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| Foto: Fotomontaje SEMANA

PAZ

Gobierno se queja ante la ONU por baile de verificadores con FARC

Mientras los habitantes de Conejo consideraron injustificado el escándalo, la embajadora María Emma Mejía afirma en una carta que ese comportamiento desvirtúa la neutralidad de los miembros del equipo que vigila el cese del fuego.

4 de enero de 2017

Al Gobierno le preocupa la conducta de los observadores de Naciones Unidas que aparecieron bailando con excombatientes de las FARC durante las celebraciones de Año Nuevo en un video ampliamente difundido que despertó la indignación de sectores de oposición, manifestó la embajadora de Colombia ante la organización, María Emma Mejía. 

“Este tipo de comportamiento desvirtúa el profesionalismo y la neutralidad que deben caracterizar, en todo momento, al equipo que hace parte del Mecanismo Tripartito de Monitoreo y Verificación del Cese del Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y Dejación de las Armas, en cumplimiento del mandato de la Misión Política encomendada por el Consejo de Seguridad”, manifestó la diplomática en una carta dirigida al secretario general adjunto para asuntos políticos de la ONU, Jeffrey Feltman.

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En la misiva, Colombia pide que se adopten los correctivos necesarios para que no se repita ese tipo de situaciones que pueden poner en riesgo la confianza y el prestigio de la ONU.

En una rápida respuesta, Feltman manifestó que el tema les parece de la mayor seriedad, que ese comportamiento es "inapropiado" y "no refleja los valores de profesionalismo e imparcialidad de Naciones Unidas", esenciales para la implementación efectiva de las táreas de la Misión y el apoyo al histórico proceso de paz colombiano.

También manifiesta que la Misión ya concluyó una investigación al respeto y pronto se anunciarán medidas que cuentan con el pleno respaldo de la organización.

"Permitame asegurarle que mi departamento, así como la misión de la ONU en Colombia siguen completamente comprometidos con una verificación objetiva y rigurosa del acuerdo de cese al fuego y de hostilidades bilateral y dejación de armas en Colombia", concluye el alto funcionario.

La misión de la ONU en Colombia ya se había pronunciado ante la polémica suscitada por el incidente en el corregimiento de Conejo. "Este comportamiento es inapropiado y no refleja los valores de profesionalismo e imparcialidad de la Misión", advirtió el lunes al lamentar el incidente y anunciar que tomará las medidas que correspondan.

En un sentido contrario, el miércoles se conoció un comunicado de la junta de acción comunal y dirigentes de organizaciones sociales del corregimiento de Conejo en la que exaltan el proceso de paz como “una bendición que nos devuelve la esperanza”  y consideran injustificada la polémica desatada.

“Desde este territorio tan alegre y festivo nos duele que algunos medios estén juzgando a los miembros de la ONU por unirse a la alegría y el festejo, no solo por la llegada del año nuevo, sino por el fin de una larga guerra”, sostiene la comunidad en el comunicado fechado la víspera.

“Preferimos ver bailando a todos: soldados policías, observadores y opositores y que llenen nuestros territorios de entusiasmo y de fraternidad, en lugar de enfrentarse a muerte; así es como se acaban las guerras, no con intrigas desde Bogotá (…) le recomendamos a la ONU que no caiga en la trampa de los enemigos de la paz y sus medios de comunicación”, añaden los habitantes de Conejo, que cierran su comunicado prometiendo convocar un gran baile por la reconciliación.

Las FARC se concentran en sitios aledaños a las 26 zonas donde, en un plazo máximo de seis meses, deberán dejar las armas y regresar a la vida civil.

Para estas labores, la Secretaría General solicitó al Consejo de Seguridad el despliegue de 450 observadores internacionales, de los que 280 ya llegaron al país.

Estaba previsto que los miembros de las FARC estuvieran concentrados antes del 31 de diciembre, pero ese plazo se postergó por problemas logísticos y de infraestructura.