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El Tuerto Gil, el ex-M19 que fundó un partido de parapolíticos en desgracia | Foto: Carlos Julio Martínez

JUSTICIA

La historia de Opción Ciudadana; el partido que Abuchaibe quiere reencauchar

Opción Ciudadana, una colectividad que agrupa a una clase política envuelta en serios escándalos, vuelve a quedar en la palestra pública. Esta es su historia.

12 de abril de 2019

 

José Manuel Abuchaibe es el nombre del abogado que interpuso la demanda que llegó al Consejo de Estado y que logró quitarle la curul en el Senado a Antanas Mockus. Este abogado que hasta hace poco se conocía solo en el departamenteo de la Guajira de dónde es horiendo,  hoy es  relacionado con el partido Opción Ciudadana, pues se declara representante de esta colectividad y ha dicho en entrevista con la W Radio, que también busca anular la elección de otros congresistas del partido Alianza Verde

En marzo de este año Semana publicó un artículo sobre los origines de Opción Ciudadana, los escándalos y personajes que han militado en él. A continuación se reproduce el texto completo:

En mayo de 2013 los dirigentes del Partido de Integración Nacional (PIN) habían convocado su Convención Nacional con un solo propósito: limpiar su reputación y refundar el movimiento. Durante años eran considerados el partido ‘leproso’, el que nadie quería tocar; otros lo llamaban el partido tinieblo, porque mientras los gobiernos de turno lo rechazaban en público, en privado deseaban sus votos. Era el precio de un estigma, en buena medida merecido. Este movimiento se convirtió en el escampadero de políticos cuestionados, en su mayoría herederos de uno de los mayores escándalos de la política nacional, la parapolítica.

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Ángel Alirio Moreno, un exconcejal de Barbosa (Santander), era el presidente del PIN para aquel entonces. Había anunciado con bombos y platillos un acto de contrición público para esa convención. El partido le pediría perdón al país por haber avalado a dirigentes políticos que terminaron condenados por vínculos con grupos paramilitares. En total, tres senadores y dos representantes de este movimiento terminaron tras las rejas.

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Sin embargo lo que sucedió en la convención del PIN estuvo lejos de ser un mea culpa. En la mesa principal del salón de eventos del hotel San Juan de Girón (en Girón, Santander) apareció para presidir el encuentro uno de esos congresistas condenados por parapolítica. Luis Alberto ‘el tuerto’ Gil, quien tras cumplir una condena de siete años de prisión, volvía a agarrar las riendas del partido. De la cárcel a la política.

La fórmula con la que Gil apostó para desprenderse de los pecados del pasado fue sencilla. Cambiar el nombre del partido político, como quien tiene un negocio y le cambia el aviso. Fue así como el PIN dio paso a Opción Ciudadana. Sin embargo, detrás de la nueva fachada, las viejas prácticas políticas parecían mantenerse intactas.

En marzo de 2014, Opción Ciudadana se estrenó en las urnas. En las elecciones parlamentarias alcanzaron cinco curules en el Senado. Mauricio Aguilar, hijo del coronel (r) Hugo Aguilar, famoso por haber dado de baja a Pablo Escobar, y condenado por vínculos con paramilitares, fue el gran elector del partido, con 100.159 votos.

También alcanzó curul Antonio José Correa (81.942 votos), exsecretario de salud de Magangué, precisamente en los años en los que la empresaria del chance, Enilce López ‘la gata’, ejercía ampliamente su poder político en este municipio del sur de Bolívar.

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Julio Miguel Guerra Soto, hijo del exgobernador de Sucre, Julio Guerra Tulena (investigado por irregularidades en contratos), alcanzó el tercer escaño (con 50.634 votos). Doris Vega, esposa del tuerto Gil, fue la cuarta en votación (46.625) del partido; la quinta curul correspondió a Teresita García Romero (38.797 votos), hermana de uno de los primeros condenados por parapolítica, el exsenador Álvaro ‘el gordo’ García Romero, a quien la justicia señaló de determinador de la masacre de Macayepo, perpetrada por paramilitares.

Los cinco senadores que Opción Ciudadana puso hace cuatro años tenían un rasgo en común: aunque ninguno tenían investigaciones, todos heredaron los votos de clanes políticos cuestionados por parapolítica o corrupción.

Este viernes, Opción Ciudadana volvió a qudar en la palestra pública con la recaptura del Tuerto Gil y de su copartidario en Popayán Carlos Julián Bermeo. Este último había sido candidato a la alcaldía de Popayán y concejal. El nuevo escándalo está relacionado con el pago de 500 mil dólares a cambio de oferta para incidir en trámite extradición Jesús Santrich. 

