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Edgar Rentería pasó los mejores años de su carrera en San Luis, pero su carrera fue mucho más que eso. | Foto: mlb.com

ENTREVISTA

"Será el mejor estadio de Latinoamérica”: Edgar Rentería sobre el diamante que lleva su nombre

El beisbolista más importante en la historia de Colombia habló con SEMANA de las Grandes Ligas, los peloteros colombianos y el fantástico estadio que lleva su nombre que pronto abrirá las puertas en Barranquilla.

Alejandro Pérez
20 de abril de 2018

SEMANA: Cuéntenos de las épocas en las que comenzó a jugar pelota en Barranquilla. ¿Qué recuerda de sus inicios en este deporte?

Edgar Rentería: El gusto por el béisbol viene de mi familia, es beisbolera. Todos mis tíos jugaron, todos mis hermanos jugaron. Soy el menor de ocho hermanos y no soy la excepción -ríe-. Vivíamos muy cerca del estadio Tomás Arrieta, ese era el patio de todos los muchachos de la cuadra y del barrio. Creo que por eso tuve ganas de jugar.

SEMANA: ¿Recuerda su primer guante? ¿Alguien se lo regaló, era prestado? Cómo jugaban de pequeños...

E.R.: Por la cuadra, en la calle, nosotros mismos hacíamos los guantes con bolsas de cemento y jugábamos con bolas de trapo o con una de las pelotas que salían de ‘foul ball‘ del estadio y nosotros recogíamos. Pero también había campeonatos infantiles, junior, y así se avanzaba de manera formal.

Los ojos del pelotero, herramientas esenciales. Foto: Archivo particular  

SEMANA: Usted llegó a Grandes Ligas y triunfó en 1997, su segundo año, con los Marlins. Dio el batazo soñado en el séptimo juego de la Serie Mundial. ¿Qué tan distinto es vivirlo de soñarlo?

E.R.: Eso nunca se borra de la memoria, fue algo muy grande. Todavía la gente en Miami y en la Florida se acuerda, y en Colombia mucho más. De niño cuando se juega en el barrio o en cualquier lado lo que se imagina es eso, bases llenas, dar el hit para ganar y celebrar. En esos momentos me tocó y gracias a Dios dí ese hit, eso siempre va a estar intacto.

Pasa el tiempo, pero ‘el hit‘ definitivo de 1997 aún tiene el poder de ponerle la piel de gallina a quienes lo siguieron en vivo.

SEMANA: Pasa todo muy rápido, da el ‘hit‘ y ahora, más de 20 años después, habla de esto, ¿recuerda algo particular?

E.R.: Fue una locura aquí en Miami. Esos son los días que uno nunca quiere que se terminen, que sigan para seguir disfrutando porque la alegría es muy grande. Fue fantástico, y era la primera vez en la Florida, con una organización joven. Todo sumó y se combinó para la alegría.

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SEMANA: ¿Siente que las normas del replay y de acelerar el juego ayudan al deporte?¿Algo ha cambiado de las Grandes Ligas en las que usted jugó y las que hoy ve desde la barrera?

E.R.: Todo el que se retira de alguna actividad va a decir que la época de él era la mejor, ¿no? -ríe- Yo soy muy realista, creo que hay que ir avanzando con el tiempo, pero también hacen cambios que pueden cambiar la esencia del juego, y eso no se puede permitir. Ciertas cosas que pasan ahora no me gustan pero hay que aceptarlas y seguir...

SEMANA: Específicamente, ¿qué no le gusta?

E.R.: No me gusta el ‘replay‘, no me gusta que ya el corredor no puede romper un ‘doble play‘ si se tira muy duro y se lleva al defensa. Esas cosas atentan contra la esencia del juego. A nosotros nos enseñaron a que cuando se toma la bola, se cuida, por eso tú veías a los segunda base o a los shortstops saltando sobre el corredor. Eso se aprendía. Ahora no se le ve esa esencia, no se les ve saltar sobre jugadores pues saben que no se los van a llevar. Por otro lado, se ve menos que los managers salgan a reclamarle a los umpires. Y a la gente le gustaba, se paraba a ver la pelea, mejor, la discusión entre umpire y manager. Ya se ve poco, la razón ahora la tiene la repetición.

SEMANA: De los Marlins pasó a los Cardinals de San Luis, donde se estableció con su bate y su defensa e hizo parte de Juegos de las Estrellas, Series de campeonato y una Serie Mundial. ¿Qué recuerda de esa época y, ¿sí es la mejor hinchada de las Grandes Ligas?

E.R.: Para mí, siempre lo digo, es la mejor afición del béisbol en Estados Unidos, porque entiende el juego. Hay mucha gente que va a ver y critica por qué no se hacen las cosas de una u otra forma, pero  es porque es difícil. Los fanáticos de San Luis entienden qué se puede hacer y qué no, lo juegan a su manera. Los seis años que estuve allá fueron los mejores de mi carrera, a nivel personal, puse mis mejores números, y fui feliz. El que llega allá y juega, pasa el examen.

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SEMANA: Tuvo una etapa de ‘viajero’ que lo vio jugar en distintas ciudades como Boston, Atlanta, Detroit, y en equipos ganadores de campeonatos como los Giants de San Francisco (a los que sumó su cuota en momentos clave). ¿Qué le dejó esta etapa y qué le enseñó jugar para varios equipos?

E.R.: Cuando uno se retira se da cuenta de algo, que hubiera sido interesante cambiar todos los años. Esto pues cada ciudad tiene su gusto, y conocer las ciudades de Estados Unidos es chévere. Cuando uno va de visitante a las ciudades grandes no se puede disfrutar la ciudad, uno va, juega, y se devuelve. Pero cuando estás en los equipos es distinto. Quedaron muchas enseñanzas, recuerdos lindos de las ciudades, la pasé muy bien.

