Hacia las 2:00 de la mañana del pasado 31 de agosto se dio el cambio de turno de operarios y controladores de la central hidroeléctrica del Guavio, tras 17 días en que estuvo confinado el mismo equipo de Enel por un bloqueo en la vía que no permitió en ese periodo la rotación habitual del personal.

Habitantes de la región fueron los responsables de la parálisis en la carretera, que impidió el tránsito de los trabajadores de Enel Colombia encargados de la operación del Guavio y de atender el servicio de energía de la zona y de subestaciones ubicadas entre Cundinamarca y Boyacá, en cercanías a la también central de generación de AES Chivor.

La protesta se produjo por el mal estado de las vías en el tramo comprendido entre Mámbita-San Pedro de Jagua y Puente Guavio-Santa María. Según lo manifestó Enel en un comunicado, “es una labor que legalmente está a cargo de las gobernaciones de Boyacá y Cundinamarca”.

La empresa señaló que ha contactado en diversas oportunidades a las autoridades competentes para coordinar las mesas de diálogo que solicita la comunidad y asegurar el restablecimiento del orden público.

Hacia el día 12, y ante la existencia de las vías de hecho y de los efectos que ellas conllevan para la integridad de las personas y la propia operación de la central, “los nueve colaboradores de Enel Colombia retenidos en contra de su voluntad se han visto en la obligación de promover una acción de tutela, con el fin de que su Derecho a la Libre Locomoción sea restablecido de forma inmediata”, señaló en su momento la empresa.

Los trabajadores y colaboradores de Enel Colombia pudieron salir de la Central Hidroeléctrica El Guavio para retornar a sus hogares y en su reemplazo ingresó un nuevo grupo de trabajo conformado por nueve personas que, como señaló la empresa, “tras más de 12 horas de recorrido entre carreteras y largas esperas para poder concertar el paso por las zonas de bloqueo, logró llegar a la Central para hacer el relevo de la operación en la caverna de máquinas y el edificio de control”.

Según Enel, las manifestaciones en el municipio de Ubalá también han impactado la prestación del servicio de energía en las veredas San Antonio y Maduro, y la inspección San Pedro de Jagua. El equipo técnico ha tenido que hacer caminatas por cerros y zonas peligrosas para poder llegar a las redes eléctricas y atender las fallas imprevistas que se presentan.

Esta condición, en la que no ha sido posible tener una libre movilidad vehicular, ha conllevado a un incremento del 300 % en los tiempos de atención de las intermitencias, pasando de cinco horas a más de 15 y en algunos casos a más de 36.

Adicionalmente, la compañía no ha podido realizar las labores de mantenimiento preventivo en la zona, impidiendo la materialización de una inversión superior a los $ 1.200 millones. Tampoco ha podido trabajar, desde hace dos semanas, en el proyecto de renovación de la Subestación Mámbita, una iniciativa clave para mejorar la calidad del servicio de la zona, que contempla la construcción de ocho nuevos circuitos.

“Esto demuestra que las manifestaciones en curso no solo afectan la compañía y a nuestro equipo de trabajo, también a la misma comunidad y al Sistema Eléctrico Colombiano. Desde Enel Colombia seguiremos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance para continuar garantizando la generación y distribución de energía”, puntualizó Eugenio Calderón, gerente de Enel Green Power & Thermal Generation de Colombia y Centroamérica.

Si bien el cambio de turno fue posible, aún no representa una solución definitiva ni de fondo a la difícil situación por la que hoy atraviesa la Central Hidroeléctrica El Guavio, en donde tampoco se ha podido realizar el mantenimiento preventivo necesario para garantizar la confiabilidad de la central hidroeléctrica más grande del país.

Es “una situación que imposibilita realizar los planes de inversión y mantenimiento programados en las unidades de generación, necesarios para garantizar la confiabilidad en la operación y, por ende, la seguridad del Sistema Eléctrico Nacional”, señala la compañía.

Guavio es una de las centrales más importantes del país: son más de 1.200 megavatios de potencia instalada y 6.500 de generación al año. En cifras redondas, puede representar entre el 9 % y 10 % de la generación de todo el sistema en el país.

Esta central es recordada por tres hechos que marcaron su historia.

El primero, luctuoso: en los inicios de la construcción, en 1983, una avalancha en el cañón del río Guavio sepultó a 200 obreros, en una de las mayores tragedias laborales del país, y hacia 1993, en la instalación de las líneas de transmisión del proyecto, se derrumbaron dos torres y fallecieron diez trabajadores.

El segundo, los sobrecostos en su construcción, en la década de los ochenta, que convirtió eal proyecto en una de las banderas negras de la corrupción.

El tercero, su entrada en operación hacia finales de 1993, la cual se convirtió en la tabla de salvación del país, pues significó la terminación del apagón en Colombia y de los racionamientos de energía que padeció el país hace 30 años.

Hoy, los bloqueos en las vías han generado, literalmente, una alta tensión. SEMANA conoció que dentro de los escenarios que se plantean existe la posibilidad de tener que declarar “indisponible” a Guavio. El hecho de tener restricciones para la libre movilización de trabajadores y contratistas que realizan labores de mantenimientos programados y obras civiles necesarios para garantizar la confiabilidad en la operación, o no contar con cambios de turno programados y exponer al personal que maneja la operación de Guavio a largas jornadas y tensiones en sus labores, podría conducir a la empresa a tomar este tipo de medidas, ante las vías de hecho que se han registrado desde mediados del mes de agosto en la zona.

