Tecnología
Cuando Windows 10 deje de tener soporte, estos serán tres riesgos que comenzará a afrontar en su PC
Con el fin del soporte, Windows 10 quedará expuesto a fallas, vulnerabilidades y problemas de compatibilidad.

El ciclo de vida de Windows 10 está llegando a su fin. La fecha ya está marcada en el calendario de Microsoft y, a partir de ese momento, el sistema operativo dejará de recibir soporte oficial.
Esta situación obliga a los usuarios a decidir entre mantener un sistema que pronto será obsoleto o actualizarse a Windows 11, la versión más reciente de la compañía. Aunque algunos consideran continuar con Windows 10, la falta de soporte trae consigo serias implicaciones que podrían afectar el rendimiento, la seguridad y la funcionalidad del equipo.
Seguridad comprometida y protección obsoleta
Uno de los principales peligros de seguir utilizando Windows 10 tras el fin de su soporte es el aumento de la exposición a amenazas informáticas. Microsoft dejará de distribuir parches de seguridad, lo que significa que cualquier nueva vulnerabilidad detectada por ciberdelincuentes quedará sin solución. Esto convierte al sistema en un blanco fácil para virus, ransomware, troyanos y otras formas de software malicioso.

Además, aunque Microsoft Defender continuará activo en el corto plazo, sus actualizaciones estarán desfasadas frente a las nuevas amenazas, disminuyendo su capacidad de respuesta. La información personal, datos bancarios o archivos sensibles podrían estar en riesgo ante un ataque.
Problemas de rendimiento y pérdida de compatibilidad
Otro impacto importante será el deterioro progresivo del rendimiento. Sin mejoras técnicas ni ajustes para adaptarse a las nuevas generaciones de hardware, los dispositivos con Windows 10 podrían empezar a funcionar de forma lenta, con errores frecuentes y menos estabilidad. Esta situación puede generar interrupciones en el trabajo diario, especialmente en entornos laborales que requieren eficiencia constante.

Adicionalmente, muchos desarrolladores comenzarán a priorizar la compatibilidad con Windows 11, lo que significa que algunos programas, juegos y herramientas dejarán de funcionar correctamente en versiones anteriores. Incluso funciones básicas como actualizaciones de navegadores o servicios en línea podrían verse limitadas o bloqueadas en equipos que no den el salto al nuevo sistema operativo.
Actualización como necesidad, no como opción
La decisión de seguir utilizando Windows 10 tras su fecha de expiración puede conllevar más que una simple preferencia personal. Implica asumir riesgos concretos que pueden afectar tanto la seguridad digital como la productividad.
Frente a este panorama, actualizar a Windows 11 se convierte en una medida necesaria para asegurar la continuidad operativa, la protección de los datos y el acceso a las herramientas tecnológicas del presente.