El rechazo de la nueva constitución en Chile es el golpe más duro que ha sufrido Gabriel Boric. El presidente de Chile se había empeñado a fondo en esa apuesta que cargaba mucho esfuerzo, polémica y simbolismo. Las cifras mostraron una contundente victoria en contra del texto apoyado por la izquierda chilena, con el 61.8% de los votos ganó el Rechazo, mientras que el apruebo llegó solo al 38.1%.

Y había hecho una promesa que no se sabe si cumplirá: que cualquiera que fuera el resultado convocaría a la “unidad nacional” en un ejercicio con “más democracia” para superar fracturas sociales.

Lo primero que venía a la cabeza de quienes lo escuchaban era que la opción de derrota estaba en su mente. Lo segundo, que no se rendiría y se la jugaría por proponer de nuevo la reforma constitucional. El escenario de derrota era probable, todas las encuestas lo anunciaban. Y se confirmó este domingo tras los resultados.

La gente hace fila para ingresar a un colegio electoral durante un referéndum para aprobar o rechazar una nueva Constitución en Santiago, el 4 de septiembre de 2022. - Más de 15 millones de votantes comenzaron este domingo a votar en Chile para aprobar o rechazar una nueva Constitución que reemplazará al heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). (Foto por MARTÍN BERNETTI / AFP) | Foto: AFP or licensors

La expresidenta Michelle Bachelet, muy popular en el país, dijo antes de que se contaran los votos, que de ganar la opción del rechazo “las demandas de los chilenos no van a quedar satisfechas” y se debería convocar a un nuevo proceso constituyente. La exmandataria votó en Ginebra, Suiza, donde acaba de dejar su cargo como alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

La llegada del mandatario Gabriel Boric giró a Chile a la izquierda de un solo timonazo. Perteneciente a los movimientos estudiantiles, Boric llegó como la gran ilusión de un sector de la población. Sin embargo, su gestión ha estado empañada de fracasos.

El proceso constituyente comprendía muchas aristas. La actual carta magna fue aprobada en 1980, cuando mandaba Augusto Pinochet. Desde entonces, el texto ha sido reformado más de 60 veces, y, actualmente, aparece firmada por el expresidente Ricardo Lagos Escobar. No obstante, tumbarla traía consigo un gran simbolismo y, por eso, se decía que la elección de este domingo era la más importante desde la dictadura.

Más de 15 millones de electores comenzaron este domingo a votar en Chile para aprobar o rechazar una nueva Constitución que reemplazará a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). (Foto de MARTIN BERNETTI / AFP) | Foto: AFP or licensors

La Constitución chilena es totalmente distinta a la conformada por Pinochet. Pero en 2019, cuando el estallido social se tomó las calles, la principal demanda de los manifestantes fue que la nación pudiera construir una nueva carta magna que no fuera heredada de sus tiempos más oscuros.

Todo parecía una luna de miel para la izquierda en el país austral. Se convocó un plebiscito en el que los chilenos decidieron que querían tener una nueva constitución. Luego se formó la Convención Constitucional, que en su mayoría quedó en control de movimientos alternativos, y, finalmente, se eligió a Gabriel Boric como presidente.

Pero en el camino algo se torció y terminó con una Convención Constitucional deslegitimada, con una nueva carta magna totalmente impopular y ahora rechazada, y un Gabriel Boric con una imagen que empeora día tras día. Hoy todas las miradas están puestas sobre el presidente de izquierda.

Boric y sus allegados se la jugaron por apoyar la nueva propuesta constitucional, a pesar de que la ley le exigía al presidente guardar distancia y no gastar recursos públicos en promover solo el voto por el sí. “Se esperaba un grupo que buscara acuerdos, que mostrara, con su ejemplo, caminos de diálogo y unión, que escuchara propuestas de la ciudadanía, y se abrieron mecanismos para que lo hicieran, y nada de eso se produjo”, dice el subdirector del diario El Mercurio, Juan Jaime Díaz, quien opina sobre las razones por el descontento del proceso.

“Es un proyecto que no respondió a las expectativas. Se vio en su dinámica y en el actuar de algunos constituyentes, pero con mucha visibilidad y protagonismo mediático, muchos de los elementos que una gran mayoría de los chilenos quieren erradicar o dejar atrás: la violencia, las agresiones, las funas en redes, la prepotencia de algunos, la falta de diálogo, el populismo político y la falta de generosidad”, complementa.

Hoy en día, Boric tiene una aprobación de apenas el 39 por ciento, mientras que lo desaprueba el 56 por ciento de la población, números particularmente bajos para un mandatario que tiene menos de siete meses en el poder. El lastre de la nueva constitución tiene que ver con la baja popularidad del presidente Boric. “Su campaña interminable por la opción ‘Apruebo’ en desmedro de su trabajo gubernamental han provocado un alto rechazo ciudadano, tanto a sus políticas como a su gestión gubernamental e intervención electoral desbocada”, afirma Francisco Moreno, ex secretario de Comunicaciones de Chile.

