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| Foto: Montaje SEMANA

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Iván Duque y Claudia López: el choque por el coronavirus

Las medidas para enfrentar el covid-19 abrieron una puja entre el presidente y la alcaldesa de Bogotá. ¿Qué hay detrás? ¿La Casa de Nariño desautoriza al Palacio Liévano?  

18 de marzo de 2020

El decreto 418 del 2020 que expidió este miércoles el Ministerio del Interior, con el cual concentró todas las medidas para enfrentar el coronavirus en cabeza del Presidente de la República, deja varias lecturas.

La primera de ellas es que dicha norma debió haberse expedido hace varios días cuando se empezaron a conocer los primeros casos del covid-19 en Bogotá y en las diferentes ciudades del país. Constitucionalmente,  Iván Duque tiene el sartén por el mango y es la máxima autoridad y es el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas. De eso no hay duda. 

Sin embargo, esa demora en la divulgación de la norma, que a partir de ahora servirá para coordinar todas las decisiones de alcaldes y gobernadores, abrió las puertas para que en diferentes ciudades se avanzara en todo tipo de medidas.

El principal liderazgo lo ha asumido la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. A la mandataria se la ha visto muy activa, tomando todo tipo de medidas, visitando hospitales, a los operadores de la línea 123, haciendo mucha pedagogía e invitando a los ciudadanos a tomar todas las precauciones y a quedarse en sus casas.

En las redes sociales, donde Claudia se mueve como pez en el agua y tiene un amplio respaldo, muchos la han felicitado y no ha faltado el que le diga que ha hecho más que el propio Duque.

Preocupada porque Bogotá tiene los mayores casos de covid-19 en el país, la alcaldesa fue más allá y este miércoles divulgó un borrador de decreto para aislar de manera obligatoria a todos los habitantes de Bogotá durante el puente festivo.

Sin duda, se trata de la medida más drástica que se ha ordenado hasta ahora y que sigue el ejemplo de la experiencia internacional, pues países como España o Italia, en medio de una verdadera tragedia humanitaria, han tenido que cerrarse por completo para contener el avance del coronavirus. En esta medida, la alcaldesa contó con el apoyo del gobernador de Cundinamarca para buscar que tenga alcance regional.

Pero así como Claudia ha tomado medidas que lucen sensatas y con base en la evidencia, en otras regiones del país ha habido caos y confusión ante la falta de una línea directa desde la Casa de Nariño sobre lo que se debe hacer.

Por ejemplo, el gobernador de Boyacá decidió cerrar todas las fronteras terrestres del departamento, en una decisión que muchos calificaron de improvisada y difícil de aplicar. En Santander, el alcalde de Bucaramanga y el gobernador del departamento se vieron envueltos en un episodio contradictorio sobre la vigencia de un toque de queda. Uno decía una cosa, y el otro otra. En otras regiones se decretó ley seca y también toques de queda.

Colombia no es un país federado y, en medio de emergencias de alcance nacional, no suena lógico que cada alcalde o gobernador haga lo que mejor considere. Pero como Duque tardó en dar línea, le cogieron ventaja.

Sin duda, la gota que rebosó la copa fue el decreto en borrador de la alcaldesa de Bogotá, teniendo en cuenta que se trata prácticamente de paralizar la capital del país durante el puente festivo venidero.

El decreto del Ministerio del Interior es un claro golpe de mano de Duque. “Aquí el que manda soy yo”, quiso decir decir el presidente con esa norma, que lleva su firma, la de la ministra del Interior, Alicia Arango, y la del ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo.

Para muchos, también se trató de una desautorización directa a la alcaldesa Claudia López, quien entendió el mensaje y escribió en su influyente cuenta de Twitter un mensaje que abre una tensión con la Casa de Nariño: “#SimulacroVital Bogotá fue consultado/coordinado por mí personal y directamente ayer con el Presidente. Hoy recibiremos aportes al decreto. Mañana se expedirá y regirá obligatorio. Este no es momento de competencias y vanidades infantiles sino de cuidarnos”.

Lo cierto es que en las grandes crisis se conoce el temple de los líderes. Por eso, el presidente Duque y la alcaldesa López parecen haber quedado en medio de una competencia sobre quién ordena qué y quién hace qué.

Aunque los motiva la mejor intención, que es la de evitar a toda costa que sigan aumentando los casos del covid-19, los colombianos y los habitantes de Bogotá necesitan que el ejercicio de autoridad sea coordinado. Que haya una sola voz que no le dé ni un centímetro de espacio a la confusión en medio de la mayor emergencia sanitaria que ha vivido la humanidad en la historia reciente.