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El sorprendente mapa bíblico “al revés” que cambió la forma de trazar las fronteras del mundo
Un mapa bíblico impreso al revés en 1525 cambió la percepción de las fronteras en Europa.
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En 1525, el impresor Christopher Froschauer publicó en Zúrich una Biblia del Antiguo Testamento con un añadido que resultó revolucionario: un mapa de Tierra Santa creado por Lucas Cranach el Viejo, sin embargo, el grabado se imprimió al revés, situando el Mediterráneo al este de Palestina en lugar de al oeste. Sorprendentemente, nadie en el taller advirtió la inversión.
“Se trata a la vez de uno de los mayores fracasos y triunfos de la edición”, explica Nathan MacDonald, profesor de Interpretación del Antiguo Testamento en la Universidad de Cambridge y autor de un estudio sobre este tema. “La gente en Europa sabía tan poco sobre esta parte del mundo que nadie en el taller parece haberse dado cuenta”, agrega.
Más allá del error geográfico, el mapa tendría consecuencias inesperadas, transformó la lectura de la Biblia y contribuyó a la difusión de la idea de fronteras políticas como divisiones precisas de territorios y soberanías.
Mapas medievales cristianos: el origen de las fronteras modernas
Contrario a lo que se suele pensar, no fueron los cartógrafos renacentistas quienes inventaron las fronteras, según MacDonald, la revolución comenzó con los mapas cristianos medievales de Tierra Santa, que mostraban el antiguo Israel dividido según las doce tribus con límites claramente señalados.
Para los autores de estos mapas, las fronteras tribales tenían un valor espiritual más que político, contemplar el mapa de Cranach podía convertirse en una experiencia casi mística. Muchos creyentes emprendían, según MacDonald, “una peregrinación virtual”, recorriendo mentalmente lugares como el Monte Carmelo, Nazaret o las aguas del Jordán.

Del Renacimiento a los atlas modernos
A partir del siglo XV, los mapas de Tierra Santa comenzaron a aparecer junto a los de Europa en los primeros atlas modernos. La edición de Ulm de la Geografía de Ptolomeo, publicada en 1482, incluía el mapa cuadriculado de Vesconte de Tierra Santa. Los cartógrafos del Renacimiento adoptaron este modo de representar el territorio y lo integraron en mapas no religiosos.
El cambio fue gradual pero decisivo. Como recuerda MacDonald citando un estudio de James Akerman, en 1570 solo el 45 % de los mapas del atlas de Abraham Ortelius mostraban fronteras; para 1658, esa proporción había ascendido al 98 % en los atlas de las provincias francesas de Nicolas Sanson.
Los mapas bíblicos influyeron en la percepción europea de las fronteras políticas, mientras que la nueva mentalidad territorial afectó también la interpretación de la Biblia. Por ejemplo, los comentarios ingleses sobre Génesis 10 pasaron de ver la dispersión de los descendientes de Noé como un listado de linajes a entenderlo como un esquema detallado de límites territoriales.
Fronteras bíblicas en el mundo contemporáneo: mitos y realidades
La influencia de la Biblia en la concepción de fronteras sigue vigente. MacDonald señala un video reciente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, donde un agente cita Isaías 6:8 mientras sobrevuela la frontera con México.
“Para muchas personas, la Biblia sigue siendo una guía importante para sus creencias básicas sobre los Estados-nación y las fronteras”, dice MacDonald. “Consideran que estas ideas están autorizadas por la Biblia y, por lo tanto, son verdaderas y correctas de manera fundamental”.
Sin embargo, la realidad es más compleja. Preguntados ChatGPT y Google Gemini sobre si las fronteras son bíblicas, ambos respondieron afirmativamente, lo que refleja la simplificación con que se interpretan textos antiguos. MacDonald advierte: “Deberíamos preocuparnos cuando cualquier grupo afirma que su forma de organizar la sociedad tiene un fundamento divino o religioso”.
El legado del mapa de Cranach
El mapa invertido de 1525 no creó el modelo de fronteras delimitadas, pero amplificó una tradición medieval ya establecida por autores como Burchard y Vesconte. Al ser incluido en una Biblia impresa, pasó del ámbito erudito al público general y se convirtió en un estándar visual.

En palabras de MacDonald, “la Biblia nunca ha sido un libro inmutable” y, a medida que cambia, también lo hacen nuestras ideas sobre el mundo. Cranach no inventó las fronteras, pero ayudó a que una antigua tradición se convirtiera en una herramienta de percepción global, con un impacto que aún hoy se percibe en la forma en que imaginamos y trazamos los límites de los países.
*Con información de DW.

