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Édgar Guillermo Vallejo Marín, más conocido con el alias de Beto el Gitano. | Foto: Cortesía

JUDICIAL

¿Se avecina una nueva 'vendetta' mafiosa en el Valle?

El rumor surgió tras el atentado criminal que sufrió un confeso narcotraficante que veraneaba en una finca campestre del Lago Calima y que al parecer estaba bajo protección de otros reconocidos exnarcos de la región. Temen que guerra entre carteles mexicanos se traslade a Colombia.

26 de agosto de 2019

El nombre de Édgar Guillermo Vallejo Marín, más conocido con el alias de Beto el Gitano, es completamente desconocido para el común de los colombianos, pero todo un personaje para las autoridades antidrogas del mundo.

Su prontuario reposa en casi todos los organismos de seguridad del planeta y su hoja de vida cuenta con un capítulo especial en el Departamento de Estado de los Estados Unidos, “dirigió una de las redes de narcotráfico más notorias y violentas que operan en América del Sur. Vallejo-Guarín tiene una extensa historia de violencia, lavado de dinero y corrupción de funcionarios gubernamentales de alto nivel”, dice textualmente uno de los informes de inteligencia de las autoridades gringas.

Por cuenta de esas andanzas criminales, Beto el Gitano fue capturado en España en 2008 y extraditado hacia EE.UU donde fue condenado a purgar 22 años de prisión acusado en el Tribunal del Distrito Sur de Florida por dirigir y operar una empresa criminal para el tráfico de cocaína.

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“La acusación alegaba que Vallejo-Guarín fue una importante fuente de suministro de cocaína colombiana a los Estados Unidos desde aproximadamente 1990 hasta 1999, y fue responsable de numerosos envíos marítimos de cocaína de varias toneladas a los Estados Unidos (especialmente a la costa oeste de Florida y Miami) y Europa. Tiene amplios lazos con Venezuela y España. Vallejo-Guarín también es sospechoso de varios asesinatos relacionados con drogas”, dice el dosier que conserva el Departamento de Estado de EE.UU.

Pero gracias a su colaboración con la justicia de ese país, quedó en libertad el año pasado y retornó a Colombia a sus 58 años de edad. Y justamente a comienzos de agosto de este año, el confeso narcotraficante sufrió un atentado sicarial cuando ingresaba junto a su esposa, a una de las fincas campestres que había alquilado en el Lago Calima, donde pretendía descansar durante cinco días. En la actualidad el excapo se encuentra recibiendo atención médica en un centro hospitalario del Valle.

Ese dato que parece irrelevante es lo que tiene con los pelos de punta a algunas agencias de inteligencia colombianas, ya que temen que la pugna mafiosa entre los carteles mejicanos de Sinaloa y OBL, se traslade a suelo colombiano y específicamente al Valle del Cauca.

Desde entonces el misterio comenzó a rondar ese atentado, no solo por las especulaciones que surgieron debido al carácter de la víctima, sino porque las autoridades han sido herméticas con la información. De hecho, el atentado se hizo público varios días después y no precisamente por los canales oficiales. También se conoció que portaba una cédula con su fotografía, pero bajo el nombre de Rubén Darío Lozano Gómez.

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Sumado a ello, con el paso de los días comenzaron a surgir nuevos datos que le agregan más misterio al caso. Por ejemplo, se supo que al momento del atentado junto a él estaría Dairo Valencia Espinosa, uno de los integrantes de la famosa banda mafiosa conocida como el clan de los Piraña, conformada por los hermanos Leyner, Víctor y Dairo Valencia Espinosa, oriundos de Zarzal, Valle.

Dairo y Víctor Valencia Espinosa. Foto / Cortesía

Todos ellos fueron capturados y purgaron sus penas en México y Estados Unidos por tráfico de cocaína y lavado de activos; pero lo más llamativo de los Piraña son sus nexos con los capos mexicanos, especialmente la Organización de los Beltrán Leiva, OBL, integrada por otros carteles como los Zetas, Juárez y Jalisco Nueva Generación. De hecho, uno de los hermanos Valencia Espinosa fue la mano derecha del capo mexicano Édgar Valdez Villamizar, alias la Barbie, quien se habría entregado a las autoridades en 2010.

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Ese dato que parece irrelevante es lo que tiene con los pelos de punta a algunas agencias de inteligencia, ya que temen que la pugna mafiosa entre los carteles mexicanos de Sinaloa y OBL, se traslade a suelo colombiano y específicamente al Valle del Cauca.

Hermanos Beltrán Leiva. Foto / Cortesía Infobae.

Varias fuentes consultadas por esta revista y que trabajan de la mano con el Ejército y agencias norteamericanas como la DEA, no dudaron en conectar ese atentado con la presencia en Colombia, concretamente en el Valle del Cauca, de supuestos emisarios del cartel de Sinaloa que estaría liderando Alfredo Guzmán Salazar, hijo del Chapo Guzmán.

Alfredo Guzmán Salazar, hijo del Chapo. Foto / Cortesía Insight Crime

Las autoridades colombianas tienen indicios de que el hijo del Chapo estuvo en el país en febrero del año pasado y se habría reunido con jefes de la Oficina de Envigado para coordinar el envío de cocaína. En ese sentido existen indicios de que esos mismos tentáculos los habría extendido hacia el Valle del Cauca y específicamente a la ciudad de Tuluá, donde habría establecido otro centro de operación.

La tesis de los investigadores es que, si el atentado contra Beto el Gitano fue planeado y ejecutado por orden de los emisarios del cartel de Sinaloa, no se descarta que haya una respuesta contundente de parte de la organización mafiosa de los Beltrán Leiva.