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Rehén de sus trinos

Con los trinos de esta semana, Duque perdió la flexibilidad que requiere un presidente. Él representa a la nación y no a un partido.

Alfonso Cuéllar, Alfonso Cuéllar
15 de junio de 2019

Dicen que el Centro Democrático es más que una ideología. Es un dogma. Sus miembros son unipolares y sus ideas igual de simples. Por lo tanto, sus reacciones predecibles. El episodio Jesús Santrich es un buen ejemplo. 

El líder guerrillero entró en la sala de la infamia hace poco más de un año. Fue detenido como presunto cerebro de un cartel del narcotráfico. En otra realidad, ya estaría en Estados Unidos pagando por sus delitos. Pero Santrich nació en Colombia, el país del realismo mágico. La angustia del Centro Democrático se alborotó hace algunas semanas cuando la Jurisdicción Especial para la Paz decretó su no extradición. Fue tal la crisis que los del Centro Democrático le recomendaron al Gobierno declarar la conmoción interna. Esa medida extraordinaria era necesaria para evitar la vergüenza nacional de ver a Santrich como congresista. Fue en vano. Tras muchos ires y venires, Santrich finalmente se posesionó el martes pasado. 

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La agitada reacción no se hizo esperar. La senadora uribista y precandidata presidencial María del Rosario Guerra trinó: “El país recibe una bofetada con la posesión del congresista de alias Jesús Santrich. Increíble que un narcotraficante sea premiado con una curul”.

La siempre citable María Fernanda Cabal le metió veneno. “¿Ahora vendrá el pago retroactivo del salario de Santrich ordenado por el Concejo (sic) de Estado? [Especuló] Atrapados en la telaraña socialista y no podemos seguir permitiendo esto”. 

Paloma Valencia, la candidata de mostrar, le metió la política nacional. “En nombre de #LaPazdeSantos ahora tenemos extraditables en el congreso [sentenció]. No desfalleceremos hasta que regrese la decencia, la justicia y el orden”. 

El senador Fernando Araújo criticó el acuerdo de paz. “La Corte estará de fiesta, al igual que Santos y los que aprobaron el acuerdo de impunidad. Que daño hace a la democracia una ‘justicia’ que favorece a los criminales afines a su ideología”, afirmó. 

La antioqueña Paola Holguín comparó a Santrich con otro delincuente: “Pablo Escobar y Jesús Santrich, narcocongresistas, doble moral indignarse por uno y aplaudir al otro”. 

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Carlos Felipe Mejía se unió a los gritos de indignados. Lo llama “la burla de los narcotraficantes, la única diferencia es el método para evitar la extradición, Escobar, ya saben con quién, mandó a quemar el Palacio de Justicia, y a Santrich, ya saben quién, le fabricó un tribunal de impunidad. En resumen, 2 afrentas a nuestra Patria”. Nota: él es un uribista purasangre que terminó sus trinos con la palabra patria. 

El presidente del Congreso, Ernesto Macías, quien en el discurso del 7 de agosto de 2018 mostró su tendencia, aprovechó para criticarle a la izquierda su hipocresía. “En 1982 se posesionó Pablo Escobar en la Cámara de Representantes y aún sigue siendo tema rabioso del discurso de la izquierda. Hoy (2019) se posesionó, en la misma Cámara de Representantes, alias Santrich, narco-mafioso igual a Escobar, y la izquierda celebró”. 

Hasta participaron los de la Cámara de Representantes. Álvaro Prada, del Huila de Macías, fue contundente: “Acaba de posesionarse un narcotraficante solicitado en extradición, que vendió cocaína al cartel mexicano, reclutó niños, asesinó inocentes y secuestró colombianos. Es un día de luto para la democracia”. No importa que muchos de esos crímenes hayan sido perdonados por el acuerdo. 

Y, obviamente, el presidente Iván Duque no se quedó atrás. En unas frases poco adecuadas para un jefe de Estado, Duque lo condenó. “Porque ver a un extraditable, a un mafioso, con pruebas que el país ya las ha visto en todas las formas posibles, llegar y burlarse de la sociedad colombiana, a mí me parece que esto es no solamente inadmisible, sino que nos debe motivar a todos dentro del marco del respeto institucional a exigir que se haga justicia”.

Duque se acerca cada vez más al punto de no retorno. El expresidente Álvaro Uribe la tiene clara. El jueves trinó: “El terrorismo quedó autorizado para decir esto porque la claudicación permitió que trasladaran la legislación del terror al ordenamiento jurídico”. 

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Sin el Centro Democrático, no veo a Duque en una posición tan radical. Pero esta semana perdió la flexibilidad que requiere un presidente y que debe cuidar. Él representa a la nación y no a un partido. De nada le sirven los aplausos de su bancada. No se gobierna a punta de trinos. 

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Bienvenido de nuevo Daniel Coronell. Welcome back. 

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