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Foto: Daniel Reina | Foto: Daniel Reina

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Una radio sin locutor: así sobrevive la memoria de las víctimas de la violencia en Medellín

La emisora comunitaria La esquina radio recibió la distinción Amparo Díaz en el Premio de periodismo regional por su trabajo con comunidades víctimas de la violencia urbana en la capital antioqueña.

16 de mayo de 2018

Desde hace seis años, en las esquinas de Medellín donde la violencia ha irrumpido con estruendo, el miedo ha cambiado de frecuencia. La esquina radio, una emisora comunitaria, ha puesto en sintonía a las comunidades víctimas del conflicto para que cuenten su propia historia. En primera persona cada agente narra sin intermediarios la realidad que enfrentan diariamente.

No hay locutor ni control master. Hasta los más pequeños son bienvenidos a un proyecto en el que se teje la esperanza de alcanzar la paz por medio de procesos de comunicación en los que el encuentro, el cuerpo y la palabra reconstruyen la memoria.

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Desde que el proyecto se aprobó, los diez profesionales de diferentes disciplinas que conforman el equipo, supieron que no querían oyentes, que querían participantes y que serían ellos quienes le darían voz a sus propias historias.

La génesis de esta idea no es reciente. Desde el inicio de los 90, un grupo de comunicadores antioqueños tenía el sueño de construir una radio comunitaria FM. Como en esa época no se otorgaban licencias para la creación de este tipo de medios en ciudades capitales, el colectivo logró materializar la idea en un corregimiento de Medellín. Crearon Prado Cultural FM, un espacio radial en San Antonio de Prado.

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Con el tiempo, el sueño se convirtió en necesidad y tuvieron que esperar hasta poder realizar ese trabajo desde la ciudad capital. Aportar a las transformaciones sociales de un lugar que necesitaba ser reinventado para poder sanarse de las consecuencias de la violencia urbana, era un desafío para el que todavía no tenían nombre.

El reto no era pequeño. Primero, debían desprenderse del miedo, de esa sensación de temor a recorrer los barrios en los que durante años se había fraguado una historia de violencia y narcotráfico. Después, acercarse a una comunidad que cae con frecuencia en la revictimización, encontrar los pequeños alientos de esperanza que tenían y seguirlos hasta que fueran capaces de convertirse en voces emancipadoras.

La esquina radio nació. Aquellas esquinas que en los 80 y 90 no se podían habitar en la ciudad paisa habían inspirado el nombre de un proyecto en el que las comunidades que habían sido víctimas se encontrarían para contar una sola historia llena de voces particulares.

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“Quisimos resignificar estos lugares para convertirlos en puntos naturales de las comunidades”, dijo Marta Isabel Gómez. La valentía de estas personas ha sido desafiar el temor a sus propias voces. Un temor que no había sido infundido y los había llevado hasta un silencio

Reconocer en la palabra del otro la Colombia que cada uno vive le ha enseñado a este colectivo que son los demás quienes deberían contar sus realidades sin interferencias. En el camino se han encontrado con una situación que amenaza la libertad de prensa: la censura.

Muchas de las personas a las que se acercaban temían hacerse visibles o simplemente no creían que lo que tenían por contar pudiera hacer la diferencia en un contexto que se deterioraba gracias a la agudeza de la violencia urbana. Vincular a una comunidad que directa o indirectamente ha sido parte de la misma realidad, no ha sido fácil.

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Vivir afuera de las cabinas y los estudios es uno de los grandes desafíos que tiene la radio comunitaria. La esquina radio se hace en la calle, desde las cocinas, en las huertas, las aceras. Con un computador, una consola, micrófonos, una aplicación móvil y conexión a internet  crean formatos cortos desde 30 segundos a cinco minutos que permitan combinar la comunicación con la educación.

En sus recorridos por las comunas de Medellín se han encontrado con lo más profundo de la capital antioqueña, las historias de mujeres que han caminado desde otros departamentos huyendo de la violencia o niños que le han contado el presidente de la República sus sueños más grandes a través de cartas. Lo desconocido de una capital que avanza, pero conserva marcados contrastes entre las necesidades insatisfechas y las risas que nacen de la esperanza de vivir dignamente. 

Realizan actividades de radioteatro con las que las comunidades pueden contar las historias colectivas a través de diferentes procesos: el primero es de comunicación infantil, en el que indagan sobre los imaginarios de los niños y cuentan cómo viven ellos el país desde la escuela, los hogares y sus barrios. Gracias a este trabajo, los niños de diferentes zonas que durante largos tiempos del día permanecen solos, han encontrado en este espacio un lugar para ser escuchados y también abrazados. 

Otro de los grandes procesos es el solar de la esquina, con el que se reconstruye la memoria de cómo estas personas llegaron a la ciudad, cómo ayudaron a construir los barrios y cómo se organizan. También tienen un espacio de cocina enfocado en la memoria colectiva de los participantes.  

Construir ciudadanía a través de un proceso pedagógico es la apuesta más significativa de La esquina, lo que tienen para contar los habitantes de la ciudad es lo que los motiva a seguir escuchando los sueños de los niños y las memorias de la migración y el desplazamiento. Lo que se siente en las calles paisas que este proyecto se ha tomado, vibra en cada programa de La esquina. 

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Por su trabajo, La esquina radio recibió la distinción Amparo Díaz al mejor medio comunitario en el Premio de periodismo regional Semana-Grupo Argos. En la ceremonia de entrega, el valor del periodismo que se hace desde las regiones fue exaltado. "Para La esquina radio, la función de un medio comunitario es escuchar para contar la vida", dijeron al recibir el galargón. 

Para ellos comunicar la vida es resignificar la memoria, las historias comunes y ayudar a otros a reconocer el valor de la palabra. "Nuestro reto sigue siendo que estas comunidades sean reconocidas como ciudadanos de derecho y generadoras de cambio", agregaron. El colectivo de Medellín sobresalió por el coraje con el que se han acercado a las historias de estas comunidades, su trabajo seguirá siendo una línea directa con aquellos que en este camino han redescubierto su voz.

Vea la premiación completa: 

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