En la noticia también aparecieron los nombres de Ana Cristina Solarte Burbano excandidata al Concejo de Popayán por Opción Ciudadana en 2015 y Luis Orlando Villamizar Gamboa, coordinador de Opción Ciudana en Norte de Santander. Así lo informó la Silla Vacía, que también precisó que este último es la mano derecha del Tuerto Gil en Santander.

Así comenzó

Aunque Opción Ciudadana apenas tiene cinco años de existencia, sus antecedentes se remontan al año de 1997, cuando el tuerto Gil, un exguerrillero que comandó la columna Zoraida Téllez del M-19, fue elegido diputado de Santander y fundó su propio partido: Convergencia Ciudadana.

En 2002, Gil se lanzó al Senado y tuvo una importante votación. Su movimiento, en principio, era de izquierda, incluso alcanzó a participar de las primeras negociaciones de unidad que terminaron en la creación del Polo Democrático Alternativo. El tuerto prefirió abandonar el proyecto y seguir siendo jefe de su propio partido.

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Volvió a ser elegido para el Senado en 2006, año en el que Convergencia Ciudadana se sumó a la coalición de partidos políticos que respaldó la reelección de Álvaro Uribe Vélez. El partido del tuerto Gil estuvo a punto de perder su personería porque la mitad de sus congresistas terminaron en la cárcel.

Luis Eduardo Vives Lacouture (Magdalena), Alfonso Riaño (Santander), José Manuel Herrera (Santander), y Juan Carlos ‘el negro’ Martínez Sinisterra (Valle del Cauca) fueron capturados por orden de la Corte Suprema de Justicia. El tuerto Gil renunció al Senado antes de ser llamado a indagatoria. Luego terminó condenado a 7 años de prisión.

Parecía el fin, pero Convergencia Ciudadana no se acabó. Cambió de rostro. Con Gil en la cárcel, en el año 2009 se fusionó con el movimiento Alianza Democrática Nacional (ADN), un partido que también cargaba con los pecados de quienes fueron sus dirigentes, y con el movimiento Colombia Viva, cuyos congresistas también terminaron judicializados.  

Mientras Convergencia Ciudadana crecía en Santander, un fenómeno similar sucedía en el Valle del Cauca con el Movimiento Popular Unido (MPU), fundado por el excongresista Carlos Erney Abadía (vinculado al proceso 8.000), padre del exgobernador Juan Carlos Abadía, y mentor político de Juan Carlos Martínez Sinisterra.

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En las elecciones de 2002, el MPU se hizo con dos curules en el Senado, su cabeza de lista fue el cordobés Miguel de la Espriella, quien cuatro años después confesó el llamado Pacto de Ralito, un acuerdo para “refundar” la patria que firmaron varios congresistas de la costa con jefes paramilitares, incluyendo a Salvatore Mancuso. Eleonora Pineda, quien también terminó en la cárcel por firmar dicho documento, ocupó una de las tres curules que ese partido conquistó en la Cámara de Representantes.

Como una especie de filial del MPU, Juan Carlos Martínez Sinisterra fundó el Movimiento de Inclusión y Oportunidades (MIO), un partido de minorías étnicas con el que llegó al Senado en 2002.

Y si eso sucedía en el Valle, en la costa apareció el movimiento Colombia Viva que integró a algunos dirigentes de origen liberal.  Dieb Maloof (Atlántico) y Habib Merheg Marún (Risaralda) fueron los dos senadores que este partido eligió en 2006. Ambos fueron detenidos. El reemplazo de Maloof fue Vicente Blel, quien también corrió la misma suerte.  

Por sustracción de materia, el MPU, el MIO, Colombia Viva y Convergencia Ciudadana terminaron fusionados bajo el paraguas de un nuevo movimiento, el Partido de Integración Nacional (PIN) que en el 2010 se estrenó en elecciones.

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Consecuencia del escándalo de la parapolítica, los partidos políticos tuvieron que ser más escrupulosos a la hora de conceder avales, más por presión de la opinión pública que por voluntad propia. Aunque algunos herederos de estructuras políticas cuestionadas se lograron colar en las listas de algunos movimientos, todos lo candidatos que olieran a parapolítica tenían las puertas cerradas. Para ellos, las únicas que se abrían eran las del PIN, donde el criterio que imperaba eran los votos por encima de los orígenes.

El PIN sacó nueve senadores en las elecciones de 2010. Juan Carlos Rizzeto (q.e.p.d., heredero de los votos del exgobernador Juan Carlos Abadía), Héctor Julio Alfonso López (hijo de la Gata), Hemel Hurtado (ficha del exsenador Juan Carlos Martínez Sinisterra), Antonio Correa (del grupo político de la Gata), Teresita García (hermana del gordo García), Mauricio Aguilar (hijo de Hugo Aguilar) y el cristiano Edgar Espíndola.