En 2010, de nuevo en una Serie Mundial, conectó un hit definitivo para los Giants. El cuadrangular lo propulsó para ganar el premio a Jugador Más Valioso de esa final.

SEMANA: ¿Qué tan difícil es irse aproximando al retiro... y qué tan duro es adaptarse a la vida después?

E.R.: Siempre es difícil, pues cuando uno está activo no se prepara para ello, cree que siempre va a jugar. Cuando el momento se acerca, el cuerpo te lo va diciendo, y hay que empezar a poner las cosas en orden mentalmente, porque levantarse un día saber que no va a un estadio de Grandes Ligas a jugar es difícil.

Hay que usar el tiempo para pensar. A todos nos pasa si no nos retiramos de la noche a la mañana. A mí me tomó tres años, y cuando me retiré se sintió normal. Es un proceso, y no es fácil sobre todo si hay equipos que quieren contar contigo. Tú sabes que el béisbol se juega todos los días (por seis meses, siete si va hasta la final). El suplente, que tiene ‘menos millaje‘, puede durar más, pero el jugador de todos los días se desgasta mucho y el cuerpo sí lo sufre.

PRESENTE Y FUTURO

SEMANA: Usted ha sido clave en impulsar el equipo colombiano que dejó una muy grata impresión en el más reciente World Baseball Classic...

E.R.: Sí, fue una carrera larga, peleando por el béisbol de Colombia, por que se reconociera que se juega al béisbol, que Colombia no es “puro fútbol” como lo pintaban por aquí. Hubo que explicar y explicar, pero se hizo más fácil cuando llegaron más jugadores en Ligas menores. Hoy ya hay más de cien en las menores, cada vez progresamos más. Lo que hicimos en el terreno Orlando, Jolbert (los hermanos Cabrera) y yo, se refleja en lo que hacen los peloteros de hoy. Hoy tenemos cinco jugadores colombianos en las Grandes Ligas, que sumados a los que están en las menores, es decir, ya formamos algo que nos permite pelear. Además, mantener vivo el campeonato profesional en Colombia ha sido muy importante, había que demostrar regularidad, y logramos ese reconocimiento. Por eso participamos en el Clásico Mundial.

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SEMANA: ¿Qué sintió al ver a la ‘selección‘ darle guerra a equipos como Estados Unidos y República Dominicana?

E.R.: En el mundial me sentí contento, pues conozco a los jugadores y sé de la calidad que tienen. Vi que podíamos competir, con el respeto de Estados Unidos y Dominicana que son unos monstruos, y el trabajo que se hizo dejó huella. Ahora solo resta esperar tres años más e ir al próximo, y creo que llegaremos mucho mejor, con la experiencia de haber participado, y seguramente con más jugadores en las Grandes Ligas.

SEMANA: Ahora está a poco tiempo de inaugurar la nueva cara del estadio de béisbol en Barranquilla, con su estatua afuera y su nombre. Hubo una polémica pues para algunos el estadio no debía cambiar de nombre, ¿qué opina al respecto?

E.R.: Yo siempre he dicho que no soy el indicado para opinar. Si lo ponían, iba a ser un orgullo para mí, mi familia, pero si no, no cambiaba nada. Lo que yo hice lo hice por mi carrera, mi familia, por Colombia y nunca espero nada, ¿me entiende? Hice lo que tenía que hacer y ya.

SEMANA: ¿Qué tan involucrado estuvo usted en estas obras? ¿Qué puede contar del escenario?

E.R.: Lo más chévere, para mí, es que va a ser el mejor estadio que va a tener Latinoamérica, con características que no verás si vas a Dominicana, Puerto Rico... Tiene todas las especificaciones para recibir un juego de Grandes Ligas, y la idea es llevar algunos juego de ‘Spring Training‘ de Grandes Ligas (mes de puesta a punto, previo a la temporada), en unos años. De este estadio se beneficiarán todos los jugadores colombianos, y los que vienen subiendo, pues no es lo mismo empezar jugando en estadio no apto que en un estadio bien preparado y lindo que te anima. Creo que ese es el beneficio más grande para Barranquilla, Colombia y los jugadores. Vale mencionar el trabajo que hizo el alcalde Alex Char, la ayuda del gobernador. Y yo estoy agradecido con ellos por poner mi nombre en el estadio.

SEMANA: ¿Qué pelotero colombiano de la actualidad lo emociona más? ¿Cuál tiene el mayor potencial de ser superestrella?

E.R.: Es muy difícil. Las Grandes Ligas son una competencia de todos los días, de trabajo y sacrificio, por eso se trata de ‘hasta dónde quieren llegar‘. Los veo bien a todos, y el talento ya lo tienen, por eso están en Grandes Ligas, pero depende de ellos si trabajan fuerte, se dedican y tienen la disciplina correcta para llegar lejos.

SEMANA: ¿Qué equipos ve en la Serie Mundial 2018, y quién la gana?

E.R.: Este año está muy bueno porque Boston se reforzó muy bien, los Yankees también, pero Cleveland sigue siendo favorito y peleará el banderín de la Liga Americana. En la Liga Nacional está bien Washington, este año lo veo mejor... pero en agosto se ve el desarrollo completo de los equipos, ya cuando traen a los refuerzos que necesitan y también sienten el desgaste de jugar día a día.

SEMANA: ¿Cuál es su mayor satisfacción en la vida?

E.R.: Mis dos hijas, la verdad que sí, y mi familia.