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De 13 ministros, 5 son egresados de la Universidad de los Andes. Desde su fundación en 1948, la universidad se ha esforzado por formar una élite técnica con responsabilidad social.

GABINETE

Poder uniandino

Más de la tercera parte de los ministros, viceministros y altos funcionarios del nuevo gobierno son egresados de la Universidad de los Andes.

21 de agosto de 2010

Cada presidente tiene su estilo y su equipo suele ser un fiel reflejo del mismo. Y eso ha quedado claro en el que acaba de formar el presidente Juan Manuel Santos. Más que hacer milimetría política o cálculos regionales para armar su gabinete, Santos ha dado muestras de que le interesa la trayectoria y la formación técnica de la gente que lo rodea.

Aunque el Presidente no es uniandino, una tercera parte de sus ministros y viceministros y la mitad de sus consejeros estudiaron en el principal centro de formación de tecnócratas del país: la Universidad de los Andes.

Esa concentración de egresados de una sola universidad en un gobierno no necesariamente es común, ni en Colombia ni en ninguna otra parte del mundo. En Estados Unidos, por ejemplo, todavía recuerdan como gran novedad el hecho de que el presidente Franklin D. Roosevelt armó un "gabinete de cerebros" para encarar la Gran Depresión en los años 30 en el que figuraban tres profesores de Derecho de la Universidad de Columbia y otros intelectuales reconocidos de la época.

En el caso de Colombia, durante los gobiernos de Virgilio Barco y César Gaviria, los egresados de la Universidad de los Andes se empezaron a notar en las altas esferas del poder político, un terreno que hasta entonces había estado en manos de políticos de profesión y, en menor medida, de egresados de las universidades Javeriana, Rosario y Nacional. Pero ahora, en el gobierno de Juan Manuel Santos, los uniandinos han vuelto al poder y con mucha más fuerza.

En plata blanca, veinte altos miembros del nuevo gobierno cursaron su pregrado en Los Andes, varios más cuentan con maestrías de la misma universidad y buena parte de ellos ha dedicado su vida profesional a la academia. Cuatro miembros de la cúpula económica se formaron como economistas allí: Juan Carlos Echeverry, ministro de Hacienda; Mauricio Santamaría, ministro de Protección Social; Hernando José Gómez, director de Planeación, y Catalina Crane, alta consejera para la Gestión Pública y Privada. Los tres primeros, además, han sido profesores en el claustro, y Echeverry fue decano entre 2002 y 2006.

Otros han dado el salto directo de las aulas a la Casa de Nariño, como es el caso de María Lorena Gutiérrez, quien dejó su cargo de decana de la Facultad de Administración para asumir el de alta consejera para el Buen Gobierno. La canciller, María Ángela Holguín, y el embajador en Washington, Gabriel Silva, son politólogos uniandinos. La ministra de Cultura, Mariana Garcés, es abogada de Los Andes, y la ministra de Educación, María Fernanda Campo, se graduó como ingeniera industrial. Otros uniandinos están al frente de instituciones como Bienestar Familiar (Elvira Forero) y de la Superintendencia de Sociedades (Luis Guillermo Vélez).

Este, el alto grado de presencia en el gobierno, puede ser tal vez uno de los logros más importantes de una universidad que fue creada en 1948 con la idea de que sería la primera universidad laica, independiente de partidos políticos y ajena a intereses económicos. La meta que se pusieron entonces fue la de hacer "un centro de formación de élite técnica" para cerrar la brecha entre Colombia y los países desarrollados.

Durante muchos años hizo carrera una consigna según la cual los uniandinos, debido a su excesiva formación técnica y su carácter elitista, estaban "de frente a Monserrate y de espaldas al país". Ahora, para seguir con la figura, se podría decir que están en el corazón del poder.

Sería un error pensar que en el gabinete de Juan Manuel Santos prima lo académico sobre lo político, pues la verdad es que muchos de los altos funcionarios del nuevo gobierno también han hecho posgrados intensivos en la arena pública. Pero lo que sí es cierto es que Santos hizo una apuesta por la tecnocracia por encima de la representación política y, por ende, este gobierno será también un examen para el papel que puede desempeñar la academia en los destinos del país.