Cine y sociedad
La regla, el aborto, la masturbación: en Cannes, los directores abordan la intimidad de las mujeres
Del noruego Joachim Trier al holandés Paul Verhoeven, pasando por el chadiano Mahamat-Saleh Haroun, en Cannes los directores exploran la intimidad de sus heroínas.
¿Quién ha dicho que los cineastas no pueden hablar de las mujeres?
En “The worst person in the world”, una hija tira un tampón a su padre y su heroína asume sus deseos. Con ella, Joachim Trier presenta el sutil retrato de una treintañera acechada por las dudas en una sociedad marcada por el #MeToo.
Un filme “feminista”, según la crítica, dirigido y escrito por dos hombres. “Sería un imbécil si evitara estos temas sólo porque soy un hombre y realizo una película sobre una mujer”, declaró el director de “Oslo, 31 de agosto”.
“Renate (Reinsve, la actriz principal) hemos hablado mucho de sexualidad y erotismo. Julie (la protagonista) es una mujer apasionada y el sexo y el erotismo son parte integrante del ser humano”, prosigue. En estas escenas, la actriz trabajó directamente con él, añade.
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Deshacerse de la herencia
También sin tabús, el director chadiano Mahamat-Saleh Haroun narra una historia sobre abortos y mutilaciones, en un filme donde las mujeres se unen para sobrevivir en una sociedad ultraconservadora.
Para el cineasta, es necesario dejar atrás el debate sobre si se trata de un o una directora.
“Pensar que un hombre no puede hacer el retrato íntimo de una mujer, es una manera de pensar muy cerrada, pienso. Esto significa que un blanco no puede contar una historia sobre un negro. Es negar la humanidad que hay dentro de cada uno de nosotros”, asegura.
Pensar que un hombre no puede hacer el retrato íntimo de una mujer, es una manera de pensar muy cerrada, pienso. Esto significa que un blanco no puede contar una historia sobre un negro. Es negar la humanidad que hay dentro de cada uno de nosotros
“Como hombre, formo parte de un patriarcado, pero siempre se consigue, en tanto que individuo (...) deshacerse de todo lo que tenemos como herencia”, afirma. “Se tienen que creer en la posibilidad de que el hombre puede cambiar”.
En “Benedetta”, la historia de amor entre dos monjas lesbianas en la Italia del siglo XVII basada en hechos reales, el holandés Paul Verhoeven incluye escenas de masturbación femenina.
“Si la tengo (la mirada masculina), no estoy seguro de que tenga un papel aquí porque la realidad de este proyecto (...) no es lo que un hombre, o varios hombres, han explicado, es lo que dos mujeres contaron en su proceso, entonces está basado en una expresión femenina”, argumentó el cineasta.
Después de #MeToo
¿Puede ser neutra la mirada masculina? Estas cuestiones en torno al “male gaze”, ese punto de vista de los hombres que puso de relieve la crítica Laura Mulvey en 1975, son objeto de debate en el séptimo arte desde hace años, pero desde el #MeToo tienen una nueva dimensión.
Y estas películas llegan después de que numerosas directoras allanaran el camino con historias sobre heroínas que asumen sus deseos.
Es el caso de la francesa Céline Sciamma en “Retrato de una mujer en llamas” (2019). Y también el filme costarricense “Clara Sola”, de Nathalie Álvarez Mesén, sobre la liberación sexual de la mujer, presentado este año en Cannes.
Y la novedad no es que los directores realicen retratos de mujeres -el español Pedro Almodóvar lleva años haciéndolo- sino que las protagonistas se abren a su intimidad.
Preguntados sobre estos temas, varios miembros del jurado del Festival afirmaron la necesidad de un cambio en las representaciones entre hombres y mujeres. “Se necesita tiempo para cambiar las imágenes mentales que tenemos, aunque las cosas avanzan”, declaró la directora austriaca Jessica Hausner.