POLÍTICA
A Gustavo Petro no le duran los directores del Dapre: con la salida de Angie Rodríguez terminará su gobierno con seis altos funcionarios
Unos han salido en medio de escándalos. Otros por desobedecer.
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Las recientes movidas en el Departamento Administrativo de Presidencia (Dapre), en el gobierno del presidente Gustavo Petro, han demostrado que el jefe de Estado no es una persona fácil.
Ese cargo es, quizás, el más importante en la Presidencia porque desde allí se coordina la agenda del mandatario, se maneja administrativamente la Casa de Nariño, se sirve de puente entre el despacho presidencial y sus ministros, entre otras funciones.
Con la salida del cargo de Angie Rodríguez, luego de que el presidente le pidiera que dimitiera porque, al parecer, no publicó la hoja de vida de José Alexis Mahecha como secretario general de la Unidad Administrativa Especial de Agencia del Inspector General de Tributos, Rentas y Contribuciones Parafiscales (ITRC), con quien ella tiene diferencias, demostró que manejar el computador del palacio no es tan sencillo como parece.
El primero que estuvo al frente del Dapre fue Mauricio Lizcano, un curtido político, hoy crítico de Gustavo Petro, quien llegó al puesto porque respaldó al entonces candidato del Pacto Histórico en la campaña presidencial.

Manejó el despacho durante varios meses, sostuvo diferencias con Laura Sarabia, quien le organizaba la agenda al primer mandatari, y posteriormente saltó al Ministerio de las TIC.
En su reemplazo llegó Laura Sarabia, quien estuvo otros meses hasta que el país conoció las explosivas grabaciones reveladas por SEMANA donde se escuchaba su voz y la del entonces embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, hablando sobre el ingreso a la campaña presidencial de 15.000 millones de pesos que no fueron reportados a las autoridades electorales.
El escándalo no fue menor y llevó a los organismos de control a intervenir. Petro se vio en una sinsalida de la que no tuvo otra alternativa que pedirle la renuncia a Laura Sarabia, la persona que en ese momento estaba convertida en su mano derecha.
Al Dapre llegó Carlos Ramón González, cofundador de la Alianza Verde, un partido político del que Petro hizo parte en su momento, y amigo personal del jefe de Estado desde que estuvieron en la guerrilla del M-19.

Tras su llegada, González sacó a gran parte de los funcionarios que venían con Sarabia y fue criticado porque se dedicó a nombrar a personas de su resorte, especialmente, amigos cercanos a políticos de la Alianza Verde.
No obstante, el capítulo final de González en el Dapre surgió cuando resultó salpicado en el escándalo de la Unidad Nacional de Gestión del Riesgo (UNGRD) que llevó a la cárcel a la exconsejera presidencial para las regiones, Sandra Ortiz. Según la Fiscalía, González fue el cerebro que llevó a funcionarios del Gobierno a repartir burocracía a congresistas con el fin de impulsar las reformas estructurales de Petro en el Legislativo.

Hoy González, está prófugo de la Justicia y permanece en Nicaragua, respaldado por el régimen de Daniel Ortega.
Ante el escándalo, Petro designó a Jorge Rojas, un periodista y amigo personal de él, pero duró siete días. Lo señalaron de armar una crisis interna en la Casa de Nariño contra el ministro Armando Benedetti.

Gustavo Petro optó por una persona diferente para el Dapre, que no fuera política y lo más importante: que no tuviera ningún tipo de interés. Angie Rodríguez, ejecutiva, amiga personal del ministro Guillermo Alfonso Jaramillo, fue la candidata perfecta.

No obstante, tras desodebecer una orden, Rodríguez se suma al abanico de directores que han pasado por el Dapre.
