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Las Farc vs Alvaro Uribe

El atentado en Barranquilla pone a los candidatos presidenciales en la mira de la reciente oleada terrorista.

22 de abril de 2002

El domingo 14 de abril, en el caño de La Ahuyama de Barranquilla, una bomba de 20 kilos de explosivo anfor fue activada a control remoto al paso de la caravana del candidato presidencial Alvaro Uribe Vélez con un saldo de tres pescadores muertos y 17 heridos. Un bus amortiguó en un 80 por ciento el poder destructor del dispositivo y le evitó al país repetir la tragedia de ver sacrificado al candidato que va primero en las encuestas.

El atentado de Barranquilla es un hecho de la mayor gravedad para la estabilidad del país y estaría demostrando que, contrario a otras interpretaciones, las Farc sí quieren evitar que Alvaro Uribe llegue a ser el primer mandatario de Colombia.

Los primeros resultados de las investigaciones de los organismos de seguridad señalan a las Farc como autoras de este poderoso atentado. Con este fallido intento de matar a Uribe la guerrilla ampliaría un accionar terrorista que ha tenido las últimas semanas en su haber un atentado en Villavicencio, cadáver bomba en Sibaté, secuestro de 12 diputados de la Asamblea del Valle del Cauca, artefactos explosivos en el centro de Bogotá, un roquetazo al canal RCN de televisión y ataques a los poblados La Cruz y Génova en Nariño.

El jueves de la semana pasada el DAS anunció la captura en Magangué (Bolívar) de María Rosario Baldovino Galván, alias ‘La Mona’. Este organismo de seguridad señala a esta presunta guerrillera del frente 37 de las Farc de ser la mujer del retrato hablado que, según los testigos, puso la bomba contra Uribe. Baldovino Galván había sido capturada por el DAS en abril del año 2000 y unos meses después dejada en libertad.

Al día siguiente la Fiscalía capturó en Montería a Alvaro de Jesús Villamizar, presunto miembro de las milicias urbanas del frente 19 de las Farc, como sospechoso de haber participado en este acto terrorista. El comunicado de la Fiscalía señala que el capturado fue identificado por testigos que se encontraban en la zona del mercado cuando detonó la carga explosiva contra la caravana del candidato.



La hipotesis mas fuerte

Estas dos detenciones confirmarían la hipótesis que están manejando las autoridades sobre la autoría de las milicias urbanas de la guerrilla. Aunque parecería obvia la respuesta, cabe preguntarse entonces a qué obedece que las Farc tengan en la mira la vida de Alvaro Uribe.

A pesar de las posiciones de mano dura que Uribe ha expresado durante toda la campaña presidencial no es tan automático que estar en contra de la guerrilla implique inevitablemente ser convertido en objetivo militar. Más aún, algunos analistas sostienen que la guerrilla estaría interesada en un eventual ascenso de Uribe al poder ya que el enemigo quedaría claramente identificado como de derecha y el conflicto entre subversión y Establecimiento alcanzaría mayores dimensiones.

No obstante, los intentos de atentado develados por las autoridades muestran a unas Farc buscando por todos los medios terminar con la vida del candidato. Las biblias bomba que denunció Diego Fernando Serna, el burro bomba activado también en Barranquilla y un plan de las milicias urbanas del noveno frente de las Farc revelan que dentro de la estrategia de terrorismo que la guerrilla ha desplegado en los últimos meses está la desestabilización del proceso electoral.

Es claro que la campaña presidencial tendrá un giro y que las estrategias políticas de los candidatos cambiarán para minimizar al máximo los riesgos de seguridad (ver recuadro). Sin embargo, como salió a la luz en la reunión del lunes pasado entre las distintas campañas y el presidente Andrés Pastrana —a la que no asistió la campaña de Uribe—, el objetivo no es sólo proteger la vida de los candidatos sino también garantizar que las elecciones se lleven a cabo.



‘Los nuevos pajaros’

Otro objetivo de las Farc es empujar un canje. Un comunicado del pasado viernes confirma que este mecanismo está dentro de las más altas prioridades de la organización subversiva. Como era de esperarse, las Farc expresan su deseo de intercambiar tanto a los oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas como a los políticos que tienen secuestrados por sus cabecillas presos en las cárceles. Además reviven la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente en una zona desmilitarizada.

La sorpresa del comunicado fue la mención, junto a los congresistas y a la candidata presidencial Ingrid Betancourt, de un ex ministro de Estado como otra figura política para estimular el canje. Al parecer se trataría del ex ministro de Desarrollo Fernando Araújo, secuestrado hace 16 meses en Cartagena. Sería la primera vez que las Farc reconocerían tenerlo en su poder ya que ningún grupo se ha adjudicado su plagio.

En esta misma comunicación la guerrilla califica a Alvaro Uribe como el candidato de los paramilitares o de los “nuevos pájaros”, en referencia a los grupos de autodefensa que surgieron en mitad del siglo pasado en el país para reprimir a las guerrillas liberales. No sería extraño entonces que, más que por su discurso proselitista, las Farc busquen impedir un eventual triunfo de Uribe para así poder negociar el canje con otro candidato con menos reticencias.

A esto se le sumarían las denuncias reveladas la semana pasada de presiones indebidas de frentes de las Farc a campesinos de Cundinamarca para que no voten por el candidato Uribe. Indudablemente la guerrilla ha incluido las elecciones y los candidatos presidenciales en su estrategia terrorista poszona de distensión en una dimensión nunca antes vista. Hay un trecho muy largo entre un paro armado o un sabotaje de urnas y un atentado con explosivos contra el puntero de las encuestas. El terror de las elecciones de hace 12 años podría regresar con guerrilleros en vez de sicarios apretando el botón.