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Hasta el viernes, el exauditor Carlos Felipe Córdoba tenía el apoyo de la mayoría de partidos. La U y Cambio Radical fueron los primeros en seguirlo.

CONGRESO

Elección de contralor, primer round por el control de la bancada de gobierno

En el cuadrilátero de la elección de contralor se encontraron todas las fuerzas políticas por primera vez en la era Duque. Expresidentes, partidos, falta de mermelada y Estatuto de la Oposición dejaron planteado un ajedrez incierto.

20 de agosto de 2018

La dura puja para la elección de contralor general –que cada cuatro años presenta el primer pulso entre el nuevo gobierno y el Congreso– en esta oportunidad fue más dura. No solo por su intensidad, sino porque hubo varios momentos de incertidumbre. Además de que este año se estrenó un nuevo procedimiento para elegir al sucesor de Edgardo Maya, hubo cambios en la forma como se venían relacionando los gobiernos con los parlamentarios. Por si fuera poco, el Estatuto de la Oposición –que ahora se estrena– establecía inéditas reglas de juego.

Las tensiones comenzaron el lunes, con el debate sobre cómo interpretar las nuevas normas. El 28 de junio el entonces presidente Juan Manuel Santos sancionó una ley que determina que el contralor no puede ser reelegido y que los partidos conformarán una comisión que le encargará a una universidad hacer un examen previo de los aspirantes. La Universidad Industrial de Santander (UIS) fue designada para revisar las hojas de vida y hacerles una prueba de conocimiento. El listado de la universidad se filtró y quedó al descubierto que a uno de los candidatos, José Félix Lafaurie, le fue bien en el examen, pero mal en la evaluación de hoja de vida. Una mayoría interpretó que la recomendación de los académicos influía en la decisión, pero no era obligatoria.

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Desde antes de las pruebas que la UIS hizo a casi 200 aspirantes, en el Congreso se sabía de 3 favoritos. Lafaurie, presidente de Fedegán; el exauditor Carlos Felipe Córdoba y el magistrado del Consejo Superior de la Judicatura Wilson Ruiz. Con menos fuerza también sonó el nombre del exmagistrado del Consejo de Estado Marco Velilla.


 José Félix Lafaurie es el candidato del Centro Democrático y Wilson Ruiz cuenta con el apoyo de buena parte de los conservadores. foto: Alejandro Acosta - Dinero / foto: Daniel Reina Romero - Semana

Desde 1991, el proceso de elegir contralor había sido relativamente fácil. Como siempre tiene lugar al comienzo de cada gobierno, en plena luna de miel entre el Ejecutivo y los parlamentarios, la mayoría se plegaba al guiño presidencial. Solamente en una ocasión, cuando ganó Carlos Ossa Escobar en 1998, los congresistas eligieron a alguien a quien no respaldaba el Ejecutivo.

En esta ocasión muchos asumieron que Duque tenía de candidato a José Félix Lafaurie, pues además de pertenecer a su mismo partido, ha sido un uribista leal. Ante esa realidad se especuló incluso que Ernesto Macías, presidente del Congreso, lo podría favorecer. Sin embargo, hasta el viernes pasado tenía menos posibilidades que los demás candidatos.

Los conservadores se adelantaron a anunciar su candidato, Wilson Ruiz. Aunque es cercano a los azules y por tanto era predecible que esa bancada le diera su favoritismo, su escogencia generó un hecho político. No en vano Lafaurie también viene de las mismas toldas y el Partido Conservador fue el primero en adherirse a Duque para respaldar su candidatura. En el Centro Democrático pensaban que, al menos en las decisiones iniciales del cuatrienio, godos y uribistas actuarían como bancada. Al cierre de esta edición,se filtró que los conservadores estarían pensando redefinir su apoyo y dárselo a Córdoba.

Los liberales hicieron su anuncio en segundo lugar. Senadores y representantes se reunieron la noche del lunes y el martes le llevaron a César Gaviria la idea de respaldar a Carlos Felipe Córdoba. En un comienzo Gaviria les había pedido prudencia y les había insinuado que era mejor esperar el guiño del gobierno para decidirse. Pero como el guiño no llegó, el expresidente aceptó con facilidad la sugerencia de los parlamentarios. Más aún porque venía acumulando malestares frente al gobierno. Además le molestó que al besamanos de la posesión presidencial no hubieran invitado a sus parlamentarios (solo asistieron los del Centro Democrático) y le chocó que la ministra Nancy Patricia Gutiérrez no lo hubiera convocado a la reunión con el Partido Liberal el 10 de agosto.


