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Nueva perspectiva para Africa

La Unión Africana (UA) culminó la semana pasada su primera cumbre en Durban, Suráfrica. El propósito es convertir la OUA, que existe desde hace 38 años, en un bloque comercial mayor inspirado en la Unión Europea. La nueva organización, que agrupa a 53 Estados, tendrá el derecho de intervenir en los asuntos de los países miembros en caso de genocidio y crímenes de guerra.

Madeleine Alingué y Jerónimo Delgado *
22 de julio de 2002

La primera reunión de la Unión Africana, llevada a cabo entre el 8 y el 10 de julio en Durban, Suráfrica, marcó el inicio de una nueva era en la historia de la integración en el continente. Los jefes de Estado y de gobierno de los países africanos cerraron oficialmente el capítulo de la Organización para la Unidad Africana y confiaron en que la entrada en funcionamiento de la Unión Africana será la iniciativa adecuada para solucionar los problemas del continente.

En 1963, la Organización para la Unidad Africana (OUA) fue creada en Addis Abeba, Etiopía, con el objetivo de lograr la descolonización del continente africano. Sus lineamientos se basaron en el principio del líder independentista ghanés Kwame Nkrumah: "Busquen primero el reino político y lo demás se adherirá a éste". Treinta años después, Chinua Achebe, escritor nigeriano, afirmó que "nosotros buscamos el 'reino político' y nada se nos adhirió, por el contrario, mucho se nos ha quitado".

Múltiples acontecimientos obstaculizaron el funcionamiento de la OUA. Durante años, esta organización fue catalogada por muchos como el "club" donde las élites africanas corruptas se reunían para legitimarse continentalmente y buscar apoyos que les permitieran mantenerse en el poder. Por otro lado, la admisión de la República Arabe Saharaui Democrática en 1984, el posterior retiro de Marruecos y la dificultad demostrada por la OUA para solucionar conflictos como los de Etiopía, Eritrea, Angola y Sierra Leona, contribuyeron a agravar la crisis de legitimidad de la organización.

La necesidad de crear una nueva organización comenzó a surgir a comienzos de los años 90 cuando la independencia se había logrado y nuevas exigencias surgían en el continente. Los 80 conflictos que se presentaron en diferentes países africanos entre 1960 y 1999 revelaron el enfoque que, a partir de ese momento, deberían tomar las políticas continentales. La resolución de conflictos se convirtió en la nueva prioridad y la creación de un organismo en Africa capaz de hacer frente a estos requerimientos se hacía cada vez más necesaria.

El proceso de transición de la OUA a la recientemente creada Unión Africana (UA) comenzó en 1991 con la firma del Tratado de Abuja (Nigeria) por medio del cual se creó la Comunidad Económica Africana y la Declaración de El Cairo (Egipto) como mecanismo para la prevención, manejo y resolución de conflictos. En 1999, por iniciativa del presidente libio Moammar Gadhafi, los representantes de los países miembros de la OUA firmaron la Declaración de Syrte (Libia) donde se acordó la creación de una nueva organización destinada a reemplazar a la OUA. El acta constitutiva de la UA fue adoptada en Lomé (Togo) en julio de 2000.

Basada en los principios del derecho internacional, la Declaración de Syrte es un programa político, económico y social para el Africa que contiene los lineamientos para el nuevo proceso de integración africano. Los principales objetivos asignados a la Unión Africana son: la creación de una política de defensa común, la participación de los ciudadanos en los asuntos de la unión, el derecho a intervenir directamente en un país miembro acusado de crímenes contra la humanidad, el derecho de intervenir en un país miembro para restaurar la paz y la seguridad, y la búsqueda de la igualdad entre el hombre y la mujer.

La creación de la Unión Africana no sólo significa quitarle la "O" a las siglas de la Organización sino también la transformación de la percepción del poder en Africa. Los países miembros han aceptado transferir paulatinamente a la Unión algunas de sus responsabilidades hasta llegar a tener un solo parlamento y un gobierno supranacional. Se propone, entonces, la constitución de los "Estados Unidos de Africa", un Estado federal dotado de un parlamento africano, un banco central africano, un ejército africano, integración económica entre todos los entes territoriales y una corte de justicia africana, entre otros.

Para garantizar el éxito de la UA, los diferentes gobiernos miembros y la Comisión Africana están trabajando en la creación de las condiciones económicas, políticas y sociales necesarias para lograr una unidad sostenible y duradera. El propósito es utilizar los diferentes bloques ya existentes en Africa como motores para lograr una integración que se expanda de lo regional a lo continental. Entre estas organizaciones están la Comunidad para el Desarrollo del Africa Austral (Sadc), la Comunidad Económica de los Estados del Africa Occidental (Ecowas), la Unión del Maghreb y la Comunidad de Africa Oriental.

Por otro lado, el Nepad (Nueva Iniciativa de Desarrollo para el Africa) es un programa formulado en conjunto por los presidentes de Suráfrica, Senegal, Egipto, Argelia y Nigeria que pretende acabar con las economías corruptas e ineficientes en el continente a través del fortalecimiento de la ley, los derechos de propiedad, los derechos humanos y la liberalización política mediante los principios de libertad de mercado y mejoramiento de la gobernabilidad. Como el Plan Colombia, el Nepad requiere en gran medida de una mesa de donantes externos que proveerán los recursos necesarios para su implementación. Hasta el momento, la iniciativa ha recibido ocho billones de dólares que fueron aprobados por el G8 en su última reunión en Kananaskis, Canadá.

El principal logro de la creación de la UA es la homogeneización de objetivos. En el pasado, la OUA estaba claramente marcada por las rivalidades entre países anglófonos y francófonos y, dentro de estos bloques, por subordinaciones de los "países menos desarrollados" hacia los "más poderosos". Aunque sería erróneo decir que países como Libia, Suráfrica y Nigeria no han ejercido su hegemonía en la nueva organización, sí es claro que los 53 países miembros se han dado cuenta de que la única forma de lograr una verdadera unión es mediante el consenso y el respeto por las posiciones e intereses de los demás países.

Con la creación de la UA, los líderes africanos parecen haber aceptado su responsabilidad en el manejo del continente durante las últimas décadas y ahora están dispuestos a tomar los correctivos del caso. Según Abdoulaye Wade, presidente de Senegal, "aún queda mucho por hacer pero estamos en el camino correcto porque decidimos tomar el destino en nuestras propias manos".

* Centro de Estudios Africanos Universidad Externado de Colombia