Hace un poco más de un mes, The Economist escribió un análisis acerca de por qué los chilenos no deberían aprobar la propuesta del texto, argumentando que podría ser el camino a una debacle económica para el país. Perder legitimidad y mostrar que hay más de una tendencia política en Chile podría ser el gran resultado que a Boric le deja la derrota de la constitución.

El gran problema para Chile es que, con el rechazo a la nueva constitución, no hay una ruta trazada de qué hacer al respecto. Por ejemplo, el presidente Boric ha dejado entrever su intención de convocar a una nueva convención constituyente que plantee un texto que sí pueda representar a las mayorías chilenas.

Pero la misma reglamentación del proceso dice que, de perder la votación, sigue en vigencia la Constitución de 1980. Además, constitucionalistas como Christian Viera manifiestan que no entienden cómo puede llegar a darse un nuevo proceso para la redacción de un nuevo texto, ya que las conversaciones quitarían la representación del contenido que logró la crisis social de 2019, que fue la que desembocó en la consecución de la nueva propuesta de constitución.

De igual manera, desde la misma Convención Constitucional, dicen que poco o nada tiene que ver la victoria del “Rechazo” en las encuestas con la desaprobación del presidente Boric, pues argumentan que ha sido un proceso totalmente ciudadano e independiente de cualquier gobernante, y que la administración solo permitió la instalación y el funcionamiento de la convención.

Todo el proceso en general estuvo lleno de polémicas y escándalos de lado y lado, que terminaron afectando a ambas caras de la moneda. El primer campanazo de indignación llegó por los lados del “Apruebo”, ya que en pleno cierre de la campaña un colectivo de nombre “Las Indetectables” realizó un performance, el cual incluyó un acto de carácter sexual con la bandera chilena. Esto, al frente de menores de edad y varias familias.

Aunque de las polémicas tampoco se salvaron por el lado del “Rechazo”, dado que el pasado domingo, en la manifestación, se encontraron partidarios de ambos bandos, lo cual terminó en enfrentamientos. Estos enfrentamientos solo son muestra de una sociedad profundamente dividida.

Lo que le preocupaba a la gente

Estos eran los puntos más polémicos de la nueva constitución chilena

¿Expropiación?

El texto proponía que si era necesario el Estado podría expropiar propiedades si es por un bien común y debidamente fundado. No obstante, se le pagaría al propietario con un “precio justo” puesto por el Congreso.

Plurinacionalidad

Los sistemas jurídicos indígenas podrían estar a la par de la justicia ordinaria. Además, se debía pedir consentimiento a los grupos originarios para tomar decisiones que los puedan afectar.

Falta de claridad

Otro de los grandes fallos fue la ausencia de explicación de cómo se iban a financiar cambios en el sistema de salud, pensional y del derecho a que el Estado provea viviendas al pueblo.

Duros cambios

Las empresas mostraron su preocupación por las duras condiciones que les pondrían. Los empleados podrían irse de huelga sin siquiera tener razones, y los despidos serían sumamente complicados así exista causa justa.

Derecho al aborto

El aborto es algo que divide a la población y el texto contempla que la interrupción voluntaria del embarazo es un derecho. El Congreso debería estipular los plazos de realización.

Falta de representación

La Convención Constitucional tenía escaños reservados y paridad de género. Era un panorama que representaba un Chile en discordia con la política tradicional, pero hoy los chilenos no se sienten representados en los constituyentes.

Antes de las elecciones, SEMANA habló con un grupo de personalidades en Chile. Estas fueron sus opiniones.

Christian Viera: Miembro de la Convención Constitucional de Chile

Christian Viera

“El rechazo a la nueva constitución tiene varias razones que podrían explicar aquello. Primero, una campaña millonaria con dinero que no sabemos de dónde sale, que ha instalado un relato construido a partir de fantasmas que no están presentes en el texto, o también construir un relato interpretativo a partir de la peor de las interpretaciones que se pueden extraer de un texto. Pero para eso se requiere mucho dinero para generar un estadio de opinión pública, y ese dinero no sabemos de dónde viene y tampoco cuánto es, que tiene que ver, sobre todo, con la distribución masiva en redes sociales.”

