Ciencia
Científicos detectan actividad anómala en el cometa 3I/ATLAS: “Todos nos quedamos sorprendidos”
El cometa, proveniente de fuera del sistema solar, sigue desconcertando a los astrónomos al ofrecer nuevas pistas sobre la formación de mundos en regiones remotas de la galaxia.
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El 3I/ATLAS, apenas el tercer objeto interestelar que la ciencia ha logrado detectar hasta ahora, está resultando mucho más “inquieto” de lo imaginado. Un estudio preliminar difundido en el servidor arXiv propone que su superficie podría estar cubierta de criovolcanes en plena actividad, una posibilidad que multiplica el misterio en torno a este viajero interestelar.
Lo más llamativo es que, pese a haberse formado en un sistema planetario remoto, el cometa podría compartir rasgos con los objetos transneptunianos. Así lo indica el estudio preliminar, aún sin revisión por pares, que observa similitudes con esos cuerpos helados de las regiones más externas de nuestro vecindario planetario.
“Todos nos quedamos sorprendidos”, declaró a Live Science, Josep Trigo-Rodríguez, investigador principal del Instituto de Ciencias Espaciales (CSIC/IEEC) en España y autor principal del estudio.
“Al tratarse de un cometa formado en un sistema planetario remoto, es sorprendente que la mezcla de materiales que forman la superficie del cuerpo se parezca a los objetos transneptunianos”, agregó.
PRE-PERIHELION STUDY OF #COMET #3IATLAS with our findings about its spectroscopic similitude with CR carbonaceous chondrites. Manuscript submitted for publication in which we propose it is a #TNO-like body experiencing #cryovolcanism
— Dr. Josep M Trigo ⭐🌛#PlanetaryDefense #DART HERA (@Josep_Trigo) November 25, 2025
The @arxiv preprint:
➡️https://t.co/5h7KhRWJAP pic.twitter.com/KOoS22Bg6n
Actividad volcánica en el visitante interestelar
El equipo del CSIC/IEEC empleó el telescopio Joan Oró del Observatorio del Montsec para obtener las imágenes de mayor resolución logradas hasta ahora de los chorros de gas y partículas que brotaban del cometa durante su acercamiento al perihelio, su punto más próximo al Sol, el pasado 29 de octubre.
Los investigadores observaron que, al situarse a unos 378 millones de kilómetros del Sol (equivalentes a 2,53 unidades astronómicas), el cometa mostró un cambio notable en su luminosidad, acompañado por una fase de sublimación mucho más activa.
En lugar de un estallido puntual, la actividad pareció desplegarse de forma progresiva y mantenida, un comportamiento que, según la interpretación preliminar del equipo, encaja con la posibilidad de que el objeto estuviera entrando en una etapa de actividad criovolcánica.
Asimismo, la actividad produjo chorros visibles que formaron una cola amplia y una “anticola” orientada al Sol, como ya había reportado previamente DW.
Composición metálica del cometa 3I/ATLAS
Para comprender la composición del cometa, el equipo realizó un análisis espectroscópico –observó cómo la luz interactúa con su superficie– y comparó los resultados con meteoritos prístinos que la NASA ha recuperado en la Antártida desde 1976. Estas muestras, pertenecientes al programa ANSMET, incluyen condritas carbonáceas primitivas, rocas muy antiguas ricas en hierro, níquel y otros metales.
La coincidencia entre ambos materiales resultó llamativa. El espectro del 3I/ATLAS se asemeja de forma notable al de estos meteoritos, lo que sugiere un interior inusualmente rico en metales. Una de las muestras antárticas incluso contenía un fragmento que los investigadores sospechan que podría provenir de un objeto transneptuniano, aunque esa conclusión sigue siendo abierta a confirmación.
Esta composición metálica ofrece una explicación plausible para la intensa actividad que se ha observado. Según los autores del estudio, cuando el Sol calienta la superficie y el dióxido de carbono sólido empieza a sublimarse, se supera el umbral que permite que un líquido oxidante fluya hacia el interior del cometa, donde reacciona con los granos metálicos finos de hierro, níquel y sulfuros. Este proceso químico liberaría energía y gases adicionales, contribuyendo a mantener en marcha el criovolcanismo descrito en el estudio.

Implicaciones para el origen de la vida
El hallazgo también invita a establecer una conexión más amplia con la historia de los materiales que pudieron favorecer el origen de la vida en la Tierra. Las condritas carbonáceas –las mismas que han sido estudiadas en meteoritos antiguos y prístinos– aportaron compuestos volátiles esenciales a nuestra atmósfera primitiva, según recuerda Live Science.
Si 3I/ATLAS muestra afinidades espectrales con este tipo de meteoritos, ello no implica que desempeñe un papel directo en el origen de la vida, pero sí sugiere que ciertos materiales fundamentales pueden formarse en una variedad de entornos planetarios, incluso muy alejados de nuestro sistema solar.
“Los visitantes interestelares como el 3I/ATLAS siguen desafiando y perfeccionando nuestra comprensión de la formación de los sistemas planetarios”, concluye el equipo en su artículo. “Cada objeto recién descubierto revela propiedades inesperadas que ponen a prueba y amplían los modelos actuales”.

Trigo-Rodríguez enfatiza, según afirmó a Live Science, que este visitante interestelar representa una “cápsula espacial que contiene información valiosa sobre la química que tiene lugar en otra parte de nuestra galaxia”.
Trayectoria y futuro del objeto interestelar
En términos de tamaño, todavía hay incertidumbre. Las estimaciones del telescopio espacial Hubble indican que el núcleo del cometa podría tener entre 440 metros y 5,6 kilómetros de ancho, aunque el equipo científico lo sitúa en torno a 1 kilómetro, con una masa estimada de más de 600 millones de toneladas.
Lo que sí es seguro es que no se trata de un vecino local. Su velocidad de entrada, de unos 221.000 kilómetros por hora, y su trayectoria hiperbólica lo descartan como objeto originado en el sistema solar.
Así, según el consenso científico, se trata de un visitante de otro sistema estelar, probablemente formado hace miles de millones de años. Live Science señala que, tras pasar un tiempo extremadamente prolongado viajando por el espacio interestelar, su superficie podría estar fuertemente irradiada, una posibilidad que dificultaría aún más reconstruir con precisión su historia y su lugar de origen.
El cometa alcanzará su punto más cercano a la Tierra a finales de este mes y pasará cerca de Júpiter en marzo de 2026, antes de abandonar nuestro sistema solar para siempre. Los investigadores instan a que proyectos como el Comet Interceptor de la ESA se conviertan en una prioridad, con el objetivo de tomar muestras directamente de futuros visitantes interestelares.
*Con información de DW.