El trabajo conjunto entre Cambio Radical en cabeza de Germán Vargas y Aurelio Iragorri les permitió construir la bancada más grande de Senado, definitiva en la decisión de quién será el contralor. FOTO León Darío Peláez / Juan Carlos Sierra - SEMANA

Al día siguiente de la decisión liberal, y después de varias conversaciones con La U, Cambio Radical también oficializó su apoyo a Córdoba. El abogado ha sido cercano a ese partido, que nunca consideró la posibilidad de apoyar a otro candidato. De hecho, en la reunión que sostuvieron Germán Vargas y su equipo con el presidente Duque en Palacio el jueves, no tocaron el tema de contralor. Vargas tomó las riendas de la reunión y expuso la agenda legislativa de su partido, que contempla presentar en los próximos días un proyecto de reforma tributaria y otro de reforma a la justicia.

Desde antes de la elección presidencial, Cambio Radical y La U vienen trabajando conjuntamente. Lo hicieron para la elección de mesas directivas del Congreso y tienen el compromiso de actuar en bancada frente a algunos temas, como la defensa de la paz. La U, encabezada por Aurelio Iragorri, había tomado una decisión con anterioridad. “No me van a convencer”, dijo con humor al entrar al encuentro de Duque con su colectividad, refiriéndose a que ni él ni sus congresistas votarían por Lafaurie. Cuando Iragorri hizo el anuncio del apoyo a Córdoba, Vargas se paró a su lado con 89 congresistas detrás. No en vano, el exministro de Agricultura fue una especie de arquitecto silencioso de un andamiaje político en el que poco a poco se fueron sumando los partidos distintos al Centro Democrático.

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En el caso de La U y Cambio Radical, además de conformar juntos la bancada más grande del Senado, ir en contravía del candidato del gobierno implicó asumir una postura política diferente a la posibilidad de hacer parte de la coalición mayoritaria. Ninguna de las dos colectividades ha expresado formalmente si será, según el Estatuto de la Oposición, “independiente”, gobiernista o de oposición. Congresistas de ambas colectividades aseguran que Duque les “ha prometido una coalición de Congreso, pero no de gobierno” y que confunde mermelada con representación. Por eso, aunque declararse independientes les impide a los partidos tener cargos en el gobierno, lo más probable es que se vayan por esa opción.

Los expresidentes  Uribe, Pastrana y Gaviria se reunieron para buscar temas de trabajo conjuntos y no lograron ponerse de acuerdo sobre la elección de contralor. Muchos se preguntan si en ellos se apoyará Duque para tener gobernabilidad. 

El Centro Democrático fue el último en anunciar su voto. Aunque ya se sabía, realizó una votación en la que de 44 congresistas, 33 apoyaron a Lafaurie, 9 a Velilla y dos ‘al que diga Uribe’. A diferencia de este, Duque no le dio línea a su bancada. Quedar en minoría puso al Centro Democrático en una encrucijada. Sus congresistas no podían darse la pela de apoyar a otro candidato al tener a un uribista purasangre como Lafaurie en la baraja. Pero la posibilidad de perder los deja en una posición de debilidad. No es común que el partido con más senadores –y el del presidente– no haya podido sacar adelante esa elección.

Aunque la opinión valore que no hubo intercambio de puestos por votos, en esta elección quedó claro que Duque no la tiene fácil en el Congreso

La preocupación en el uribismo llegó a tal nivel que a último momento el expresidente se la habría jugado por enviarle un mensaje a Andrés Pastrana y César Gaviria para convocarlos a una reunión. Realizaron el jueves la cumbre en la que no lograron coincidencias alrededor del tema de contralor y terminó como un encuentro para llegar a acuerdos en materia de agenda política. Las redes sociales se inundaron de comentarios negativos contra la foto de los tres exmandatarios. En un contexto en el que el discurso de la renovación está de moda, esa imagen evoca el pasado.

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Es evidente que el gobierno no entregó mermelada para elegir al jefe del organismo de control. El mismo Uribe se lo cobró en un trino que celebraba que el gobierno no haya intervenido en el proceso, lo cual puede darle a Duque réditos ante la opinión. Pero una cosa es lo que se percibe en la calle y otra en el Capitolio. En el mundo político el Ejecutivo quedó como perdedor. Y aunque la opinión pública está hastiada del clientelismo, también resultó claro que Duque no la tendrá fácil en el Congreso. Además de la oposición, las bancadas de La U, Cambio Radical y los liberales están jugando a ser indomables.

La elección de contralor se concretará en el feriado del lunes 20. Tres días en política son una eternidad, pero el viernes, al cierre de esta edición, Córdoba se perfilaba como ganador. Además de La U, los vargaslleristas y los liberales, es posible que conquiste el voto de los conservadores y del Polo Democrático y otras bancadas de la oposición que no quieren a Lafaurie y que actúan contra todo lo que diga Uribe. Si los congresistas les cumplen a sus partidos, desde ya puede considerarse el ganador. No obstante, más allá del resultado, quedó en evidencia que, sin representación partidista en el gobierno, armar una coalición duquista no va a ser fácil.