“Y la segunda tiene que ver con que la Convención Constitucional fue una institución tan inédita y extraordinaria en nuestra historia que capturó toda la atención y toda la atención mediática en términos políticos. De hecho, uno podría decir que desaparece el Gobierno, desaparece el órgano legislativo y quedamos con la Convención. Esa captura llevó a que todo lo que ocurría en la Convención con sus aciertos, pero sobre todo con sus desaciertos, capturaron la atención. Creo que el análisis que lleva a una mayor valoración del ‘Rechazo’ es más bien un juicio, un cuestionamiento muy profundo al comportamiento de la Convención, más que el texto mismo. Podríamos mencionar que se discutieron ideas muy extravagantes, pero esas discusiones que son extravagantes también se dan en otros órganos políticos colegiados”.

Francisco Moreno: Subsecretario de Telecomunicaciones (2020-2021) y Hacienda (2018-2020)

Francisco Moreno.

“Aprobar el domingo esta propuesta dividirá a Chile en pueblos, naciones y territorios. Desde nuestra independencia, concebimos a nuestro país como una diversidad en una unidad compartida. Chile es uno solo. Eso se termina con esta propuesta. Crea a grupos privilegiados, quienes tendrán una administración de justicia especial, lo que servirá de base para nuevas discriminaciones y conflictos.

Esta propuesta debilitará la democracia al afectar la independencia del Poder Judicial y al eliminar al Senado, institución bicentenaria donde se han generado históricamente los acuerdos políticos de mayor envergadura.

Aumentará considerablemente el número de reparticiones públicas, con el mayor gasto fiscal y recursos para la clase política. Permitirá la reelección presidencial, lo que incentivará el populismo y la intervención electoral, a pesar de que en Chile se suprimió en 1871 esta nefasta costumbre”.

Eduardo Sepúlveda: Director de El Líbero y vicepresidente de la Asociación Nacional de Prensa

Eduardo Sepúlveda.

“El ‘Rechazo’ comenzó a liderar las encuestas a fines de marzo pasado. Desde entonces nunca ha estado por debajo del ‘Apruebo’. Los sondeos muestran dos tipos de razones que explican el fenómeno: discrepancias con aspectos de la propuesta de nuevo texto constitucional, en materias como plurinacionalidad y aborto, y desapego del Gobierno del presidente Boric por su falta de destreza y por una percepción de su incapacidad de cumplir sus promesas. El plebiscito está siendo una evaluación del proceso constituyente y del desempeño del Gobierno al mismo tiempo.

Asimismo, un triunfo del ‘Rechazo’ no le quita legitimidad al gobierno del presidente Boric, pero podría desestabilizarlo. Todo dependerá de la distancia que resulte entre el ‘Rechazo’ y el ‘Apruebo’. Si el ‘Rechazo’ obtiene más votos de los que alcanzó el presidente en la elección de hace ocho meses, simbólicamente, será una señal de pérdida de poder”.

Isidro Solís: Ministro de Justicia (2006-2007), subsecretario de Minería (2002)

Isidro Solís.

“El Gobierno ha tenido una conducta bastante imprudente al jugársela como el representante y el capitán de una opción, porque eso desgraciadamente lo que hace es hacerte responsable del resultado y, por lo tanto, lo más probable es que el domingo emerja un Gobierno derrotado.

Eso desde el punto de vista político siempre es malo y desde el punto de vista institucional lo vamos a tener que calcular el día lunes, cuando ya sepamos efectivamente las magnitudes. No es lo mismo que eventualmente alguien pueda ganar 51 a 49 a que alguien pueda ganar 60 a 40.

Cuando uno ya puede hacer el cálculo exacto del resultado, va a poder efectivamente hacer el cálculo de las consecuencias políticas que esto va a tener. Por otro lado, creo que lo ha afectado muchísimo, pero muchísimo el comportamiento al interior de la comprensión constitucional, fue en realidad una especie de performance de gente de sectores muy fuera de las tradiciones de la sociedad chilena”.

Mariana Aylwin: Diputada (1994-1998), ministra de Educación de Chile (2000-2003)

Mariana Aylwin.

“Hay una incertidumbre, porque por primera vez el voto es obligatorio y, entonces, no se sabe bien cuánta gente va a ir a votar y si van a ir a votar, por ejemplo, muy masivamente los jóvenes o muy masivamente las personas mayores. Con eso puede haber ahí una diferencia con lo que están diciendo las encuestas.

Los jóvenes están votando mayoritariamente por la aprobación, y desde los 30 años hacia arriba y en todos los niveles socioeconómicos, por el ‘Rechazo’. Yo fui parte del 80 por ciento de los chilenos que votamos porque hubiera una nueva constitución, porque de alguna manera la crisis política que hemos vivido el último tiempo deslegitimó mucho la Constitución.

Sin embargo, la mayoría de los chilenos quiere otra constitución, y lo que pasó es que se eligió una convención que tuvo muchos independientes, una sobrerrepresentación de cupos de pueblo indígena y, al final, una mayoría que no representa la sociedad chilena”.