Como las fuerzas que formaron el PIN venían de haber apoyado al Gobierno de Álvaro Uribe, en las elecciones presidenciales apoyaron a Juan Manuel Santos, a pesar de que el candidato del Partido de la U nunca reconoció en público su apoyo. En el Congreso siempre acompañaron con sus votos los proyectos del Gobierno.

Ya en libertad, el tuerto Gil asumió las riendas de Opción Ciudadana y empezó a manejarlo de la misma forma como lo hizo con el antiguo Convergencia Ciudadana: un negocio particular por encima de ideologías y principios.

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Prueba de ello fueron las elecciones regionales del 2015, donde Opción Ciudadana entregó más de 10.000 avales en todo el país para gobernaciones, alcaldías, asambleas y concejos. Como lo reseñó SEMANA en aquella campaña, el partido del tuerto Gil se había convertido en una fábrica de avales, los cuales se entregaban “al mejor postor”.

Fue así como aterrizó otro controvertido personaje, el excongresista sucreño Yahir Acuña. Como el Consejo Nacional Electoral (CNE) le había quitado la personería jurídica a su movimiento ‘100% Colombia’, se hizo con la franquicia de Opción Ciudadana en Sucre para participar en aquellas elecciones, donde Milene Jaraba, su esposa, era la candidata a la gobernación.

Acuña no solo se hizo con los avales, el tuerto Gil también le dio pista en la dirección nacional, incluso en una asamblea fue presentado como copresidente del partido. Un día antes de las elecciones de octubre de 2015, el excongresista fue detenido entre Corozal y Sincelejo y sorprendido con 480 millones de pesos en efectivo. Aunque Acuña aseguró que correspondían a un negocio de compraventa de una finca, las autoridades presumían que podrían ser utilizados para comprar votos. Tres años después el caso no se ha esclarecido.

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Opción Ciudadana, sin embargo,  llega a las elecciones parlamentarias del 11 de marzo herido de muerte. Cambio Radical, el partido de Germán Vargas Lleras, le quitó los 150.000 votos que en el 2014 puso Mauricio Aguilar y Teresita García Romero, al avalar al exgobernador de Santander Richard Aguilar y a la ex asesora del ministro Mauricio Cárdenas, Juliana Escalante, hija de Teresita. Estas bajas han puesto al partido en serios aprietos para alcanzar el umbral, que esta vez estará alrededor de los 450.000 y 500.000 votos.

Ante esta dificultad, el tuerto Gil ha vuelto a recurrir a su vieja fórmula. Le volvió a abrir las puertas al negro Martínez, quien ya recuperó su libertad, y le entregó una de las franquicias del partido.

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El negro Martínez, sin embargo, ha perdido su poder en el Valle. Pese a ello, uno de los nombres que integran la lista al Senado de Opción Ciudadana es  William Alberto Rodríguez Caba, a quien se señala de haber heredado parte de la maquinaria del excongresista que fue condenado por vínculos con mafias del narcotráfico. Hebert Celín Navas, candidato a la Cámara por el Valle, y quien fuera rector de la Universidad Santiago de Cali y presidente del Deportivo Cali (2009-2010), también es señalado de representar a este grupo.

Para suplir las bajas del clan Aguilar en Santander,  y de la casa García Romero en Sucre, el tuerto Gil también apostó por Fernando Gómez Bacci, hijo de Kiko Gómez, exgobernador de La Guajira, condenado por homicidio.

La cabeza de lista de Opción Ciudadana al Senado es el actual congresista Antonio José Correa, quien ya no cuenta con el respaldo de ‘la Gata’, pero logró un acuerdo con el grupo político de Zulema Jattin, otra exsenadora que también vio truncada su carrera política por el proceso de la parapolítica, y con el del exsenador de la U Martín Morales Diz, quien está siendo procesado por homicidio.  

La ficha del tuerto Gil en Santander seguirá siendo su esposa Doris Vega, mientras que el senador Julio Miguel Guerra, cuyo caudal se concentra en Sucre, aspira a reelegirse.

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Aunque dirigentes vinculados al partido aseguran que las relaciones entre el tuerto Gil y Yahír Acuña se han deteriorado, otra cosa se refleja en la lista de candidatos a la Cámara de Sucre, donde tiene tres candidatos. Además de su esposa, Milene Jaraba,  José Carlos Mizger Pacheco y Candelaria Rojas hacen parte de su grupo político.

“La misma perra con distinta guasca”, una de las frases de batalla del caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán con la que denunciaba que el Partido Conservador y el Partido Liberal, en el fondo, eran lo mismo, bien podría aplicarse al partido Opción Ciudadana, que al igual que sus antecesores Convergencia Ciudadana y el PIN, permanece vivo gracias a los votos de familias políticas cuestionadas.