratación y retiros de personal y altos niveles directivos clave”. Frente a esto, la certificación del Icontec está condicionada y el panorama no es muy alentador.

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¿Pero quién es Jesús Eugenio Bustamante? Médico de la Universidad Pontificia Bolivariana con especialización en Gerencia de IPS de la Universidad CES, ha tenido una trayectoria por lo menos controvertida. En el examen de conocimiento para acceder al cargo obtuvo un sospechoso 99,81 puntos sobre 100, un examen casi perfecto y digno de aplausos, si no fuera porque el segundo aspirante, con mejor experiencia laboral y académica, sacó 79,75 por ciento y porque se le acusa de haber recibido una ‘ayudita’ extra. No ha sido gratuito el apodo que le han puesto amigos y detractores: el Genio.

Las dudas sobre su escogencia aumentaron al conocerse los resultados que obtuvo en el examen de antecedentes, que evaluó su experiencia y su desempeño: obtuvo 41,17 puntos de 100. A pesar de que muchos otros aspirantes estuvieron por encima, el examen de conocimientos fue tan contundente que Bustamante barrió y ganó el concurso.

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No era la primera vez que Bustamante sorprendía. Cuando aplicó a la gerencia del Hospital Francisco Valderrama de Turbo también tuvo resultados perfectos en el examen de capacidades, algo que contrastó con su pobre gestión. Lo acusan de haber gastado 200 millones de pesos en viáticos en solo 2 años; le probaron que en varias oportunidades faltó a su rol de gerente, conocido como “abandono del cargo”; y, como si fuera poco, construyó una Unidad Materno Infantil de 2.500 millones de pesos que al día de hoy tiene serias falencias. También lo acusan de celebrar contratos que nunca se llevaron a cabo o cuyos contratistas no cumplieron cabalmente lo pactado.

Desde que asumió el cargo de gerente del Hospital General, Bustamante también ha protagonizado polémicas. El año pasado, cuando el Atlético Nacional se coronó campeón de la Liga Águila, faltó al trabajo durante varios días porque, según sus críticos, la resaca que tenía no se le pasaba y estuvo en varios servicios de urgencias en busca de una incapacidad que muchos del gremio se negaron a darle.

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Ante las acusaciones, Bustamante se ha defendido con los logros del hospital durante su trabajo, entre los que se cuentan el reconocimiento por los procesos de innovación, por ser el primer hospital público de América Latina y el único oficial del país que cuenta con un laboratorio de cocreación en salud. Sin embargo, los trabajadores han resaltado que este logro proviene de un proyecto de largo aliento que tiene poco que ver con él.

En Medellín no es un secreto que Bustamante tiene el respaldo de la Universidad de Medellín –la entidad que hizo el examen perfecto del gerente– y que ha consolidado un importante poder en el Concejo de la ciudad, en la Asamblea Departamental y en el Congreso. Bustamante también tendría el apoyo del polémico grupo político Suárez Mira. Resulta sorprendente que ni todas estas dudas ni que el propio alcalde le pida la renuncia hayan llamado la atención del contralor regional, Sergio Zuluaga. ¿Será porque tienen los mismos amigos políticos?