¿Qué significa que la central esté indisponible? Que el sistema no contaría con su energía y, si a eso se suman dificultades en las líneas de transmisión, podría generarse lo que se conoce en el sector como un deslastre, es decir un efecto dominó que arrastraría otros circuitos y podría generar cortes programados del operador del sistema, con el fin de evitar un apagón general, como el que se presentó en 2007 cuando, precisamente, la subestación Torca tuvo un problema que dejó por algunas horas a cerca del 80 por ciento del país a oscuras.

“Enel Colombia respeta el Derecho a la Protesta Social, pero rechaza aquellos actos que ponen en riesgo el bienestar y la seguridad de las personas, y la del sistema eléctrico colombiano. Además, la Compañía reitera su compromiso con apalancar el desarrollo del territorio, por lo cual permanentemente ha apoyado de forma voluntaria y proactiva el mantenimiento y la habilitación de las vías con horas hombre, maquinaria, materiales y combustible”, explicó la empresa en un comunicado.

¿En qué va la situación?

El bloqueo de los puntos de entrada a la Central Hidroeléctrica del Guavio se fundamenta en el mal estado de las vías que la rodean. Las quejas recaen sobre los corredores que conducen de Mámbita a San Pedro de Jagua, en Cundinamarca, y de Puente Guavio a Santa María, en Boyacá.

A pesar de que el bloqueo a la única vía que conduce a la central es evidente, desde la Alcaldía de Ubalá, municipio en donde se encuentra ubicada, hay otras versiones. Aunque Jesús Beltrán, alcalde de dicho municipio, no quiso dar declaraciones extensas a SEMANA, sí dejó claro que en su concepto “las denuncias de Enel son falsas, que en ningún momento se ha bloqueado ni retenido a personas en el acceso a la central hidroeléctrica”.

Esta versión parece haberse institucionalizado, pues en diferentes declaraciones, el mandatario local ha afirmado lo mismo. “Las personas están impidiendo el paso de vehículos, pero los trabajadores bien pudieron continuar su camino a pie”, ha dicho. Sin embargo, el tramo entre los puntos del bloqueo y el ingreso a la central es de más de 25 kilómetros, por lo que podría entenderse que el bloqueo ha entorpecido las operaciones normales de la central de Guavio, lo que a su vez pone en riesgo el correcto funcionamiento del Sistema Eléctrico Nacional.

Lo cierto es que todo el problema surge por el mal estado de las vías terciarias que utilizan campesinos, agricultores y Enel para generar empleo, sacar productos del campo y movilizar pasajeros. Si bien es probable que tanto uso haya desgastado las vías, la responsabilidad de su mantenimiento y buen estado solo recae en las autoridades.

En febrero de este año, la Gobernación de Cundinamarca anunció que invertiría casi $ 450.000 millones para mejorar, rehabilitar y construir más de 500 kilómetros de vías terciarias en el departamento. Entre esos planes están contempladas las mejoras a la troncal del Guavio, que suma una inversión cercana a los $ 50.000 millones y atraviesa los municipios de Guasca, Guatavita, Junín, Gachetá, Gama, Gachalá y Ubalá, en donde se encuentra la central del Guavio.

El problema es que la licitación se abrirá hasta pasada la mitad de octubre, en casi seis semanas más, y que la construcción y mejora de la vía seguramente tomará tiempo en ejecutarse. ¿Qué pasará con la central en ese tiempo?

Desde la Gobernación de Cundinamarca no se han emitido comunicaciones oficiales respecto al tema; por el contrario, cuando SEMANA estableció contacto con dicha entidad, no hubo mayor respuesta. Solo se envió la información correspondiente al proceso de licitación de las obras que se anunciaron al inicio del año y se enmarcó la problemática como un asunto local entre la alcaldía del Ubalá, la población del municipio y el operador de la central del Guavio.

Por su parte, Enel ha señalado que, aunque la labor de mantenimiento de las vías corresponde a las gobernaciones de Boyacá y Cundinamarca, es consciente de la contribución que puede realizar para apalancar el desarrollo del territorio.

“Permanentemente apoyamos de forma voluntaria y proactiva el mantenimiento y la habilitación de las vías con horas hombre, maquinaria, materiales y combustible. Tan solo en lo corrido de 2022 hemos ejecutado más de 70 acciones enfocadas en arreglos correctivos sobre vías, retiro de árboles y derrumbes, cargues y traslados de material, y limpieza y recuperación de alcantarillas. Al finalizar el año habremos invertido cerca de $ 1.000 millones en esta gestión, además de los recursos que hemos propuesto aportar a través de un convenio que le planteamos al Instituto de Infraestructura y Concesiones de Cundinamarca (ICCU) desde hace cinco meses”, agregó Calderón.

El futuro inmediato de las operaciones de la central no es claro. Al ubicarse tan lejanas las soluciones ofrecidas por la Gobernación, entidad responsable del mantenimiento de las vías que han generado el bloqueo, y no encontrarse aparente voluntad de la alcaldía local, la solución al problema no parece cercana. Mientras tanto, la preocupación por el estado de funcionamiento de la central hidroeléctrica sigue en aumento.