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Sendero de sangre

No es fácil entrar en ese país sin nombre donde se habla el idioma equivocado.

23 de mayo de 2004

Título original: The Dancer Upstairs.(2002).
Director: John Malkovich.
Actores: Javier Bardem, Laura Morante, Juan Diego Botto
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Lo más probable es que la película no tenga la culpa. Pero resulta imposible ver Sendero de sangre, la primera obra dirigida por el actor norteamericano John Malkovich, sin reírse de lo falsos que resultan sus diálogos en inglés o de lo tonto que se ve ese país que no se decide del todo, en la pantalla, a ser el Perú que conocemos. Se vale de El bailarín del piso de arriba, respetada novela de Nicholas Shakespeare, para contar una sugestiva historia de amor en medio de la incansable persecución a un indescifrable líder guerrillero llamado Ezequiel Durán (basado en el Abimael Guzmán de Sendero Luminoso), sin perder el pulso en las secuencias de suspenso y entregándole a la actuación del estupendo Javier Bardem, en una curiosa muestra de sabiduría, el peso de todas las escenas. Y sin embargo, tal vez porque sabemos que todos los involucrados en la producción -menos Malkovich- son de habla hispana, y porque somos testigos de lo que ocurre en Latinoamérica, no conseguimos creer lo que pasa.

Sí, aunque los encuadres elaborados, la correcta dirección de actores y las citas al cine de Costa-Gavras revelan en la tras escena a un hombre que sabe lo que quiere, el resultado final desenmascara a un cineasta que no entiende del todo el mundo en que se ha metido. Todo pasa despacio, como si aquel país fuera un pueblo de 100 habitantes, en la torpe historia policíaca de Sendero de sangre. Todo pasa muy rápido, en cambio, en ese romance imposible que jamás parece venir al caso.